tag:blogger.com,1999:blog-52842085737725309052024-03-05T13:52:40.531-08:00Cuarenta y dosNetas ocasionales.
También se hacen microcuentos: mismicrocuentosyasi.blogspot.comMr. Rubenhttp://www.blogger.com/profile/03020730448868122798noreply@blogger.comBlogger87125tag:blogger.com,1999:blog-5284208573772530905.post-85760559316561279812023-02-23T16:56:00.002-08:002023-02-23T16:56:37.121-08:00Extinción<p><span style="text-align: justify;">El hombre más millonario de la
Tierra dedicó todos sus recursos para comisionar la creación de una abeja reina
con ingeniería genética, años después de que desaparecieran. El mundo pasa por
la peor hambruna y sequía de la historia. Más del 90% de la población ha
muerto.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Desde que me llevaban a misa y el
padre nos contaba del Apocalipsis quise saber qué se sentiría vivir en el fin
de los tiempos. No es ni remotamente como nos lo pintaban. No hay hordas de
ángeles con mil ojos descendiendo del cielo, ni grandes terremotos tragándose a
la gente que trata de escapar. Yo no he visto nada de eso. Al contrario, es tan
normal que hasta decepciona. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Contemplo la ciudad vacía desde
mi ventana en el piso más alto del edificio más alto. Cuando empezó todo, la
gente huyó de las ciudades para tratar de sobrevivir por su cuenta. Nadie lo
logró. No puedes vivir de la tierra si ya no hay nada que cosechar. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El gobierno no hizo nada. En
medio del sálvese-quien-pueda, el peso de salvar a los que quedaron cayó en los
hombros de los que teníamos el poder, los que estábamos a cargo de la
distribución de los alimentos y las fuentes de energía. Justo a lo que se
dedicó mi familia por años.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Sé que alguien tenía que hacerlo,
pero estoy cansado de cargar tanta responsabilidad. Además, ya no hay más
comida por repartir.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A una señal mía, el científico a
cargo del proyecto saca la abeja reina de su pequeño apiario de cristal y la pone
en una caja de Petri. Después, me la entrega ceremoniosamente, satisfecho y
lleno de orgullo. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- ¿Así que aquí la tenemos? -tengo
la voz seca. La pregunta se siente con más desdén del que siento. Levanto la
caja transparente para ver a contraluz el resultado de años de esfuerzo. Ahí
está. Una abeja color oscuro, sin rayas, ligeramente más larga que una abeja
común, recorriendo con curiosidad su pequeña prisión.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Creí que se vería más
impresionante.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El científico no responde. Se ve
nervioso, inseguro de qué contestar.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- ¿Puede volar?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Todavía no. Acaba de salir del capullo.
Hay que esperar un par de horas hasta que tenga la fuerza suficiente.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Coloco la caja de Petri sobre una
pila de libros en un escritorio y la abro. Lenta y cuidadosamente tomo la
esperanza de la humanidad con tres dedos y la pongo sobre mi palma para
contemplarla mejor. Detrás de mí, el científico contiene la respiración.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Me doy vuelta, calmado. Él
aparenta estar tranquilo, pero tiene los puños apretados y un sudor frío le
perla la frente. Su mirada está fija en la culminación del trabajo de toda su
vida, diminuta en el centro de mi mano de dedos cortos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Sonrío. Él se tranquiliza y me
devuelve la sonrisa.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Cierro mi mano y aplasto a la
abeja. El pobre bicho ni siquiera me pica. ¿Tendrá aguijón o será exclusivo de
las obreras? No lo sé. A estas alturas ni me importa.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El científico cae de rodillas,
sus ojos llenos de incredulidad.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- ¿Pero… por qué? -pregunta con
un hilo de voz después de unos segundos interminables.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- ¿Has visto a un niño observando
una hormiga con una lupa? -explico lentamente, tomándome mi tiempo. - Al
principio todo es curiosidad y asombro pero, si hay sol, invariablemente la
utilizará para quemarla. ¿Esto significa que el niño es malvado? No. Pero si le
preguntas por qué lo hizo, lo más probable es que solamente se encoja de
hombros.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No estoy seguro si alcanzó a
escuchar todo.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Tirado boca arriba, la
garganta cortada, trata de contener la sangre que se escapa entre sus dedos.
Uno de mis guardias está detrás de él, esperando instrucciones.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Me agacho brevemente para limpiar
mi mano con su bata.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Quemen el lugar, -le ordeno al
guardia. - Asegúrense de que el fuego no salga de aquí. No queremos dañar el
resto de las instalaciones.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- ¿Cuál es el caso? Vamos a
desaparecer de todas formas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Me encojo de hombros antes de
contestar.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Hay que darles esperanza.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Nunca he visto una extinción.
Será mi primera vez.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>Mr. Rubenhttp://www.blogger.com/profile/03020730448868122798noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5284208573772530905.post-52658579333409195992022-05-04T14:04:00.004-07:002022-08-16T14:32:01.026-07:00De eternidades<p>¿<span style="text-align: justify;">Te imaginas vivir para siempre? No, no te lo imaginas.
Es muy, muy difícil conceptualizarlo. Hay que dejar atrás las ideas de vampiros
y zombies y maldiciones y fantasmas y magia y demonios y cyborgs eternos y energía
espiritual interminable. Todo ese asunto viene de tiempos más románticos y
suena a que sería fabuloso poder experimentarlo en carne propia, hasta que
empiezas a echarle números.</span></p><p class="MsoNormal" style="break-after: avoid; mso-pagination: widow-orphan lines-together; page-break-after: avoid; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="break-after: avoid; mso-pagination: widow-orphan lines-together; page-break-after: avoid; text-align: justify;">Imagina vivir:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="break-after: avoid; mso-pagination: widow-orphan lines-together; page-break-after: avoid; text-align: justify;">100 años más. Todos tus conocidos ya murieron. La
velocidad a la que avanza la tecnología es increíble. El mundo ha cambiado.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="break-after: avoid; mso-pagination: widow-orphan lines-together; page-break-after: avoid; text-align: justify;">500 años más. Has vivido -y seguramente has
protagonizado- acontecimientos históricos de la humanidad. Eres parte del futuro y de los libros de historia. Qué bueno es estar
vivo para verlo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="break-after: avoid; mso-pagination: widow-orphan lines-together; page-break-after: avoid; text-align: justify;">1,000 años más. Has pasado por cada situación que
alguna vez hubieras pensado. En todas has tenido éxito y también en todas has
fallado. Has sido pobre, rico, fugitivo, héroe, villano, víctima, vagabundo,
ermitaño, filántropo, maestro, justiciero, poeta, rebelde, tirano, soñador,
pionero, y sobre todo, humano. Hace siglos que decidiste dejar de amar. Duele
demasiado cuando las personas más importantes para ti se van quedando atrás y
tú continúas tu camino.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="break-after: avoid; mso-pagination: widow-orphan lines-together; page-break-after: avoid; text-align: justify;">5,000 años más. Es difícil seguir solo cuando todos los
demás han evolucionado hasta compartir una sola conciencia. Has decidido ser
solo un observador, y que la humanidad siga su rumbo entre las estrellas. La
ciencia ficción nunca creería lo que has visto. Estás cansado, harto de todo, pero
hay que seguir viviendo, ¿no?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="break-after: avoid; mso-pagination: widow-orphan lines-together; page-break-after: avoid; text-align: justify;">10,000 años más. Dejaste de contar los siglos tiempo
atrás. Todo lo que has vivido se fusiona con tu presente y solo queda esperar
al futuro, que a veces choca contigo y se divide, y otras te arrastra sin piedad.
Pero todo pasará.</p><p class="MsoNormal" style="break-after: avoid; mso-pagination: widow-orphan lines-together; page-break-after: avoid; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="break-after: avoid; mso-pagination: widow-orphan lines-together; page-break-after: avoid; text-align: justify;">100,000 años más. A esta escala los conflictos humanos
más grandes y terribles son prácticamente microscópicos, perdidos en el tiempo
y en la inmensidad del frío entre las estrellas. ¿Ha valido todo la pena?
¿Queda todavía algo por vivir?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="break-after: avoid; mso-pagination: widow-orphan lines-together; page-break-after: avoid; text-align: justify;">Y todavía no te acercas ni remotamente a la eternidad.
Apenas has vivido 1/43,000 de la edad de la Tierra.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="break-after: avoid; mso-pagination: widow-orphan lines-together; page-break-after: avoid; text-align: justify;">¿Qué tal un millón de años más?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="break-after: avoid; mso-pagination: widow-orphan lines-together; page-break-after: avoid; text-align: justify;">¿O diez millones de años?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="break-after: avoid; mso-pagination: widow-orphan lines-together; page-break-after: avoid; text-align: justify;">O cien veces eso último: mil millones de años. A esa edad, todavía
eres un adolescente comparado con el Sol. Tienes que vivir cuatro veces más
para verlo apagarse.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="break-after: avoid; mso-pagination: widow-orphan lines-together; page-break-after: avoid; text-align: justify;">Y sigues lejos, muy lejos del concepto de eternidad,
que va más allá de que el universo se expanda hasta perderse en la oscuridad y que
se apague la última estrella y se evapore el último agujero negro.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="break-after: avoid; mso-pagination: widow-orphan lines-together; page-break-after: avoid; text-align: justify;">.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="break-after: avoid; mso-pagination: widow-orphan lines-together; page-break-after: avoid; text-align: justify;">.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="break-after: avoid; mso-pagination: widow-orphan lines-together; page-break-after: avoid; text-align: justify;">.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="break-after: avoid; mso-pagination: widow-orphan lines-together; page-break-after: avoid; text-align: justify;">Aun así, todos queremos un “felices para siempre”, ¿no?<o:p></o:p></p>Mr. Rubenhttp://www.blogger.com/profile/03020730448868122798noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5284208573772530905.post-91722360383127010262021-07-30T07:50:00.008-07:002021-07-31T13:05:15.823-07:00Trastes<p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Julio 2021</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Tengo
que lavar los trastes otra vez. Mierda. No quiero. Pero hay que hacerlo.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Le
doy vueltas al asunto, pongo una película, veo las olimpiadas, una, dos, tres
premiaciones, veo mi celular. De repente, ya es de madrugada y siguen ahí,
impasibles y sucios.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Tengo
que lavar los platos antes de subirme.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Y no
quiero.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Alguien dijo que la vida es lo que pasa entre una y otra lavada de trastes. No era un famoso, pero no por eso es menos cierto. Y más en pandemia, cuando estás todo el día encerrado bajo el mismo techo con esos platos. Siempre están sucios, los lavas y lavas, aparecen más, los lavas
otra vez, aquí hay más, va de nuevo, ajá, ya hay otros. Todos sabemos que nunca
se acaban. Está bien, lo acepto. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Sí,
sí, sí. Está chistoso cuando lo cuentas, pero ponte a lavar, rey.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Muchas
veces los he dejado ahí. Sobre todo las ollas y sartenes. Es que qué flojera. Mejor luego lo hago. Es que están todos pegados. Es que ni están tan sucios. Pretextos hay más que vida. ¿Y al final? Se lavan y ya.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Pero
estos de la madrugada (¿qué son? ¿dos, tres platos, una o dos tazas, un par de
cubiertos?) realmente no los quiero lavar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Ni
siquiera quiero admitir el porqué de mi renuencia. Porque aceptarlo en voz
alta, aunque no haya nadie que escuche, es... es... no sé. Una pequeña
derrota, tal vez.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Así
que me preparo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Quito
primero todos los que están en el escurridor, ya secos. Y a guardarlos en su lugar. Despacio, uno por uno, haciendo tiempo.
Después, lavo los que están en la tarja. Todos. Hasta las ollas y sus tapas, la
tabla para picar y el coso de madera ése donde se ponen los cucharones mientras
cocinas para que no ensucien todo. Seguro tiene nombre. Bueno, ése también.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Sí,
como sea.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Faltan
los que están en la mesita de la cocina. Ni siquiera quiero voltear a verlos.
Esos dos, tres platos. Una o dos tazas. Un par de cubiertos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Sí,
los que me dan miedo. </span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Ya sé, ya lo dije. Como sea.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Me
seco las manos. Le pongo cloro al vaso gigante donde va la fibra, y más jabón.
Me pongo el cubrebocas, porque me di cuenta de que el agua que sale como
regadera de la mezcladora salpica mucho cuando enjuagas los platos extendidos (platos llanos,
como dice la hija, por una canción). No vaya a ser que me salpique a la cara y no me dé cuenta.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Ya
no puedo posponerlo. Tengo miedo. Los tomo con cuidado de la mesa, para no tirar nada, y los pongo despacio en la tarja, con respeto. Los lavo concienzudamente, sin que se me pase un milímetro cuadrado sin jabón.
Los tallo fuerte. </span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Tengo miedo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Los
enjuago con cuidado, lentamente. Que no me salpique, por favor. Sé que el jabón
y el cloro destruyen al bicho. Sé que con las precauciones adecuadas se minimiza el riesgo. Sé que estoy haciendo lo mejor que puedo. Pero también sé que ahí, frente a mí, esperando a que lo lave, está el virus</span><span style="font-family: helvetica;">. Y tengo miedo.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Ceremoniosamente, los pongo a escurrir aparte, en una toalla sobre la mesa.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Sin
secarme las manos, voy al baño y me las lavo otra vez. Las seco a conciencia, mirando con recelo a la toalla tras volverla a colgar. Regreso a la cocina. Me
las froto con gel con alcohol. Me quito el cubrebocas y respiro. Qué estrés.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Solo
tengo una dosis de la vacuna, hasta ahora. Sé que no es suficiente, pero es lo que
hay. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Sí,
sí, estoy tomando "todas las medidas". Como sea. El riesgo sigue ahí.
Es pequeño, lo sé, pero también muy real. Mañana por la noche, a repetirlo otra vez.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Y es
que no me quiero morir, ¿sabes?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">¿Se
vale tener miedo?</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><i>Pinches trastes.</i></span></p>Mr. Rubenhttp://www.blogger.com/profile/03020730448868122798noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5284208573772530905.post-86407549834796645462021-06-16T08:45:00.005-07:002021-06-16T08:45:48.568-07:00Mudanza<p><span style="text-align: justify;">Cuando vivía con mis abuelitos y
llegaba ya muy noche, en lugar de subir me quedaba en la cocina para ver qué
preparar o recalentar para cenar. Invariablemente, mi abuelita escuchaba ruido
y bajaba, con mucho cuidado, alternando sus pasos inseguros en los escalones:
suavecito y lento, fuerte y rápido, suavecito y lento, fuerte y rápido. Ya le
costaba trabajo.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- ¡Hola, m’hijito! ¿Ya llegaste?
¿Vas a cenar?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- ¡Hola! Sí, yo creo que voy a
hacer…<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Hay jamón, queso, frijoles,
tortillas, todavía hay guisado de carne, sopa, leche… ¡Ah!, te guardé pollo, o
puedes hacerte unos bisteces, o…<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Está bien, está bien, yo veo
que me preparo. ¡Gracias!<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y así era cada vez. Me recitaba
todo lo que se le ocurría que podía querer alguien con hambre, y volvía a
subirse a su cuarto a dormir. A veces yo la interrumpía jugando con un:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Sí, ya sé, y hay jamón y platos
y servilletas, y estufa y hielos y todo. Muchas gracias. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Orita</i> veo qué hago, no te preocupes.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y no era que yo hiciera mucho
ruido, simplemente que ella tenía oído biónico para esos casos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Años después de que ella muriera,
nos mudamos a esa misma casa. Bueno, no era la misma. Algo faltaba. Teníamos
menos muebles, pero no era eso. No se sentía como si fuera el mismo lugar. Y es
que las casas no son solo casas, sino una parte viva de quienes las habitan:
son sus tristezas y sus risas, sus esperanzas y decepciones, sus “ahorita lo
arreglo”, su polvo y sus cuadros, sus sonidos, aromas y recuerdos. Pero el
encanto de regresar a donde viviste tanta vida estaba ahí, aunque había una
sensación de no-pertenencia, de una casa incompleta. Tal vez fuera el fantasma
de tener que pagar a tiempo las mensualidades -tan altísimas- que nos quedaron de
la hipoteca lo que hacía que no pudiera relajarme en paz y sentirme tan en mi
casa como quisiera. O tal vez era… no sé.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Otra vez llegué tarde,
directamente a la cocina a ver qué había quedado de la comida. La puerta que
daba al comedor, con una ventana con forma de cuchara, era muy grande, blanca y
abatible para ambos lados, y casi siempre se dejaba abierta. Total, yo nunca
hacía mucho ruido. Solo el sonido de las puertas de las alacenas al abrirlas y
el del refri, ese zumbido permanentemente presente; además, era cuidadoso para
que casi no chocaran los platos entre sí cuando tomaba uno. De todas formas, sabía
que iba a bajar. Y sí, en un momento más se escuchó su cadencia de costumbre:
suavecito y lento, fuerte y rápido, suavecito y lento, fuerte y rápido, bajando
con cuidado por las escaleras. Vi sus pies bajando, zapatos cafés desgastados,
el dobladillo de una falda larga y cómoda, con grandes cuadros cafés y negros.
Y le di la espalda. Sabía que era un sueño, y que ella había muerto hace varios
años. Sin embargo, ahí estaba yo, tan real como cada una de esas veces. Y ahí
estaba ella, imposible de evitar. Justo antes de que empezara a decirme qué
había para comer, di la vuelta y la abracé, sin verla a los ojos. Era muy
pequeña y frágil, como siempre, y apenas me llegaba al pecho. No recuerdo mis
palabras exactas, pero le di las gracias y le dije que yo iba a cuidar muy bien
de la casa, que estuviera tranquila, que podía descansar. Ella guardó silencio,
como si fuera lo que esperaba escuchar y sentí que justamente así se sentía,
aliviada. La abracé unos segundos más, la solté despacito y me volteé
nuevamente. No quise verla a la cara. Me bastaba saber que era ella y que
estaba ahí, conmigo. Tan solo oí cómo volvió a subir, despacito, con un paso tal
vez un poco más ligero que el de antes. Nunca dijo nada.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y entonces, desperté.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Nunca recuerdo mis sueños y, aun
así, tengo éste grabado indeleblemente en la memoria, ahí a la vuelta de donde
están todas las cosas importantes.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Una de las primeras cosas que
hice al mudarme de vuelta a la casa que -durante tantos años- fue de mis
abuelitos fue apoyar amorosamente la mano en una de sus columnas y decir, muy
bajito: “La voy a cuidar muy bien. Gracias por todo.” Y en general, así fue
durante cinco años. No sé si me escuchó; solo supe que era lo que tenía que
hacer.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Cinco años después, vendimos la
casa. No fue la primera opción, pero resultó ser la mejor. Y atrás se quedó una
parte importante, pero no la única ni, mucho menos, la que te define. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Llegó la mudanza, se fueron todos
los muebles y una sucesión interminable de cajas y recuerdos empacados: los
libros, juegos de mesa, cuadros, plantitas, fotos, juguetes, desveladas,
fiestas de karaoke, olores de cocina, cumpleaños con tacos de canasta, estrenar
juguetes en día de reyes, noches con los amigos, tantas y tantas primeras veces.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Solamente quedaba una caja por
cargar; entre el voy y vengo y revisar que no falte nada y cerrarle al gas y
checar que las luces estén apagadas, por un instante me quedé solo en el
comedor. Respiré lentamente y sentí una tranquilidad especial, frente a la
incertidumbre que todo nuevo comenzar trae consigo. Puse la mano en la columna.
“Gracias por tanto y por todo. La cuidamos bien, ¿verdad?” -muy quedito, para
que solo escucháramos yo y quien tuviera que oírlo. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Levanté la última caja y salí por
la puerta de la cocina sin mirar atrás. Me alejé en paz.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Cuando te mudas de una casa dejas
parte de ti en ella. Pero la que te llevas, ésa que te dice que la vida
continúa a pesar de todo y que te hace levantarte todos los días, ésa que te
muestra que hay una vida por delante, te acompañará a donde vayas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Comper. Es hora de crear nuevos
recuerdos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>Mr. Rubenhttp://www.blogger.com/profile/03020730448868122798noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5284208573772530905.post-57489978254321621692020-06-19T11:48:00.002-07:002020-10-09T14:03:29.912-07:00Escaleras<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Un crujido.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Una casa de madera, típica
norteamericana. Hay algunos tablones desgastados en las paredes que crujen con
el viento y el sol, le falta un poco de pintura, pero en general está en buen
estado. Si la casa fuera una persona, sería esa mamá cincuentona cuyos hijos ya
crecieron y dejaron el nido y vive sola, en las afueras, a quien los
vecinos acuden simplemente porque siempre ha estado ahí. A todos nos da cierta
seguridad la permanencia ajena. Nos hace sentir que hay algo de qué
enorgullecernos, aunque nunca haya estado ahí para nosotros.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Hay que bajar al sótano. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se puede entrar a las escaleras
por la parte de atrás, al otro extremo del pasillo que viene de la cocina, por
la salida al patio trasero, donde alguna vez hubo un jardín para que los niños
cultivaran sus propias verduras. Hoy, es solo tierra seca y polvo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El cubo de las escaleras es de la
misma madera que la casa y está iluminado por la luz natural de la ventana
junto a la entrada. Abajo, en el sótano, hay un umbral a un pasillo gemelo al
de arriba, y las escaleras bajan otro nivel. Poco frecuente, pero no inaudito
en estas construcciones a las orillas de la ciudad. Más abajo, otro umbral a
otro pasillo igual, pero sin luz. El cubo de las escaleras, con paredes de
tablones de madera, está iluminado por una bombilla vieja, de luz amarillenta y
débil, que envuelve todo en sombras pronunciadas y texturas exageradas. En el
silencio, el viejo foco se queja con un zumbido eléctrico, amenazando con apagarse.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Un crujido.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Hay más escalones hacia abajo. Continúan
uno, dos pisos, tal vez más. Los umbrales que son reflejo retorcido de los de arriba ahora abren a
pasillos que van en diferentes direcciones a los de los niveles superiores, todos con piso y
paredes de tablas viejas, y todos oscuros. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sigues bajando. Una vuelta más de
las escaleras y en el siguiente descanso ya no hay pasillo lateral. La única
opción es descender. Los escalones son más altos, más angostos, y en un par de
zancadas más se vuelve una escalera en espiral. Ahora hay que sujetarse del soporte
central, a la izquierda, para no tropezar. Aun así, tus piernas ceden un par de
veces, tambaleándose. Los pasillos están en intervalos no equivalentes a la
distancia entre un piso y otro. Algunos te invitan tardíamente a elegirlos,
sugiriendo techos altos y paredes angostas, otros están más arriba de lo que
deberían para mantener la integridad de la estructura. El aire es seco, rancio,
viejo; la luz que se filtra entre los tablones de los escalones de arriba es
escasa y poco confiable. Si la luz pudiera dar la sensación de vieja y rancia,
así la sentirías.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Tienes que seguir bajando. No
estás seguro de qué pasaría si trataras de regresar. El peso de todos los pisos
de arriba se siente denso en el aire sobre tus hombros, en un frágil equilibrio
de casa de naipes, e igualmente a punto de derrumbarse sobre ti. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Un crujido.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La madera está demasiado seca y
vieja y amenaza con desmoronarse bajo tus pasos. Con los pies hacia un lado, caminas
lo más pegado posible a la columna central, que no es más que el punto donde se
apilan los angostos extremos de todos los escalones. Inevitablemente, uno de
ellos cede debajo de ti y caes con los pies por delante, con un tirón en el
estómago y la desesperación de no tener de dónde asirte. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Caes dando tumbos, sin ver nada,
la nariz inundada con el aroma de astillas secas, polvo y el rancio olor del pánico.
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Caes hacia la oscuridad, hacia la
desesperación, hacia el miedo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Caes. Y mueres. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Todo queda en silencio.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Un crujido.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Despiertas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La cama es dura, angosta. La luz
de un día caluroso entra por la ventana sin cortinas y cae en tu cara. Abres
los ojos, desorientado. Maldición. Otra vez te quedaste dormido. De un manotazo
te quitas las sábanas, ásperas y delgadas, y te levantas de un golpe. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sin apresurarte demasiado,
caminas descalzo hasta la ventana, de mal humor y rogando que no sea muy tarde.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
“¡Puta madre!” Te ves a ti mismo
entrando por la puerta de atrás, justo debajo de tu ventana. Ni siquiera puedes
abrirla y gritarte algo para detenerte, porque lleva años atascada, la madera
del marco deformada por el sol.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Un crujido.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ya empezó. Frustrado, golpeas con
los puños cerrados el alféizar de la ventana. Maldita sea. Te gustaba este
cuerpo, y tenías planes de conservarlo por un buen tiempo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En fin. Era hora de preparar
todo, otra vez.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />Mr. Rubenhttp://www.blogger.com/profile/03020730448868122798noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5284208573772530905.post-58182859142022831722020-05-05T11:49:00.001-07:002021-10-03T18:37:41.944-07:00Vicente<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Vicente está ladrando. Se escucha
desesperado, histérico. No pienso asomarme.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Antes de mudarte, deben
informarte si en esa casa ha habido algún asesinato, ¿no? O algo sobrenatural.
Es lo que dicen en la tele. He visto suficientes películas de asesinos seriales
y de casas poseídas para declararme un cuasi experto en el tema. Las historias
siempre tienen los mismos puntos en común: Se mudan, empiezan a pasar cosas que
poco a poco son más y más notorias, nadie les cree, pasa algo horrible,
investigan, descubren una tragedia pasada, los atacan abiertamente y descubren
que: o regresó el villano anterior, o es alguien imitándolo. Al final, los
sobrevivientes escapan y todo vuelve a comenzar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
A mí nadie me advirtió. Y menos
que volverían a terminar lo que empezaron. Parece que no quieren a nadie en su
antigua casa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Todo estaba saliendo tan bien: terminé
la maestría y no tenía otra responsabilidad más que mi nuevo trabajo, el gato y
Vicente, lejos de los problemas de siempre. El proceso de reclutamiento fue
relativamente sencillo: me contactaron a través de la bolsa de trabajo de la
universidad y, antes de graduarme, ya había pasado la última entrevista. ¿Qué
si estaría dispuesto a mudarme? ¡Claro que sí! No lo pensé dos veces. Después
de tantos años soportando el tráfico, la contaminación, la inseguridad, sonaba
a buena idea eso de alejarse de la ciudad.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Me explicaron que la compañía se
dedica a desarrollar lentes y espejos de muy alta precisión para telescopios,
hornos solares y proyectos militares. Como los equipos son muy susceptibles a los
efectos de la contaminación, partículas suspendidas en el aire y vibraciones no
deseadas, las instalaciones están muy alejadas de cualquier centro urbano
grande y a una buena distancia de la autopista más cercana. Por mí, mejor.
Siempre quise vivir en un lugar aislado de las multitudes, y toda mi vida fue
un lujo poder disponer de tiempo y espacio suficientes. Ya no más. Ahora, tendría
todo el que quisiera.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Encontrar una casa en renta
resultó más sencillo de lo que esperaba. Había varias propiedades disponibles
en la zona (al parecer, desocupadas por los empleados anteriores), así que pude
elegir una de dos plantas, pequeña pero muy luminosa, con grandes ventanas que
daban a un jardín trasero bastante amplio, a unos cien metros del vecino más
cercano. El jardín era perfecto para que corriera Vicente, con una ladera que
descendía hacia un arroyuelo que se adivinaba (y se escuchaba) más allá de la
sombra de los árboles en la cañada.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El gato desapareció en cuanto
llegamos. ¿Por qué “el gato”? No sé, nunca estuvimos muy cómodos el uno con el
otro. Traté de nombrarlo un par de veces y así darle su lugar, pero con cada
nombre con el que lo llamaba parecía que me odiaba un poco más. Así que mejor
llegamos a un acuerdo tácito: yo le decía “el gato” y él me toleraría lo
suficiente para permitirme servirle de comer, siempre y cuando lo dejara en
paz.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Para cuando bajamos la última
caja del camión, al anochecer, ya estaba extremadamente inquieto y maullaba
lastimosamente. Se veía que se sentía especialmente miserable. Le serví comida
y lo dejé salir de su transportadora, para que reconociera su nueva casa. Con
un corto gruñido de protesta, corrió entre mis piernas y salió disparado hacia
los arbustos. Era evidente que no le gustó nadita la mudanza. Ya regresará,
pensé.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Parado en la entrada, viendo al
gato desaparecer, me llegó un olor extraño. Parece que a Vicente también,
porque empezó a ladrarle a todo, como si quisiera ahuyentar algo que estaba en
todas direcciones. No sé cómo no me había dado cuenta antes, pero el lugar
tenía un aroma peculiar. Como a aceite caliente y a café. No solo en la puerta;
era como si esa fragancia permeara todo: la casa de madera, el pasto, la
tierra, las piedras, el aire, las estrellas que empezaban a brillar. Nada
desagradable, pero curioso, porque no había cerca alguna planta procesadora,
fábrica de alimentos o algo parecido. Y ni siquiera había viento en ese
momento. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Tranquilicé a Vicente rascándole
detrás de las orejas y entramos a la casa. Los trabajadores de la mudanza
habían hecho un buen trabajo desempacando y acomodando todo y solo dejaron unas
cuatro o cinco cajas en la sala. Ya las abriría al día siguiente. Antes de
subirme con Vicente a dormir, dejé una ventana de la cocina abierta para el
gato, y ahí mismo puse su plato con comida. Nota mental: Ya solo olía a polvo,
a la madera de la casa y a pintura nueva. Tal vez había sido algo en el río.<o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El gato nunca regresó.<o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El día siguiente fue domingo y
aproveché para terminar de desempacar todo y acomodar mis libros y mis
recuerdos. Dedicado siempre a mis estudios, había vivido pocas cosas
emocionantes en mi vida, y se notaba: la foto de graduación, una foto con mi
papá en el zoológico, un par de medallas de matemáticas, la portada enmarcada
de la revista de la escuela donde me publicaron un artículo por primera vez,
una alcancía roja de cabina telefónica del único viaje que hice a Londres, la
foto del día que adopté a Vicente.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Por cierto, hacía un buen rato
que no lo escuchaba. Salí a buscarlo por la puerta de atrás – la comida del
gato estaba intacta – y lo llamé un par de veces. Bajé hacia la línea de
árboles y lo encontré escarbando en la base del tronco seco de un… ¿olmo?
¿sauce? ¿haya? No sé. Nunca he podido distinguirlos. Todos los árboles son
iguales. Pero ya no estaba rascando la tierra. Estaba quieto, agazapado, como
cuando jugábamos y esperaba a que le aventara algo para salir corriendo a
traerlo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Lo alcancé y vi lo que
desenterró: una figura de nuestra casa tallada en madera. Se veía antigua,
porque la madera estaba muy gastada, los bordes redondeados y tierra húmeda en
las ventanas. En cuanto la tomé, una sensación de vértigo me envolvió, junto
con el olor de la noche anterior, abrumador, multiplicado miles de veces: aceite
caliente, café, aire viejo, el sabor a moneda de cobre en la boca inundando mi
garganta; los ojos y las manos los sentía calientes, muy calientes. El olor me
inundaba, era demasiado, tan fuerte que no podía respirar, los árboles dieron
vueltas a mi alrededor, me caía, me caía. Tuve un segundo de lucidez antes de
desvanecerme, y mi reacción fue arrojar lejos de mí la figura que me quemaba,
con todas mis fuerzas, hacia la cañada, a donde se escuchaba que corría el río.
Todo a mi alrededor se oscureció, de modo que solo quedó en el centro un punto
de luz cada vez más lejano, y me desmayé.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cuando abrí los ojos, estaba boca
abajo sobre la tierra removida. Tosí, escupí tierra y vi sangre en ella. Me
había mordido la lengua antes de caer. Ya solamente olía a bosque, a humedad, a
río, a árboles. Al levantarme, me di cuenta de que Vicente había escarbado en
el centro de un círculo de unos tres metros de diámetro donde no había pasto,
ni hierbas, ni nada. Solo un tronco muerto. Había leído sobre algo así alguna
vez. Un círculo de hadas, creo. Se dan naturalmente en el bosque y traen muchas
supersticiones. Dicen que lo mejor es alejarse de ellos y dejarlos como los
encontraste. Mmmh… difícil a estas alturas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Caminé a tropezones por la bajada
hacia el río, buscando la figura de madera entre la escasa hierba con una
desesperación creciente. Nunca he sido especialmente crédulo, pero, ¿para qué
arriesgarse? Maldita sea. No estaba por ninguna parte. Debió caer en el agua y,
si fue así, la corriente la arrastró a quién sabe dónde.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ya no había nada más que hacer.
Ojalá se tratara de supersticiones y que todo eso de la casita de juguete fuera
solo cosa de niños, una anécdota de hace mucho tiempo y ya. Sonreí, nervioso.
Vicente estaba demasiado dócil junto a mí, como regañado. Me arrodillé para que
se sintiera seguro y dejé que su cercanía me tranquilizara a mí también.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Con mi brazo alrededor de su
cabezota y rascándole debajo del cuello, traté de sonreír y no darle tanta
importancia al asunto. Además, él me defendería de lo que fuera, ¿no?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Esa noche, regresaron.<o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
No puedo decir mucho,
principalmente por que no sé bien qué es lo que pasó, si es que realmente ocurrió
algo. Recuerdo fragmentos, como en un sueño: anochecía cuando entré a la
regadera para quitarme el olor a tierra húmeda. Vicente estaba inquieto. Daba
vueltas alrededor de mi cama, olisqueando el aire. Me metí al chorro de agua
caliente y sentí cómo el aroma a tierra brotaba de mi piel, flotando con el
vapor a mi alrededor. La ventana del baño es pequeña y muy alta, así que solo
me deja ver el cielo. La vi estremecerse con una ráfaga de aire y escuché
rechinar la reja de la entrada. Vicente ladraba tímidamente. Creí escuchar algo
abajo, en la cocina. Cerré la llave del agua para estar seguro y, en ese
momento, todo se calló. Como si el sonido se hubiera ido del mundo. El viento,
la reja, Vicente, la ventana, nada hacía ruido. Ni siquiera oía el agua escurrirse
en ese plic, plic, plic, que normalmente llena esos momentos entre los silencios.
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En ese momento, más que olerlo, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sentí</i> un olor a café recién hecho escurriéndose
por los resquicios de la ventana cerrada. Entré en un pánico irracional. Abrí
la cortina del baño de un manotazo, di una larga zancada para salir de la tina
mientras me estiraba por la toalla... y todo se volvió de cabeza. Me golpeé en
el pómulo izquierdo con algo sólido, escuché un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">crack</i> cuando mi cara rebotó hacia atrás y el silencio nuevamente se
llenó de ruido. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Me quedé tirado en el piso,
desorientado y adolorido. Y entonces se me heló la sangre. Vi de reojo que Vicente
entró por la puerta que dejé abierta y se sentó atento, la cabeza ladeada, mirando
arriba, hacia la ventana. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
No había nada ahí. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Me paralicé y contuve la respiración.
Después de un largo, larguísimo momento de tensión, Vicente se levantó de golpe
y se interpuso entre la ventana y yo, enseñando los colmillos, gruñendo. De
pronto empezó a ladrar, y supongo que lo que sea que haya estado ahí se alejó –
aparentemente.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La cara me palpitaba y punzaba dolorosamente,
así que muy lentamente, revisando todas las esquinas y encendiendo todas las
luces, bajé a la cocina por algo frío para que no se inflamara tanto. Vicente iba
tranquilo a mi lado, como si nada hubiera pasado. Tal vez todo era culpa de mi
descuido y mis nervios. Sí, seguro exageré mi reacción. Tomé una bolsa de
verduras congeladas, me la puse en el ojo y subimos a dormir.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La ventana del baño estaba entreabierta.<o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Al día siguiente, no quise saber
nada. Hablé a la oficina con cualquier pretexto, y no salimos en todo el día. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En cuanto la luz de la tarde
envejeció, encendí todas las luces de la casa y me encerré con Vicente en mi
habitación. Una de las razones por las que me decidí por la casa fue la vista desde
esta ventana. Era muy bella desde ahí: el jardín rodeado por altos árboles frondosos
(investigué en la mañana y eran principalmente pinos y olmos), las colinas que
bajaban hasta la orilla del terreno mientras se doblaban y doblaban sobre sí
mismas a la distancia. Antes de que los tonos dorados del atardecer se
fundieran y se escurrieran entre las hojas de los árboles, cerré las persianas
y encendí la tele para distraerme, dejándola en cualquier cosa que hiciera
ruido. Era un talk show sin sentido, monótono y de política. Todos vestidos de
negro, discutían acerca de las implicaciones del precio del petróleo sobre
no-sé-qué, y era ligeramente interesante. Seguramente en otras circunstancias
le hubiera puesto atención. Pero no esta vez. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Afuera ya estaba oscuro, tal vez
más de lo normal. Una ráfaga de viento empezó a castigar las copas de los
árboles.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Y entonces, regresaron.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El olor. Ese mismo aroma tan presente
en todo, como si nunca se hubiera ido. Algo pesado se cayó en la cocina y sentí
una explosión de adrenalina en el pecho, de miedo puro. Vicente se puso
frenético y corrió hacia las escaleras. Yo, más por no quedarme solo y contra
toda precaución, salí detrás de él, con la energía del momento.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Al llegar abajo me paralicé. La
puerta de atrás estaba abierta.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Vicente salió disparado por la
cocina, persiguiendo algo que… no sé. No quise ver qué era. Di media vuelta y prácticamente
volé de vuelta hacia arriba. Cerré la puerta de mi cuarto de un golpe y le
recargué la silla de mi escritorio. No la atranqué, simplemente la puse ahí,
como si fuera suficiente para defenderme de lo que sea que venía por mí. Busqué
rápidamente algo pesado. ¿Un libro? No, qué infantil. Arranqué del baño el tubo
de aluminio para colgar la toalla, me aseguré que la ventana estuviera cerrada
con seguro…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Y esperé.<o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
No sé cuánto tiempo ha pasado.
Solo unos instantes, tal vez. Ya no siento esa adrenalina, solo un pánico frío en
el estómago y en las palmas de las manos. Me las limpio en el pantalón y vuelvo
a sujetar el tubo con fuerza. Vicente está ladrando. Se escucha desesperado,
histérico. No pienso asomarme.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pienso en todo lo que ha pasado
para llegar a esto, y honestamente no comprendo por qué. Podría irme un par de
días a casa de alguien – pero no conozco a nadie por aquí – o a un hotel. Debe
haber alguno por aquí, supongo. ¿Qué me dirán en la oficina? Divago un poco. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ya no escucho ladridos.
Discúlpame, Vicente. No supe cómo protegerte, mientras que tú lo hiciste hasta
el último aliento. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
¿Y el gato? ¿Dónde estará? No sé
qué pasó, pero ya no está conmigo. ¿Fui tan mal dueño? Dicen que ellos saben
cosas, que te protegen o algo así.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Me arriesgo a asomarme por el
borde inferior de la ventana. La luz de abajo está apagada. ¡Maldita sea! <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
¿Qué fue eso? Algo crujió en las
escaleras.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Creo que están en la puerta de mi
recámara. Tengo mucho vértigo y un fuerte gusto a café quemado en la garganta.
Curioso. A mí ni me gusta el café. Llevo como cinco años sin probar uno.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
¿Qué hice mal? ¿Fue mi culpa?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ya están aquí.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br style="mso-special-character: line-break;" />
<!--[if !supportLineBreakNewLine]--><br style="mso-special-character: line-break;" />
<!--[endif]--><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />Mr. Rubenhttp://www.blogger.com/profile/03020730448868122798noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5284208573772530905.post-16452750988169419052020-04-06T15:09:00.001-07:002021-10-08T11:13:53.010-07:00Batipensamientos<i style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">La verdad, no
me queda nada claro cómo le hace Batman para eso de ir a combatir el crimen.</span></i><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Sale de la
baticueva, llega a Gotham... ¿y luego?<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">¿Dónde deja el
Batimóvil? ¿En estacionamientos públicos? Si lo deja en la calle, todo el mundo
publicaría sus selfies con él y no sería ninguna sorpresa para los criminales.
Supongamos que, como es millonario, tiene estacionamientos cerrados por toda la
ciudad y que NADIE lo ve entrar a alguno. Sí, claro. Además, ¿han visto que
nunca le toca tráfico?</span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">¿Cómo se
desplaza ya en la ciudad? ¿En metro? ¿Uber? ¿Bicicleta? ¿Camina por la calle?
En los cómics siempre lo vemos arriba de un edificio, vigilando. Pero nunca nos
dicen cómo se subió ahí. Es ilógico pensar en que usa una cuerda para subir por
afuera de cada rascacielos de cincuenta, sesenta, ochenta pisos. Me imagino que
conoce a todos los porteros de la ciudad y todos guardan el secreto. Cuando ve
un crimen desde el piso ochentésimo, ¿se baja por su cuerdita? ¿Se avienta?
¿Usa el elevador? ¿Y si está cerrada la puerta para entrar desde la azotea?
¿Qué tal que no es tan tarde y la gente apenas está terminando de trabajar?
Sería algo así:</span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"><br /></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">*Se abre la
puerta del elevador. Entra Batman.<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">(voz cavernosa)
- Buenas noches, permiso.<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">- Es propio. Sí
cabemos.<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">- ¿Ya a descansar?<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">- Sí, ya es
justo. Vámonos, que aquí espantan.<o:p></o:p></span></i><br />
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">...</span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">*30 segundos de
silencios incómodos, todos mirando para cualquier otro lado, sin tener contacto
visual. Hacen como que nadie lo ve.<o:p></o:p></span></i><br />
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">...</span></i><br />
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">...</span></i><br />
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">...</span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">* PLÍNNNN<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">- Bueno, buenas
noches. Cómper.<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">- Buenas
noches.<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">- Buenas
noches.<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">- Buenas
noches.<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">- Buenas
noches.<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">- Que descanse.<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">*Sale
corriendo.<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">- ¡TAXI!<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">(Claramente,
uno de los compartimientos de su cinturón tiene que ser para dinero y la batitarjeta
de crédito que nos enseñaron en alguna película).<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">¿Y qué
pasa con los malos que atrapa? Él nunca se queda a testificar, porque
seguramente se le iría toda la noche en eso. Además, tendría que revelar su
identidad y firmar su declaración. No, no creo que eso suceda. Pero entonces no
queda muy claro cómo los procesan. Hay delitos en los que, si no hay testigos,
es muy difícil comprobar que sucedieron, como una riña callejera (pueden
declarar que Batman fue quien los atacó), o el robo a una viejita de su perro o
de su bolso (en el caso de que se lo haya regresado y ella no acuda a
declarar). En los crímenes donde sí existe evidencia, como destrucción de
propiedad privada o atraco a un banco, tendrían que depender de que los videos
de las cámaras de seguridad fueran de buena calidad. Con razón hay tantos malandrines
que quedan libres.</span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Y ni siquiera
tocamos el tema de cuando los supervillanos tienen una “máquina ultra malvada
de aniquilación global”, que resulta destruida en la pelea final. Naaah. Todo
el asunto sonaría a historia para niños, así que el malo tendría que quedar
libre. Total, no hizo nada malo que fuera comprobable.</span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Ahora, pasemos
al olor del traje. Como es antibalas, es muy caliente y no tiene nada de
ventilación. Los guantes, botas, capa y capucha solo empeoran las cosas.
Después de toda la noche de estar corriendo, acechando, emboscando villanos,
saltando, trepando edificios, peleando y esfumándose misteriosamente, queda
empapado de sudor. Obviamente, apesta peor que unas calcetas de futbol que se
quedaron toda la semana dentro de la maleta. Los villanos a los que se enfrenta
tendrían la ventaja de olerlo llegar desde un par de minutos antes, si no fuera
porque ellos siempre tienen algún traje similar y, bueno, nadie ha sabido de un
supervillano especialmente pulcro. Así que sería fácil saber dónde ha habido
una pelea entre el Caballero de la Noche y algún pillo, usando solamente el
olfato.</span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Todos sabemos que el crimen no es como lo pintan. O algo así. Pero hablando
de la lucha contra el crimen, definitivamente no es tan glamorosa como la vemos
en las películas...</i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- Amo Bruce, ya se está quejando
otra vez en su blog, ¿verdad? <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- No, claro que no, Alfred. Estoy
checando mis correos. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- Debería estar saliendo ya. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- …<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- …<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- …<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- ¿No vio la batiseñal? <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- … ¿Mjmmmh…?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- Dicen en Tuiter que otra vez es
el Pingüino, con un plan ridículo de destrucción de la ciudad.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- Está bien, está bien. Ya
vooooy.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i>
¿PUBLICAR ENTRADA?</i><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Mmmh… no. ¿Para qué? – pensó,
poniéndose la capucha. Guácalas. Todavía estaba húmeda de anoche. Y ni pensar
en el olor. Ahora, ¿dónde había puesto la cartera? Seguramente iba a necesitar
para el taxi. El Pingüino nunca hacía sus fechorías cerca del centro de la
ciudad.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En fin. Otro día, otro
supervillano que derrotar.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Ya necesitaba unas vacaciones.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<br />Mr. Rubenhttp://www.blogger.com/profile/03020730448868122798noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5284208573772530905.post-26598538340414230072020-04-01T12:07:00.001-07:002021-10-08T11:04:47.022-07:00Estrella fugaz<span face=""arial" , sans-serif" style="text-align: justify;">-
Oye, Mike, responde. Cambio.</span><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">Se
tardó un par de segundos en contestar, como si supiera qué era lo que seguía,
pero finalmente Mike rompió el silencio en el comunicador, con un: - Roger.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">-
Desde aquí se ve tu casa. Cambio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">Mike
respondió con tono cansado, pero ligeramente divertido. - ¿Sabes que eso dejó
de ser gracioso hace como tres semanas?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">-
Roger. Ja. Y sabes que no por eso voy a dejar de decirlo cada que salga a una
caminata, ¿verdad? En fin, prosigo con la reparación. Cambio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">-
Síguenos informando. ¿Cómo se ve desde allá afuera? Cambio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">-
El daño que causó el satélite al salir no fue muy extenso. Dejó una línea a lo
largo de la compuerta, pero todo se ve funcional. Voy a revisar el conector y
tratar de averiguar por qué no se soltó a tiempo. Cambio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">-
Recuerda que lo principal es volver a fijar la cámara externa, para que puedan
evaluar qué tan factible es reemplazarlo. Cambio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">-
Roger. Al parecer hay pocos escombros. Procedo a recolectarlos. Cambio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">-
Roger. ¿Escucharon eso, Houston? Cambio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">-
Eso coincide con nuestros datos. Infórmenos del estatus de la reparación
conforme vaya avanzando. Y, chicos, ya no decimos “Roger” ni “Cambio” desde la
última misión del Columbia. Ya no es necesario.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">-
Roger.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">-
Roger.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">El
astronauta sonrió y casi pudo escuchar la sonrisa de Mike y de allá en Houston,
mientras contemplaba la magnificencia del orbe azul y blanco de la Tierra, que
abarcaba casi todo su campo de visión. Definitivamente, la parte favorita de su
trabajo, y a la que no creía llegar a acostumbrarse nunca. Un profundo respiro,
una última mirada y se enfocó en lo suyo. No importa cuántas caminatas
espaciales has hecho, todas son igualmente peligrosas, y más con la mente en
otro lado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">Un
último inventario rápido. Brazo izquierdo, control maestro de los propulsores
en la espalda: 98% de carga. Brazo derecho, monitor de signos vitales: oxígeno
al 95%. Las herramientas, sujetas con velcro en las piernas, cintura y pecho.
Bien. Las manos siempre deben estar libres cuando te estás moviendo afuera de
la estación. Venía la parte más peligrosa de esta caminata: acercarse a los
escombros del pequeño satélite fallido. Eran pocos, y aparentemente, ninguno
mayor de un metro. Todos flotaban en la zona del impacto, casi inmóviles en
relación con la estación. El problema es el silencio. En la Tierra, en cuanto
escuchamos que algo se acerca, o incluso si sentimos que “algo” no está bien,
reaccionamos y evitamos el peligro. Ese algo puede ser una corriente de aire,
una vibración, un ligero cambio en la temperatura, o un objeto grande que
bloquea el sonido desde esa dirección. En el espacio no existe nada de eso. Estás
solo con el sonido de tu respiración y nada que te advierta que la muerte está
a un parpadeo de distancia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">Volteó
a ver a Mike, que lo observaba desde la pequeña ventana y le hizo la señal con
el pulgar de “Todo bien”. En fin, a trabajar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El
Capitán Mikhail Skvortsov le devolvió el saludo con el pulgar y lo observó
detenerse un momento a contemplar la Tierra, antes de verlo encender los
propulsores y salir lentamente del limitado campo de visión de su ventana en la
cámara de descompresión. Seguiría su progreso por los monitores de las cámaras
exteriores. Ayudándose con los brazos, Mike flotó hasta el módulo de control de
la estación. Se angustió ligeramente cuando no pudo localizarlo en ninguna de
las pantallas, pero recordó de inmediato que la cámara de esa zona había sido
desprendida de su lugar con el choque y ahora apuntaba a la oscuridad del
espacio.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">-
Ya no te veo. ¿Todo bien? Cambio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">-
Todo bien. Estoy llegando a la cámara. Parece que… parece que… sí, solo se
desprendió de su base. Un par de tornillos y listo. ¿Ya me ves? Cambio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">Mike
vio la imagen de la cámara 4E dejar de apuntar al vacío y enfocar una cara
sonriente, en su casco espacial.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">-
Roger. Te veo claramente. Ahora, a fijar la cámara, recoger el tiradero y de
regreso por una cerveza. Cambio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">-
Roger. ¿Sin gas? Cambio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">-
Sin gas. Sabes bien que en microgravedad, el gas no es tu amigo. Cambio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">-
Roger. No me estaba quejando. Acepto la cerveza. Dame unos cuarenta minutos.
Cambio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">-
Roger.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">-
Chicos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">-
¿Sí, Houston? Cambio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">-
¿En qué quedamos con lo de Roger y Cambio? No, ¿saben qué? Ya olvídenlo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">-
Roger.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">-
Roger.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">Se
escucharon risas de todos los participantes. Siempre era bueno dejar salir la
presión.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">Cerró
los ojos y dejó escapar toda su frustración en un alarido: <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">-
¡AAAARGHHHH!<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">Se
quedó sin aire, respiró muy profundamente y volvió gritar, una y otra y otra vez,
hasta que le dolió la garganta y solo quedó en sus oídos el eco de ese grito
dentro de su casco espacial, su respiración jadeante y el ensordecedor retumbar
de su corazón.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">¿Cómo
había podido ser tan descuidado? Sabía perfectamente que tenía que estar
pendiente de su alrededor EN TODO MOMENTO.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">-
¡AAAARGHHHH!<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">¡Estúpido!
¿Por qué no se había encargado de los escombros del satélite ANTES de utilizar
herramientas? ¡IDIOTA!<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">Ni
siquiera era tan urgente fijar la cámara. Hay prioridades, y la seguridad
siempre es primero. Pero se veía tan fácil lo de la cámara, que se apresuró a
tomar el taladro de la cinta de su pierna izquierda. Miró rápidamente alrededor
por precaución, estiró el brazo, sujetó la cámara y comenzó a perforar para
fijarla al fuselaje. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">Nunca
sintió el golpe. Más bien, como si alguien se le encimara en la espalda
repentinamente. Reaccionó con reflejos producto de innumerables horas de
entrenamiento, agachándose y absorbiendo el impacto. Aun así, se quedó sin
aire. Lo último que vio antes de perder la conciencia fue la cámara 4E, suelta
y apuntando nuevamente a la negrura del espacio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">Con
una angustia que le dejaba un sabor metálico en la boca, vio a la estación espacial
alejarse hacia arriba en cámara lenta, inalcanzable desde el primer segundo. En
realidad, él era quien estaba cayendo. Tenía miedo, mucho miedo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">Lo
intentó por décima vez. Nada. Los propulsores en su mochila nunca habían fallado
antes, estaba seguro. Pero, ¿de qué le servía eso? <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">Bajó
la vista, pero lo voluminoso de su traje espacial le impedía ver al causante de
su desgracia. Levantó un poco los brazos. El taladro con el que había perforado
el control de los propulsores, en su brazo izquierdo, seguía en sus manos,
inútil ya. Además, el impacto en su espalda había dañado también la antena.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">Todavía
quedaba una última luz en ese vacío, y era que Mike se hubiera puesto el traje
a tiempo. Era difícil, lo sabía, pero no imposible. Tendría que haberse dado
cuenta justo en el momento, asumido lo peor y equipado lo más rápidamente
posible. Aún con ayuda, ponerse el traje llevaba hasta 45 minutos. Después,
tendría que adivinar la trayectoria en la que cayó tras el accidente para
salir a buscarlo y confiar en que estuviera dentro del rango de combustible de los
propulsores. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">Solo
quedaba esperar a ver a Mike llegar, antes de que se acabara el oxígeno en su
traje. Estimaba que todavía tuviera unas seis horas para esto, y que no
estuviera cayendo demasiado rápido, o empezaría a entrar en la atmósfera y se
quemaría.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">Así
que tendría paciencia. Y fe en su amigo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">Esperó
en silencio, con una plegaria en los labios.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">Y
esperó.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">Y
esperó.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">Abajo,
en un campo de arroz, el anciano se tomó un respiro de sus labores. Quitándose
el sombrero, se limpió el sudor de la frente con el dorso de la mano. Estaba
anocheciendo y era hora de regresar a casa, con su viejita. Levantó la vista, como
buscando algo, esperanzado. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>¡Sí, ahí! Justo
en ese momento, con un trazo largo y rápido: la primera estrella fugaz de la
noche. El corazón se le llenó de paz. Había pocas cosas más románticas que
eso.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif">Qué
bien.</span></div>Mr. Rubenhttp://www.blogger.com/profile/03020730448868122798noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5284208573772530905.post-42717367034255122312019-11-05T12:16:00.002-08:002021-10-08T11:19:58.169-07:00Microsueños<span style="font-family: inherit; text-align: justify;">UN PANDA EN UNA TIROLESA NO PUEDE SOSTENER SU CAFÉ Y SE LE CAE, SALPICÁNDOLE LA CARA. Abrió los ojos, en un rush de adrenalina. No, todavía no se había pasado de su parada. Qué temprano se veía la ciudad a esta hora. Como hacía frío, todos tenían una actitud de <i>“Qué hago aquí y por qué no estoy en mi cama”.</i></span><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">CLOSE-UP DE UNA BALLENA AZUL, BAJO EL AGUA. Sacudió la cabeza, para despejarla. Aquí era. Perfecto. Su récord impecable de dormirse en el camión sin pasarse ni una sola vez seguía intacto.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">Ya eran pasadas las nueve, pero todavía estaba en sus minutos de tolerancia. El reto iba a ser no quedarse dormido en las tres o cuatro juntas que tenía hoy. Ya sabía que no había sido buena idea no irse dormir anoche a su hora. “Pero no me arrepiento,” pensó, mientras </span>se recargaba en el frío costado de acero inoxidable y <span style="font-family: inherit;">el elevador subía hasta su oficina. ENTRA UNA MUJER VESTIDA DE PARAMÉDICO A UNA JUNTA Y SE SIENTA EN UNA MESA REDONDA. TODOS TRAEN CAPAS ROJAS, CON UNA FILA DE ESTRELLAS DORADAS DE HOMBRO A HOMBRO, EN LA ESPALDA.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="font-family: inherit;">Plínnn.</i><span style="font-family: inherit;"> Se sobresaltó. Abrió los ojos como platos y se acomodó el nudo de la corbata. Listo, cuarto piso.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">Despabilándose, caminó hasta su cubículo mientras buscaba una excusa. Ya nadie hace crucigramas. Ni los viejitos. No podía explicar que se había desvelado hasta las tres de la mañana con crucigramas, terminando el Matatiempo especial del mes. Pero ni modo que un simple “nueve letras, sinónimo de perfecto” le ganara. No, señor.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">Alguna vez había intentado con esas cosas de los sudoku. No le funcionó. Es que, qué manera de complicarse la vida, la verdad. ¿En serio, números? De haber querido dedicarse a eso en sus tiempos libres, habría estudiado algo científico, como astrónomo o contador.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">Se sentó frente a la computadora y la encendió, esperando a que se iluminara la pantalla, con ese zumbidito que hacen las máquinas cuando ya les cuesta trabajo. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">THE LUNATIC IS ON THE GRASS. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">THE LUNATIC IS ON THE GRASS. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">Sintió que se caía y dio un brinquito involuntario. Hace mucho que no escuchaba esa canción de Pink Floyd. "Brain Damage es de las mejores de ese disco, aunque sea de las más ignoradas," pensó. Le dio click al Excel del día anterior y se puso a revisar columnas y columnas y columnas. CORRES Y CORRES Y TE TIRAS DE RODILLAS, DESLIZÁNDOTE EN EL PISO, EL PELO LARGO CAYÉNDOTE EN LA CARA. TE ENSUCIAS LAS RODILLAS CON LODO.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">Despertó. ¿Qué es ese ruido?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="font-family: inherit;">Tóctoc.</i><span style="font-family: inherit;"> Ahí está otra vez. Tocaron en el marco de la puerta. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">- Vamos a adelantar la primera junta diez minutos. ¿Está bien?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">- ¿Eh? Sí, claro. Solo deja encuentro mi pluma, -dijo, sacudiendo la cabeza. Se sirvió un café de camino a la sala de juntas. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">Iba a ser un largo día.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">UNA SIRENA SE DESMAYÓ PORQUE NO LA ELEGISTE PARA BAILAR. Abrió los ojos mientras respiraba profundamente y, sin llamar la atención de los demás asistentes a la reunión, se reacomodó en la silla, para despertar.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">Bla. Bla. Blá. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">Esa exposición monótona del ingeniero lo despertaba y adormilaba al mismo tiempo. Y apenas llevaban diez minutos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">Se examinó las uñas de la mano izquierda. "¿Y este pellejito? Hay que jalarlo con cuidado," se dijo, distraído.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">Bla. Bla. Blá. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">“Ay, ya me lastimé. Hasta sangre me salió. Ya ni modo. Voy a hacer como que estoy concentrado en el tema de la junta para chuparme el dedo, distraídamente.” UN PANDA FRENTE A UN PAYASO, OBSERVÁNDOSE MUTUAMENTE DEBAJO DE UNA JACARANDA.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">Levantó la cabeza, rápida pero disimuladamente, la mirada confundida. Sabía que no lo iba a lograr. El día se veía cuesta arriba.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“Ya dejó de sangrar, <span style="font-family: inherit;">pero todavía me d</span>uele. Voy a traer el
dedo hinchado todo el día. Por lo menos así no me dormí.”</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><div class="MsoNormal"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">Continúa la presentación, con un lentísimo y muy tedioso bla, bla, blá.</div>
<div class="MsoNormal"><span style="font-family: inherit;">LOLA BUNNY, SONRIENDO, CON EL UNIFORME DE SPACE JAM. Reaccionó. ¿Qué habían dicho? La sala estaba en silencio, como esperando a que les respondiera. ¡Ah! Alguien contestó del otro lado. Fiu. La pregunta no había sido para él. Se levantó tranquilamente, llevándose el celular a la oreja, como si hubiera recibido una llamada. Tenía que echarse agua en la cara.</span></div></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">En el baño, frente al espejo. El agua fría ayudó. Se veía desvelado. Parecía como si su rostro se hubiera quedado afuera del refri desde ayer, la piel con un tono poco saludable y los ojos hinchados. Se quedó viéndolos fijamente. BAJANDO POR LAS ESCALERAS ALFOMBRADAS METIDO EN UNA CAJA DE CARTÓN. MUY, MUY RÁPIDO. BAJABA Y BAJABA. ANTES DE DAR LA VUELTA EN EL ÚLTIMO SEGUNDO, ABRIÓ LOS OJOS PARA NO CHOCAR CON LA PARED. Su reflejo lo miró de vuelta tratando de enfocar bien. Se sorprendió a sí mismo, mojado, desgastado y confundido.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">En fin, a regresar a la junta.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">UNA CADENA HUMANA BALANCEÁNDOSE COMO COLUMPIO, CADA VEZ MÁS ALTO. Levantó el dedo de la tecla de flecha hacia abajo. Ya iba en la celda 1,220 de un documento en blanco. Maldito Excel. Estaba en su escritorio, sin estar completamente seguro de cómo terminó la junta. Tenía que ir por un espresso triple. Solo necesitaba un esfuerzo para terminar de despertar y levantarse de su UNA MUJER CON CUERPO DE SERPIENTE EN UNA TIENDA DE CAMPAÑA ROJA DE CUATRO PAREDES, EN EL DESIERTO. LE SONRÍE.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">¡Ya, por favor! No lo volvería a hacer. A estas alturas, todo lo que quería era irse a su casa. Así podría descansar.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">- EN REALIDAD, VAMOS A USAR SOMBRITA, -DIJO EL ENCARGADO CUANDO LE PREGUNTÓ SI HABÍA SOMBRILLAS EN EL BARCO. Se levantó tan rápido que se pegó en la espinilla. Café. Ahora.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">Sí, era lo que necesitaba. De pie afuera del Cielito Querido de la esquina, aspiró profundamente el aire fresco. Los aromas eran limpios y fríos, los colores con ese tono intenso que solo tiene el mundo después de llover toda la noche. Había algo en ese olor a mañanas frías que solo el café recién hecho puede evocar. Con la mirada fija en ningún punto en especial, se recargó en la corteza húmeda de una jacaranda y se dejó llevar por el recuerdo del jardín de su casa visto desde la cocina. SE ESCUCHA EN EL FONDO WHEN I’M 64 DE LOS BEATLES, MIENTRAS SUBE EN UN GLOBO AEROSTÁTICO POR EL CIELO CLARO Y DESPEJADO, SALVO POR ALGUNAS VIRUTAS DE ALGODÓN DESGARRADO. Parpadeó tres veces, lentamente y apretando los párpados, para deshacer las telarañas de su cabeza. ¿De dónde había salido eso? Ni siquiera se sabía esa canción.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">A junta otra vez. Se le quedó viendo distraídamente a un ciclista con playera de Space Jam, que se acercaba.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">Suspiró, dándose ánimos. Ya casi era mediodía. Decidió que, en vez de comer, cerraría la puerta de su oficina para poder cerrar los ojos, aunque fuera por una hora. No faltaba tanto. Si tan solo pudiera…</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">Mantener.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">Los.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">Ojos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">Abiert…UNA NIÑA PEQUEÑA HACIENDO PARKOUR ENTRE DOS EDIFICIOS, VISTA DESDE EL CALLEJÓN DE ABAJO. TRAE UN ABRIGO BLANCO Y GRUESO.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">De repente, alguien gritó “¡Cuidado!”, seguido de mucho ruido, un fuerte crujido… y el mundo se volvió de cabeza.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">Aunque hubiera estado alerta, nada habría cambiado. Simplemente, estaba en el lugar equivocado, al final de una larga serie de improbabilidades. Una bicicleta que cruzaba el camellón se patinó al frenar en un charco con lodo, producto de la lluvia de la noche anterior. El repartidor cayó de costado junto a la banqueta, el vaso grande de café caliente que traía afuera de su mochila se aplastó y explotó con el impacto, salpicando por la ventana al chofer de una ambulancia que pasaba y quemándole la cara. Él, por reflejo, giró violentamente el volante hacia el otro lado, hacia un árbol. Sintió el golpe de las llantas cuando se subió a la banqueta, pero tuvo suerte de alcanzar a frenar y solo haberle pegado al espejo derecho. Nunca vio que hubiera alguien recargado en el árbol. Fue entonces cuando la gente empezó a gritar.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">- ¿Qué pasó?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">- ¡Alguien llame una ambulancia!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">- ¡No lo toquen!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">- ¿Eso es sangre?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">- ¡Un doctor!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">- ¡Necesitamos un doctor!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">MORDISQUEANDO LA PLUMA. LA PLUMA SE QUEJA, CON VOZ DE NIÑA PEQUEÑA, Y LO MUERDE DE REGRESO. Ouch. Eso duele más que una mordida.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">- ¡Paramédico! ¡Aquí!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">FLAN DESPUÉS DE COMER, PEQUEÑO PERO MUY DULCE.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">- Amigo, amigo, ¿te encuentras bien?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">CREO QUE TENGO UN HERMANO GEMELO.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">- Tuviste un accidente. Trata de no moverte. ¡Denle espacio!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">LA VISTA AÉREA DE UNA PRESA.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">- Amigo, voy a revisarte. ¿Dónde te duele?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">- ¿Qué es eso? ¿Dónde está su mano?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">- ¡Háganse para atrás!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">COMIENDO CARNE MOLIDA CRUDA, CON TENEDOR.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">- ¡Traigan la camilla!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">VIENDO UNOS ZAPATOS POR ARRIBA, JUSTO PARA PONÉRSELOS. SON CAFÉS Y SUAVES POR DENTRO, DE PIEL. ¿Por qué tenía frío en los pies? ¿Y sus zapatos?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">- ¡El collarín, rápido! Esperen…esperen… ¡Tú, el de playera de sirena, ayúdanos a cargarlo! A mi cuenta lo levantamos: una, dos, ¡tres! Aprieta aquí.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">UN CRIADERO DE PECES BEBÉ EN UNA PILETA. TRATA DE METER LA MANO, PERO NO SIENTE EL AGUA. ESTÁN LLORANDO. ¿ESTÁN EN UN FUNERAL? </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">“¿Qué me pasó? ¿Por qué no puedo ver?”</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">VOY MANEJANDO. JUSTO ANTES DE CHOCAR CONTRA UN CUBO DE UN METRO HECHO DE ADOQUINES, SE VAN VOLANDO, COMO DIENTE DE LEÓN. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">“Tengo frío. Y sueño. Mucho sueño. Yo creo que me voy a dormir.”</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">SE CAE BOCA ABAJO UNA SEÑAL LUMINOSA DE BULBOS QUE DICE “BETTER THAN YOU”, EN UNA NUBE DE CHISPAS Y VIDRIO QUEBRADO, MIENTRAS SUENA ESA LÍNEA DE LA CANCIÓN DE NIRVANA. LA FRASE SE REPITE Y SE REPITE, BAJANDO EL VOLUMEN MIENTRAS ALGUIEN APAGA LA LUZ.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">Click.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Mr. Rubenhttp://www.blogger.com/profile/03020730448868122798noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5284208573772530905.post-5132320147759426822019-07-24T08:51:00.002-07:002021-10-08T11:20:33.457-07:00Espíritu del aire<span style="text-align: justify;">Era un espíritu del aire. Era
graaande, hecho de nubes, de viento, de lluvia y de risas.</span><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¿Por qué de risas? Alguna vez
escuchó un cuento que decía que las hadas nacían con la primera risa de un
recién nacido. Eso era muy bonito. Pero, ¿y todas las demás risas? No se le
hizo justo eso, así que decidió que también estaría hecho de risas. Y cada que
escuchaba una, se inflaba un poco, de puro gusto, y al dueño de esa risa le
mandaba en agradecimiento una ligera brisa, llena de aromas. De mar y sal y
fruta fresca y dulce. O de hojas secas y lluvia y palomitas. O de ropa tendida al
sol y sábanas calientitas y pan recién horneado.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Sí, le encantaban los olores a
comida. Eran su segunda cosa favorita.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Su más favorita era llegar justo al
final de una tormenta, para buscar el lugar más claro y brillante y hacer el
arcoíris más grande que hubiera visto. Sí, justo así, con los brazos extendidos
todo lo que pudiera, abrazando al cielo mismo.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Se pasaba el día viendo hacia
abajo, a todas esas personitas que parecían tan ocupadas yendo de un lado a otro
con mucha prisa. No entendía por qué no simplemente eran libres y se dedicaban
mejor a correr y nadar y reír y jugar. Pero no. Tenían que apurarse y subirse
en sus autos y amontonarse y chocar y estar encerrados todo el día.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Qué triste estar encerrado. Con
solo imaginarlo sentía un frío que le recorría todo el cuerpo, chupándole la
alegría. Y entonces se pasaba el resto del día entre las colinas, cantándole a
las vacas. Porque nadie escuchaba mejor ni tenía tanta paciencia como una vaca. Les
cantaba de soles y de praderas verdes y de tiempos mejores. Ellas lo
escuchaban, moviendo la cola y masticando al ritmo de su canto. Y volvía a
sonreír.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">También hablaba con los niños,
susurrándoles al oído. Jugaba con ellos. Bailaban juntos, corrían, daban
vueltas y marometas sobre el pasto. Tal vez, hace mucho tiempo, él también
había sido un niño. Cuando estaba cerca de ellos, tenía destellos de recuerdos.
Se le nublaban los ojos y ahí estaban, como un hipo que aparecía repentinamente en su consciencia, reflejo de
algo que pasó hace mucho tiempo y, sin embargo, tan cercano que… No. Eso ya
había quedado atrás, en otro cuerpo, en otra vida.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Entonces se elevaba a abrazar la
noche.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Le gustaba más la noche que el
día, cuando podía recostarse hacia arriba y dejarse llevar por el viento,
mientras trataba de alcanzar el infinito de terciopelo y les hablaba a las
estrellas y a la luna y sentía que eran todavía más libres e inalcanzables que
él.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Otras veces, las menos, la
injusticia de todo a su alrededor lo superaba y se estremecía de impotencia. El
viento se calmaba por completo, anticipando un huracán y su furia elevaba la
tensión del aire hasta que los cabellos se erizaban y los latidos de su corazón
retumbaban… y nada. Silencio. Si llegaba a ese punto, elegía tranquilizarse y
no explotar. No le gustaba estar de malas.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Casi no se permitía que pasara
eso. ¿Para qué enojarse si era mejor ser un espíritu errante, sin rumbo ni destino?</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Así que volaba, libre, por encima
de las preocupaciones y los problemas y las tristezas de todos allá abajo.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Libre.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Desde una angosta ventana en su
celda, sentado con la espalda contra la pared y una sonrisa ausente en el
rostro, un hombre delgado, casi esquelético y de ojos derrotados, miraba hacia
afuera. No veía el patio de la prisión, ni la reja más allá, ni las torres de
vigilancia. Todo eso no existía, no podía existir. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Ninguna soledad es absoluta,
porque siempre hay algo que nos acompaña. A veces es ese aire con sabor a risa,
a comida, a lluvia, a arcoíris, a vacas y a lunas. A veces, nosotros mismos.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El hombre miraba hacia el cielo,
no solo con sus ojos, sino con todo él. Y ahí, era libre.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Era un espíritu del aire.</div>Mr. Rubenhttp://www.blogger.com/profile/03020730448868122798noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5284208573772530905.post-77115771643289149622019-06-25T10:51:00.004-07:002021-10-08T11:21:38.151-07:00Gis<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“Santa María, madre de Dios<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ruega por nosotros los pecadores<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ahora y en l’ora de nuestra
muerteamén.”<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Desde su cama, Gis escuchó
pacientemente a mamá terminar su rosario afuera de su cuarto. Como cada noche,
estaba en el pasillo, arrodillada con la mano sobre la puerta. No tenía que
levantarse para saberlo. La sentía desde ahí, acostada. Pero eso nunca se lo
había contado. Para qué.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No quería angustiarla más. Ni
espantarla. Además, ya estaban bien, ¿no?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Después de terminar el último
avemaría, se incorporó lentamente. Como siempre, las rodillas le dolían, pero
era un pequeño sacrificio. A su edad, era poco lo que ya no le dolía después de
terminar el quehacer, ir al mercado y conseguir algo para que comiera su
pequeña. Todo fuera por la salvación del alma inmortal de Gisela. Si eso en el
cuarto de su hija todavía seguía siendo Gisela.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Se limpió las manos en el
delantal con un gesto ausente, le transfirió un beso con la punta de los dedos
al crucifijo de la puerta y, silenciosamente, fue a la sala a recostarse un
poco y levantar los pies en su taburete de flores.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Estaba cansada pero, como lo
había dicho ayer en la confesión al padre, no eran sus huesos los que le
pesaban. Sentía el alma agotada y sabía que, para eso, nadie iba a llegar a
ayudarla.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Ya no sé qué hacer con mi hija,
padre. Cada vez se pone peor. A veces pienso que tiene el Diablo adentro.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Está entrando a la edad difícil,
hija. Paciencia, que todo se resolverá con tiempo y amor.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Si tan solo fuera tan fácil,
padre.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Recuerda que no hay hija mala,
solo rebelde o mal encaminada. Y para eso estamos nosotros aquí.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Estoy muy cansada, padre. Solo
quiero dejar de preocuparme y descansar. Pero mi Gis me necesita. Hay que hacer
todo lo que esté en nuestras manos por nuestros hijos, ¿cierto?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Te refieres a protegerlos y
corregirlos, ¿no, hija?</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Ella no respondió de inmediato.
“Sí, padre. Justo a eso”, contestó finalmente, la mirada cansada.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Gis quería seguir yendo a la
escuela. No era justo que ya ni siquiera la dejaran ir a las fiestas de cumpleaños
de sus amigas. Sí, sí, mamá ya se lo había explicado, que no podía andar por
ahí atacando por impulso a alguna otra niña. Además, ningún festejo infantil
era en la noche. Qué complicado. Le entró una angustia repentina. Faltaban solo
dos semanas para su cumpleaños. ¿Y si tampoco la dejaba hacer SU FIESTA?
Nonono. Eso no podría ser. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y entonces se le ocurrió una idea
genial. Ella planearía todo: los invitados, el pastel, la piñata (no importa
que ya estuviera grande para eso, como decían sus amigas – era su parte
favorita), la música, los juegos; en fin, todos los detalles. Y se los
enseñaría a mamá, para que no pudiera decir que no. Ya vería qué bien iba a
salir. Después de todo –<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>levantó un dedo
y recitó con aire solemne – “Una solo cumplía once años una vez en la vida,”
como escuchó alguna vez decir a mamá.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Si se organizaban bien, segurito
que podían hacerla en la noche. Se sentó en la orilla de la cama para alcanzar
su cuaderno de unicornios, tomó el lápiz con goma de Mickey Mouse y empezó a anotar
su lista de invitados.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sintió que se caía del sillón y
despertó con una explosión de adrenalina, ahogando un gritito. Tensa, miró
rápidamente a su alrededor, una mano en el rosario que colgaba de su cuello, pero
todo estaba igual. Revisó las manecillas del reloj cucú junto a la puerta. Solo
habían pasado tres minutos desde que se sentó. Se secó el sudor de las manos en
el regazo, suspiró y creyó escuchar algo que la dejó inmóvil. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¿Qué había sido eso? Alguien
había pasado por el pasillo. Tal vez. No lo sabía. Exhaló, dejando escapar un
poco esa presión que sentía en la cabeza.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Fue al baño a mojarse la cara.
Todavía no amanecía, así que no había llegado la hora de dormir. La luz
amarilla del único foco en el techo le acentuaba las arrugas y las bolsas
negras de los ojos.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Ahora que ponía atención, podía
distinguir algo en esos ojos apagados, intensos, tristes. Algo que no podía
decir en voz alta.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Respiró profundamente y dejó
pasar varios segundos hasta que, con un temblor en la voz, le susurró a su
reflejo rápidamente, para no poder arrepentirse:</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- TengomiedoGis. </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Hizo otra
pausa y después corrigió, con más decisión: </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- NO. Te tengo miedo, Gisela.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y era cierto. Le tenía miedo a su
hija. Listo, ahí estaba. Finalmente lo había admitido. No se sintió más
tranquila, pero “un demonio nombrado es un demonio más fácilmente derrotado.”
Ya sabía por qué pedir en la misa de mañana.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En fin, ya casi era hora de
servir el desayuno. Más le valía mantenerse ocupada. Así no pensaría en cosas.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Terminó la lista justo a tiempo y
la dejó sobre su escritorio, justo encima de todo su tiradero, como decía mamá.
Emocionada, hizo un esfuerzo para contenerse y esperar, mientras los cerrojos
de su puerta se iban abriendo, uno por uno. Debía tener paciencia. Una señorita
no anda brincoteando por todos lados, por más emocionada que esté. Aunque tenga
hambre.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Se abrió el último pasador de la
puerta.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- ¿Todavía tiene gatitos en
adopción, Don Julio?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Buenas noches, Doña Gisela.
Sí, nos quedan dos pequeños y la mamá. Ya estaba a punto de cerrar. ¿Qué, viene
por otro?</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Sí, si no es mucha molestia.
Fíjese que el que me llevé ayer le encantó a mi sobrinito y se lo tuve que
regalar. Lo bueno es que no me había encariñado todavía con él. ¿Cómo ve? Va a
decir que me estoy volviendo una señora de los gatos, pero es que me siento muy
sola desde que perdí a mi Gis. Necesito a alguien que me reciba en la casa, y
no me gusta llegar al departamento vacío y que esté todo en silencio.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Lo sé, y claro que lo recuerdo. Lo
siento mucho, Doña Gisela. Sé que es difícil. Escoja el que quiera. Van a estar
mucho mejor con usted que encerrados en esta jaula.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Muchas gracias, Don Julio. No
quisiera separar a los gatitos de su mamá. ¿Está bien si me llevo a los tres?</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Claro, no hay problema.
Faltaba más. Solo recuerde de traerlos cuando cumplan los tres meses para
operarlos. ¿Va a querer un costalito de comida?</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- No, no hace falta. Así está
bien, gracias. Todavía tengo. ¿Cuánto va a ser?</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- No se preocupe por eso, con
que vayan a estar bien con usted me basta. Solo cuídelos bien, que ya se le han
perdido muchos. Hoy por usted, mañana por mí. Van a acompañarla años y años, ya
verá que todo va a estar mejor.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Ella sonrió, los ojos hundidos
delatando su tristeza. “Dios lo oiga, Don Julio. Dios lo oiga,” susurró.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Gis terminó de desayunar y puso
el resto de vuelta en el plato, confundida. No entendía por qué mamá no se
había alegrado con su plan. ¡Si era perfecto! Ni siquiera había invitado a todo
su salón, para que no fuera tan caro. Ahora que lo pensaba, sí la veía
preocupada por algo. Estrés, seguramente. Eso lo decían los adultos para todo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En fin, ya se preocuparía de eso
en la noche y seguiría planeando la fiesta perfecta. Moría de sueño. Los párpados
le pesaban y el cuerpo ya no le respondía muy bien. La luz grisácea que se
colaba por debajo de las gruesas cortinas revelaba que estaba a punto de
amanecer. Recordó revisar que estuvieran bien cerradas antes de caer rendida
sobre la cama, mientras una pesada niebla invadía sus pensamientos.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Durmió el sueño de los inocentes.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Después de esperar unos minutos a que terminara de amanecer, volvió
a entrar para recoger el plato de Gis y se quedó viendo al cuaderno abierto
sobre el escritorio. El dibujo de la piñata la hizo sonreír con una tristeza
infinita. Así como el año pasado y el anterior a ése, tenía que pensar cómo
convencerla de olvidarse de la fiesta. Afortunadamente, desde el cambio, parece
que Gis recordaba el paso de los días como si todos fueran iguales y todavía creía que apenas
acababa de dejar de ir a la escuela por enfermedad. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Claro que también había días
malos, y era cuando no podía olvidarse de cerrar la puerta y la ventana con
todos los pasadores, para que no fuera a pasar otra vez el desastre de hace dos
años en el departamento de abajo. Y más, si finalmente habían logrado rentarlo
nuevamente. Parece que en estos días llegarían los nuevos vecinos.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Tomó el plato con el gato seco,
ya sin sangre, y cerró la puerta con un gesto ausente. Tenía que apresurarse a
echarlo con el resto de los desperdicios orgánicos antes de que pasara el
camión de la basura.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Besó, pensativa, la cruz de su
rosario. </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Efectivamente, lo que fuera por nuestros hijos, padre. Lo que fuera.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Afuera, un nuevo día había
comenzado.</div>
<br />Mr. Rubenhttp://www.blogger.com/profile/03020730448868122798noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5284208573772530905.post-63439452969610211402019-06-18T14:31:00.003-07:002023-03-14T23:26:32.108-07:00Hada de cementerio<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“¿A qué sabe la luz de sol?”,
pensó, absorto, mientras descansaba un poco y se miraba las toscas manos curtidas
por el trabajo y manchadas de tierra húmeda. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Un rayo de luz se filtraba entre
las ramas, pintándole las gruesas palmas de las manos con ese tono único dorado
del atardecer. Las cerró lentamente, imaginando poder llevarse con él ese rayo
delicioso. Un momento después, las volvió a abrir, liberándolo. Uno no debe
tomar lo que no es para él. Continuó quitando la hierba de los arbustos de
grosella, mientras se contestaba a sí mismo.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“Depende de la hora, sabría
diferente. La mejor debe ser la de justo después de llover,” razonó.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Llevándose una mano a la cintura,
enderezó la espalda para contemplar su trabajo del día. Aprovechó la sombra de
su brazo mientras se secaba la frente para mirar el reloj, que se alcanzaba a
ver desde esta parte del cementerio. Mmmh… la sombra del gnomon del reloj de
sol casi llegaba a su punto más largo de esta época del año. Había aprovechado
muy bien el tiempo hoy. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Respiró
profundamente y se agachó para recoger sus herramientas y levantar las hierbas
arrancadas. Si se daba prisa, estaría comiendo para cuando el eco de las
campanas de la iglesia anunciara las vísperas en el monasterio, justo al
anochecer.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Desde los doce años tenía el
cargo de guardián del cementerio, como lo había sido su familia por varias
generaciones antes que él. Su hermano lo heredó de su abuelo cuando él murió,
pero nunca lo tomó como un oficio real - y pagó las consecuencias. Por eso él
se hizo cargo. Además, un trabajo es un trabajo. Ahora, a los diecisiete,
conocía bien muchas de las artes de su oficio y lo tomaba muy en serio.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Al igual que cada tarde al
terminar, dejó con cuidado un pequeño ramo de flores silvestres como ofrenda a
nadie en particular y se alejó, inmerso en sus pensamientos. Caminando entre
las tumbas, podía percibir una conexión especial con sus responsabilidades
heredadas. Y, si cerraba los ojos y lo pensaba muy, muy fuerte, se sentía casi
como un abrazo. Un abrazo cálido, bajo el rayo del sol, pero a la vez pequeño,
como concentrado.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Entre las pequeñas flores de
grosella, un hada de cementerio lo observó alejarse con una sonrisa. Era pequeña,
de apariencia madura y rolliza, con los colores de la tierra recién excavada,
los brotes nuevos y la niebla matutina.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“Sí, tienes razón, los rayos de
sol justo después de llover son los más deliciosos,” pensó, una mano en la
barbilla, mientras ayudaba con un gesto de la otra a florecer a un brote
obstinado. Tuvo cuidado de enviarle ese pensamiento al hombre, ya que se había
esforzado hoy. Eso le divertía. Le gustaba ver cómo se arrastraban lentamente
las ideas por su cabeza, aunque casi siempre llegara a la conclusión equivocada.
Esperaba que algo de lo que le sembraba en su mente diera frutos. Justo así, como
esta grosella – remarcó el punto acariciando con la punta de los dedos una
ramita y, susurrándole en el idioma original para liberar su potencial y convencerla
de hacer crecer un pequeño racimo, de un rojo muy, muy oscuro. Ojalá que el
cuidador algún día se volviera, inclusive, narrador de historias. Esas personas
le caían bien. A veces, los narradores venían aquí mismo, a inspirarse. Y
entonces ella los ayudaba, claro.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El idioma original era el que
había nacido con el mundo, y al que las plantas, los insectos, las nubes, el
cielo y todo lo demás todavía respondían. Cualquiera lo sabía. Era solo cosa de
usarlo, con reverencia, en el momento correcto. Todos los demás idiomas
provenían de ahí. Claro, los humanos se apresuraban tanto en sacar conclusiones
que lo confundían con magia. Qué tontería. Eso les pasa por no saber escuchar.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La pequeña hada se apresuró.
Había pasado demasiado tiempo viendo trabajar al hombre. Todavía tenía tanto
por hacer antes de que anocheciera, empezando por hacer brotar un poco de pasto
nuevo en las tumbas de los que están en paz. Eso la ponía de buenas, y le gustaba
todavía más cuando podía hacerlo por primera vez en una tumba nueva.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Porque había quienes morían en
paz. Esos eran los más tranquilos, y sus tumbas siempre estaban verdes, con
flores silvestres en los colores del sol.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Con otros, era un poco más
tardado, porque dejaban una tristeza tan profunda que sus familias la asumían
como propia y dejaban que los consumiera. No, así no debe manejarse el duelo –
frunció el ceño. El duelo es como las alas de un hada. Debe sostenerse con fineza,
despertarlo con tu aliento para hacerle saber que estás ahí y que es libre para
partir. Si lo haces bien, partirá volando una mañana, sin avisar, justo a
tiempo para que alcances a probar la luz del sol.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Cuando finalmente estuvieran en
paz, era deber de las hadas como ella hacer reverdecer sus tumbas, para que les
llegara mejor el calor del sol. Porque una tumba verde, viva, es la mejor
manera de que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ellos</i> tengan luz y te
lo agradezcan. Y para eso están las hadas, ¿no?</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">También había que mantener
legibles los nombres. A nadie le gusta ser olvidado. Esos son malos modales. El
truco era hacerlo con la cantidad justa de musgo y tomarse el tiempo necesario.
Los nombres son poderosos, y era un error dejarlos perderse en el olvido,
abandonados y resentidos.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Recogió y mordisqueó distraída una de las flores ofrendadas mientras se estiraba, perezosa. Un rayo de luz de sol
acarició sus alas y aprovechó la pausa para bebérselo completito.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En fin, a trabajar.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La pequeña hada se alejó con sus
deberes, un rastro de rocío vespertino como único testigo de su paso.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A lo lejos, las campanas
empezaron a llamar.</div>Mr. Rubenhttp://www.blogger.com/profile/03020730448868122798noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5284208573772530905.post-49900614424144349682018-09-19T15:51:00.002-07:002021-10-08T11:25:05.558-07:00La más fuerte del universo<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- ¿Y si me muero? -me preguntó,
cansada, con el dorso de ambas manos sobre la frente. Estábamos acostados en su
cama, sobre las cobijas, en la casa nueva. Su recámara era bastante fresca. Era
temprano todavía, en la tarde de un día soleado y acabábamos de llegar de algún
lugar, acalorados. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No contesté. Solo me quedé ahí,
acompañándola. No supe qué decir. Nunca me había puesto a considerar qué tan
grave era lo que ella tenía – y nunca lo supe bien, hasta tres meses después,
cuando murió. Fue de las primeras veces que la vi vulnerable, temerosa. A sus
veintisiete años, era la mujer más fuerte del universo.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Yo tenía siete años, el mayor de
cuatro hermanos.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No tengo muchos recuerdos de
ella. Uno pensaría que sí, que tenía la edad suficiente para acordarme de
tantas cosas, pero son pocas, realmente.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Como la vez que fuimos al mercado.
Eso era algo frecuente, pero esa ocasión en particular es la más nítida en mi
mente. Yo tenía cinco o seis años y vivíamos a unas cinco cuadras del mercado.
Tengo la postal en la memoria de nosotros dos, regresando de comprar; ella,
cargando la bolsa del mandado y yo, vestido de overol, abrazando una sandía
enorme, sonriendo y caminando en la banqueta, junto a una barda blanca.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">O como cuando íbamos a las
tortillas y siempre me daba mi tortilla calientita con sal y limón. El limón es
el ingrediente mágico en esa receta, ¿saben? Me lo enseñó mi mamá.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">O cuando tenía pesadillas. Había
unas recurrentes que, ahora que lo pienso, me duraron varios años. Eran
pesadillas de sentimientos, de angustia, de algo enorme y creciente que me
abrumaba físicamente a un ritmo de réquiem y siempre me despertaba en el
momento en que esa oscuridad me envolvía. Ella se detenía en sus quehaceres y me
preguntaba qué había soñado. Y yo no le podía contestar. A la fecha, todavía no
las podría expresar en palabras. Pero me abrazaba brevemente hasta tranquilizarme, antes de regresar
a lo que estaba haciendo. Eso me ayudaba.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;">O la vez que hice un papalote
de cartulina, sin esqueleto de palitos porque nadie me había enseñado que eran
necesarios. Lo coloreé, le amarré un estambre naranja y bajé al estacionamiento
para hacer que volara. Le di como un metro de cuerda y corrí y corrí y corrí y
corrí… y me caí. El piso estaba de bajada y yo volteé a ver mi papalote detrás
de mí (que nunca voló), y la conclusión fue que me raspé la rodilla. Lloré mucho y mi mamá me
curó (¿no será esa la cicatriz que tengo en la rodilla izquierda? Tal vez. No
tengo idea de dónde salió).</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;">O todas las veces que me recogía
de la escuela. A veces se le hacía tarde y yo la esperaba, sentadito en la
banqueta y recargado en la pared. Cuando no llegaba y me había sobrado cambio
del recreo, me cruzaba la calle y le hablaba del teléfono de la esquina. En ese
entonces, costaba veinte centavos. Finalmente llegaba en su camioneta Fairmont
café, se paraba enfrente, sin estacionarse, y yo me subía del lado del copiloto.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">O cuando, más pequeño, aprendí a
la mala que uno no debe de pararse en el excusado, no importa la razón. Fue la
primera vez que me descalabré y ella, toda asustada, me puso mis vendoletes en
la cabeza.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Como dije, mi mamá era la más
fuerte del universo. Y así fue hasta un poco después de que nació mi hermana
Katya, la más pequeña.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Entonces se empezó a enfermar. Recuerdo
un par de veces que la acompañamos al hospital para lo que, ahora sé, eran
radioterapias. La verdad, no me acuerdo si me explicaron qué tenía. Tal vez no
creían que yo entendiera bien qué era el cáncer, o por qué había sido tan
agresivo, o por qué no se lo habían detectado antes. No lo sé. Pero pasaba cada
vez más tiempo en el hospital. Cuando Katya e Iván cumplieron uno y cinco años,
su fiesta fue en el hospital - era una sola fiesta, porque cumplen con dos días de diferencia. Mi papá nos metió de contrabando (o eso siempre
creí) a los cuatro al mismo tiempo, junto con un pastel redondo con un tren hecho
de betún. Ella sonreía mucho, pero se veía tan cansada.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Después salió del hospital, nos
cambiamos de casa y parecía que todo iba mejor.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¿Ustedes habrían podido contestarle
a su mamá cuando, con angustia, les decía que se podía morir? Yo no pude.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En diciembre, el día después de
Navidad, estábamos en casa de Abue cuando mi papá nos llamó (estaba en el
hospital, cuidando a mi mamá) y nos preguntó si queríamos ir a un parque nuevo
que todavía no abrían. Y nos llevaron a Reino Aventura. La mitad de los juegos
todavía no funcionaban, estaba casi vacío, pero la pasamos increíble.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Al día siguiente, temprano, nos llevaron
a un parque que está en Félix Cuevas y Gabriel Mancera. No pudimos jugar
porque, apenas llegando, nos alcanzó mi papá. Venía desde el otro lado de la
avenida, traía su chaqueta de piel con forro de borrega – la que más recuerdo –
y se veía muy triste. Nos llamó a los cuatro y se hincó junto a nosotros, una
rodilla en piso de adoquines.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- ¿Se acuerdan que su mamá
estaba enferma? -hizo una pausa y tomó aire. - Pues se puso mal. Y se murió.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Mis hermanos no entendían bien
qué pasaba. Mientras escribo esto no imagino la fuerza que tuvo que tener en
ese momento. Nos tomó de la mano y nos llevó a Gayosso, de donde lo único que
recuerdo es la seriedad de todos ahí y que nos llevó directo al ataúd a verla.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ahí estaba, igual de bonita que
siempre, con una rosa en el pecho y su blusa favorita, una verde muy clarito,
satinada y con unas flores bordadas en un semicírculo debajo del cuello. Sabía
que era la última vez que la vería. Creo que no lloré. Solo la vi y fui fuerte,
a mis ocho años.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Después, en el panteón, tampoco
lloré. En algún momento de los días que siguieron, mi papá habló conmigo y me
dijo que tenía que ser fuerte por mis hermanos.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
No siempre maduramos cuando
debemos hacerlo. Puede ser que la necesidad de madurez nos llegue de golpe y le
hagamos caso. Pero, al mismo tiempo, algunos nunca maduramos en esta vida. No
son conceptos opuestos. Y está bien.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
A veces me dicen que soy fuerte.
Pero no. Solo soy quien me tocó ser. En la vida tomamos muchas decisiones.
Afortunado es quien puede decir que tomó las que lo llevaron a donde quiso
llegar, hayan sido correctas o no. Yo digo que es igual de afortunado quien
tuvo la opción de tomarlas. Y, si se equivocó en el camino, aun así aprendió.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pero no haber podido tomarlas, ya
sea porque alguien lo hizo por ti o porque simplemente, la vida se entrometió,
apesta.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Entonces, no tienes que ser fuerte.
Sé quien eres, ni más ni menos.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Y está bien.</div>Mr. Rubenhttp://www.blogger.com/profile/03020730448868122798noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5284208573772530905.post-6685035815559028042018-08-17T11:46:00.001-07:002021-10-08T11:33:12.019-07:00En el bosque<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Abres los ojos, desorientada. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Usas ambas manos para levantarte
del montón de hojas secas en el que despiertas. Escuchas un zumbido metálico en
tu cabeza, y los sonidos del bosque suenan apagados. Con un resoplido te quitas
unas hebras de pasto de la nariz, observando a tu alrededor. El piso se siente
seco, por lo que te tomas tu tiempo. Sentada, te ajustas los guantes y el gorro
mientras evalúas tu situación. El aire se siente muy frío, pero por lo menos no
hay nieve. Bien. La luz es gris y apagada y alcanzas a ver unas densas nubes
entre las copas de los árboles. Falta poco para que anochezca y parece que va a
llover. Eso no es bueno. No estás segura cuánto tiempo te mantendrá caliente tu
chamarra si se moja.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Te invade un momento de pánico
cuando te das cuenta de que tampoco está tu mochila. Como estás en montaña, el
suelo está sumamente inclinado. Te pones de pie con cuidado y revisas en tus
bolsillos. Nada. Ni una barra energética, o una botella de agua. Ni siquiera tu
linterna. Encuentras una pequeña navaja suiza en tu bolsillo trasero izquierdo.
Claramente, no es suficiente. El zumbido en tu cabeza ya casi desaparece y se
empiezan a aclarar tus ideas.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No recuerdas por qué estás en
este claro en el bosque. Sabes que, en estos casos, lo más importante es no
caer en la desesperación, así que tratas de recordar cómo llegaste aquí. Nada,
en blanco. Respiras profundamente, para tranquilizarte. Seguramente te caíste
del sendero y te golpeaste la cabeza con un tronco o una piedra. Te revisas por
encima del gorro, pero no te duele nada. En fin.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Lo principal ahora es estar en
movimiento. Recuerdas uno de los consejos de Alex: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“En la montaña, si no sabes dónde estás, ve hacia abajo y busca un
camino. Eventualmente encontrarás uno.”</i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- ¡ALEX! ¡ALEEEEEX! -gritas con
mucha potencia, usando tus manos como bocina. Pones mucha atención a la
respuesta. No hay ninguna. Seguramente te están buscando en otro lado. ¡Qué
frío! Te ajustas bien el botón del cuello y te cubres la nariz y la boca con
una mano, para calentar un poco el aire. ¿Y tu bufanda? Debes de haberla
perdido en la caída, pero no tienes tiempo de regresar a buscarla. Tienes que
aprovechar lo último de la luz del día.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Empiezas a caminar hacia abajo, con
pasos firmes y rápidos.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Con el aire frío y la caminata,
tu mente termina de despejarse. Recuerdas un poco. Dejaron el campamento todavía
bajo la luz de las estrellas, visibles entre las nubes, para poder llegar a la
cumbre antes del mediodía. Las tiendas de campaña se quedaron, junto con todo
lo que fuera peso extra, para recoger todo ya de regreso. Iban a buen paso – la
ventaja de que todo el grupo fuera experimentado. Pero, antes de llegar a la
cima, algo sucedió. Alguien tuvo un accidente y tuvieron que detenerse. O algo
así.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Llevas un buen ritmo, tal vez más
rápido de lo prudente. Bajas casi corriendo, ayudándote con los troncos de los
árboles: unas veces para frenarte y, otras, como palanca para cambiar de
dirección. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Necesitas</i> encontrar algún
sendero o algo reconocible mientras todavía lo puedas ver. Dejas un poco de tu
nerviosismo atrás y te concentras en tus movimientos: pasos largos, casi
brincando, para bajar, echando tu cuerpo para atrás y así conservar el
equilibrio, pisando con cuidado entre los mechones de pasto amarillo y
usándolos para amortiguar tus pisadas. Se siente bien. Sigues y sigues. Te
detienes un momento para recuperar el aliento. Es extraño, pero no estás
cansada ni acalorada. Al contrario, todavía tienes frío. Siempre se te ha hecho
curioso que, lo que de subida te tomó un par de horas y mucho esfuerzo, de
bajada lo haces en unos cuantos minutos. Aprovechas para volver a llamar.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- ¡ALEX! ¡ALEEEEEX! </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Nada. Ni
siquiera el eco te responde.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La temperatura sigue bajando. A
lo lejos, muy arriba, se oye el eco de un par de truenos.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Recuerdas los relámpagos de
anoche. A la luz de la fogata y las historias, la tormenta se escuchaba muy
lejana. Probablemente no llegaría hasta acá, pero la montaña tiene su propio
clima, decía Alex. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Hay que tratarla con respeto,
porque es caprichosa, -dijo.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Te reíste, provocándolo. </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- ¿Caprichosa? Así le
dices a todas, ¿verdad? </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Juguetona, le avientas el malvavisco que estabas
insertando en una varita.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- No, solo a las que se lo
merecen, -sonrió, mirándote directamente. - ¿A dónde vas?</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- A quitarme las botas. Y por más
malvaviscos. Ése era el último.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Auch. La sonrisa que evocó el
recuerdo te parte el labio inferior, reseco por el frío. Valió la pena. Tienes
un gusto metálico y ligeramente dulce en la boca, como a lo que sabría el
arrepentimiento cuando faltas a tu palabra. Y sabes bien por qué. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Un par de horas después de salir el sol,
todavía sin salir del bosque, se pelearon por cualquier tontería. No estás
segura si fue tu culpa, pero no hiciste nada por solucionarlo. Ahora, no sabes
si alguna vez podrás. ¿Dónde quedó el “Vamos a hablarlo todo, hasta
solucionarlo”? No. No hay que ser pesimista. Solo es cosa de encontrar el
camino, o el campamento. En el peor de los casos, podrías llegar hasta la base
de la montaña, al albergue. El problema es que no estás segura en qué dirección
está. Alex es el que se encargaba de eso y tú solo lo seguías. Si llegara a
pasar algo, podías utilizar el GPS de tu celular y seguir la aplicación de los
mapas topográficos de la zona. Claro, si tuvieras tu celular, que está ¿dónde?
En tu mochila.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¡Si tan solo te sentaste un
minuto a descansar! Ibas hasta atrás del grupo, cerrando la marcha. No querías
hablar con Alex. Ni siquiera querías que se disculpara. No ahora. Mejor que el
cansancio y el esfuerzo por subir se encargaran de ocupar tu mente. Caminando
en el sendero de pedrejones por donde subían ahora, sentiste que una de tus
botas no estaba bien ajustada. “¡Un momento!”, dijiste en voz alta justo cuando
alguien adelante hizo algún comentario gracioso y dos o tres se rieron.
Claramente, no te oyeron. No importa. Estaban llegando a la orilla de una
pequeña barranca e iban a tener que caminar más despacio para rodearla. Los
alcanzarías ahí.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Te sentaste en una roca grande,
te quitaste la bota y aprovechaste para ajustarte la calceta. Después, un poco
de agua y una foto mental del suelo de nubes a tus pies, dispersas un poco por
el sol de mediodía, los árboles asomándose por entre los espacios que dejaban.
Detrás de ti, la montaña, majestuosa y desafiante, con su paciencia infinita.
Las vistas así son, definitivamente, una de las mejores razones para subir
aquí. A tu alrededor ya no había bosque, tan solo hierba amarilla a la altura
de tus rodillas y esas malditas piedras sueltas que hacían más difícil pisar
firme y lastimaban los pies. Ya no veías a los últimos del grupo, pero todavía
oías sus voces. Tal vez alguno mencionó tu nombre. Momento de apurarse. Doble
nudo en la agujeta y listo.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- ¿Por qué siempre deben tener
doble nudo estas cosas? -te quejaste en voz alta, quitándote las botas y
aventándolas sobre tu bolsa de dormir.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Porque si no, se aflojarían y
tendrías que volver a amarrarlas diez veces en un ascenso, -respondió Alex con
una sonrisa, asomándose desde afuera de la tienda de campaña. Odiabas que
siempre tuviera razón en esas cosas. - Ya, apúrate, que van a empezar con las
historias de fantasmas. A propósito, pusiste la tienda al revés. </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y desapareció
rápidamente, antes de que pudieras aventarle una bota en la cara.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¡Por supuesto que no estaba al
revés! Bueno, tal vez sí. ¿Había alguna regla que decía que la entrada de la
tienda siempre tenía que estar viendo hacia la fogata y no hacia afuera? Mmmh…
probablemente sí, en alguna guía de boy scouts. Pero así podías ver las
estrellas, sin que te deslumbrara el fuego… si no fuera por el techo de la tienda
y los árboles. ¿Y si durmieras con la cabeza afuera, viendo al cielo? Está
bien, sí estaba al revés. Pero no lo ibas a admitir tan fácilmente.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La barranca no era tan pequeña
como parecía. A esta altura tenía solamente unos diez metros de ancho, pero se
abría conforme bajaba por la ladera y llegaba lejos, hasta donde comenzaban los
árboles. Principalmente de arena suelta en el centro y rocas en las orillas,
sería una gran forma de bajar de no ser porque te acercaba demasiado al borde
de una caída vertical del otro lado, un poco más debajo de donde estabas. Se
veía fácil de cruzar de ser necesario, simplemente plantando los pies
firmemente en la arena, pero el grupo había subido por este borde. Ya te
llegaban sus voces. Podías escucharlos bromeando, probablemente detrás de esas
rocas grandes allá arriba. Debían de estar esperándote. Comenzaste a subir con
un poco de prisa, para no atrasar a todos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- ¡Ya voy! ¡Espérenme! -Sujetaste
fuertemente una roca como apoyo y trepaste… pero se desmoronó entre tus dedos y
caíste hacia atrás, en medio de una lluvia de arena y piedras.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Te tardaste mucho, -dijo Alex.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- No encontraba los malvaviscos. Y
no puede haber fogata sin malvaviscos, -respondiste, bajito para no interrumpir
la historia que ya estaba contando el guía. Viste esa sonrisa debajo de la
mirada regañona y sonreíste también. Sabías que muchas veces tenían prioridades
diferentes, pero eso era lo mejor, ¿no? Se complementaban.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Además, siempre iban a estar ahí
el uno para el otro.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Te sientes más sola que nunca,
con tanto frío que se te entumen los brazos. La montaña ya está en penumbra. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Levantas la vista, buscando una esperanza
entre las ramas de los árboles; la parte baja de las nubes forma la superficie
de un mar en ebullición, dispuesto a caer sobre ti. Con el cielo tan cerrado y
sin luna o estrellas para iluminar el paisaje, te quedan pocos minutos a media
luz. Te abres paso entre arbustos y llegas al lecho seco de una caída de agua,
alfombrado con piedras en el centro. Un poco más abajo, el tronco de un árbol,
caído hace muchos ayeres, atraviesa tu camino. ¡Lo reconoces! ¡Ahí descansaron
en la mañana! Te apoyas en él con ambas manos y te dejas caer para colgarte y
pasar por debajo, pero está demasiado podrido – más de lo que recuerdas – y se
deshace con el movimiento. Caes rodando, para no golpearte con alguna roca. Tu
inercia te lleva sobre el borde del cauce y resbalas más allá sobre una capa de
agujas de pino y musgo. Cuando te levantas, no sabes dónde estás. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- ¡AAAARGHHHH! -le gritas al cielo,
desesperada, los puños en el pecho. - ¿HAY ALGUIEN AQUÍ? </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El gris bosque se
traga tu llamado y te regresa un silencio angustiante. El cielo te contesta con
el eco de un trueno.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Volteas rápidamente a tu
alrededor. Nada. Las sombras se hacen más profundas cada vez. Alguien podría
estar sentado bajo alguna de ellas, mirándote en silencio, y nunca lo sabrías.
Das un par de vueltas, desorientada. Te llevas las manos a la cabeza y te
sientas un segundo, tratando de calmarte. Sientes como si tu corazón quisiera explotar
y salirse. Respiras profundamente una, dos veces. Ya. Todavía hay tiempo. Te
pones de pie y sigues, siempre hacia abajo.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Y los siguió en silencio hasta
abajo, sin emitir… ni un solo ruido. Callada. Como. Una. Tumba. </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La voz del
guía se volvió poco menos que un susurro. Todos en el círculo estaban atentos,
nerviosos, esperando saber qué pasaba. Tu malvavisco se derritió y cayó en el
fuego, olvidado en el momento. El guía continuó, midiendo sus palabras: </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Cuando
todos alcanzaron la seguridad de la fogata, ya sabían que estaban a salvo.
Nunca se atrevería a seguirlos hasta la luz. Se vieron a los ojos, inquietos
pero aliviados. Los seis habían podido regresar. </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- ¿Seis? -dijo alguien, en un
murmullo casi imperceptible sobre el crujido de la madera encendida. Continuó, muy despacio...</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Pero. Si.
Solo. Éramos…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- ¡CINCOOO! -gritó el guía,
arrojando un puñado de polvos a la fogata y provocando una pequeña explosión.
Todos pegaron de alaridos. Tú hasta te caíste del tronco donde estabas sentada.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Qué risa.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se te escapa una pequeña risa de
alivio cuando encuentras la tienda de campaña. Casi te pasas sin verla, hasta
que pisas algo que se siente diferente. Te agachas para analizarlo. Un pequeño
círculo de piedras con lo que parece madera quemada. Sí, se rompe entre tus
dedos. Son los restos de una fogata. Pero no es reciente. Y esa sombra de ahí…
¡una tienda de campaña! ¡Sí!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- ¿Hola? Necesito ayuda. ¿Hay
alguien?</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Tu única respuesta es un
relámpago entre las nubes, justo sobre ti. En su breve destello alcanzas a ver
a tu alrededor y se congela la sonrisa en tu rostro. Esperas un poco más. Ahí,
otro rayo. Esto no es un campamento. Solo hay una tienda de campaña, pero está
maltratada y rota por el viento, deslavada y abandonada hace mucho tiempo. Te
dejas caer de rodillas junto al círculo de piedras. Tu angustia es absoluta. Ni
siquiera te salen lágrimas.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Por favor, Alex, ¿dónde estás? -dices entre dientes, la cabeza baja. Cierras los puños entumidos con
desesperación, enterrándote las uñas. No sientes dolor, pero no vas a llorar. - Ayúdame, por favor. No me conviertas en un recuerdo.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Una sucesión de flashes te confirma
la llegada de la tormenta eléctrica, pero afortunadamente sigue sin caer una
gota de lluvia. A su luz, ves algo que te desconcierta: la entrada de la tienda
de campaña está hacia el otro lado. ¿Será la tuya? Recuerdas que acamparon muy
cerca del camino asfaltado, unos cien metros arriba.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Determinada a no rendirte y sin
tiempo para confirmar tu sospecha, caminas colina abajo a tientas entre los
árboles, con cuidado, esperando cada relámpago para ver hasta dónde puedes
avanzar. Después, te quedas quieta en la oscuridad, tiritando de frío y sintiéndote
miserable, hasta que el siguiente te alumbra y bajas otro poco. No sabes cuánto
tiempo continúas así hasta que sientes el suelo firme y horizontal. Te agachas
para tocarlo con la mano, porque ya no sientes los pies. Lo lograste. Ahora,
¿qué tan lejos estaban las cabañas? Recuerdas bien que caminaron como una hora
antes de alejarse de la carretera y acampar. Deben ser unos tres o cuatro
kilómetros. Perfecto.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Avanzas hacia la izquierda, un
poco más confiada. De repente, una oleada de pánico hace que te detengas en
seco. Con los latidos de tu corazón en los oídos, esperas. Extiendes la mano al
frente, tentando. Sientes vértigo. Y mucho frío. Una corriente de viento helado
te jala hacia adelante, pero te quedas quieta. Ahí, un rayo. Lo que alumbra te
deja helada, desde adentro. Frente a ti no hay nada más que una caída vertical.
Es imposible saber qué tan profunda es, pero las copas de los árboles están a
la altura de tu cabeza. Las puntas de tus botas se asoman sobre el borde.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Das un par de pasos hacia atrás,
muerta de miedo. Te llevas las manos al cuello, conteniendo un grito y tomas
aire a bocanadas. Sabes que, si comienzas a llorar, ya no pararás. “¿Por qué me
pasa esto?”, piensas. “¿No fui una buena persona?”</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La carretera serpentea abrazando
las faldas de la montaña. Creías que sería más rápido que en el bosque, pero no
puedes arriesgarte, estando tan cerca de lograrlo. Das diez, doce pasos y te
detienes a esperar otro relámpago. Te orientas en un segundo, tratas de
aprenderte dónde está la próxima curva, caminas otro poco y aguardas al siguiente
destello. Otra y otra y otra vez. Caes en una rutina, pero es todo tan
estresante que te imaginas que no estás sola y no puedes hacer nada para
ahuyentar esa idea de tu mente. Sientes que las sombras te acompañan, atrás de
ti, a un susurro de distancia, esperando a que te detengas un poco más para abrazarte.
O tal vez aguarden el momento en el que estés tan cerca del albergue que te
sientas segura, y entonces te alcanzarán.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y sigues adelante, sin atreverte
a voltear, más miserable y helada que antes. No puedes desperdiciar ni un
instante de luz.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No sabes cuánto llevas así, con
un sudor frío permanentemente en la espalda cuando, adelante, a una distancia
indeterminada, distingues un área cálida entre las copas de los árboles. ¡Sí! ¡El
resplandor de las luces de las cabañas! Te da un breve ataque de angustia
cuando ves que la carretera se desvía a la derecha y lo pierdes de vista. No
puedes arriesgarte a meterte otra vez al bosque y volver a perderte, así que te
quedas en el camino.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Un par de vueltas después,
reaparece la luz, ahora más cerca. Te animas a ir un poco más rápido, pero
tropiezas y te rasguñas la frente con la rama de un árbol en la cuneta. Casi
estás segura de que alguien detrás de ti sonrió, burlón. Das un paso hacia atrás
y te obligas a serenarte. Continúas sin permitirte confiarte, pero con una
anticipación por llegar que recorre todo tu cuerpo entumido. Te abrazas con
fuerza, para regresar la circulación a tus miembros y, cuando menos lo esperas,
sales de entre los árboles y llegas al albergue.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No hay nadie afuera. Hace
demasiado frío para eso. Olvidando las sombras detrás de ti, corres hacia la ventana
de la primera cabaña. Estás casi segura que es en ésta donde se quedaron y te
asomas adentro. ¡Ahí está Alex! De pie frente a la chimenea y dándote la
espalda, pero no hay manera de que lo confundas. ¡Es él! Pero no se ve
preocupado de que no estés ahí. Es más, parece que está contando la historia
del fantasma, en un susurro deliberado y lento. Todos lo ven con mucha
atención, sentados en la orilla de sus asientos, sin moverse. Eso es lo de
menos. ¡Llegaste!</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Con un alivio infinito, te
abalanzas sobre la puerta y la abres de golpe, en el momento exacto en el que Alex
grita: “¡CINCOOO!”, levantando las manos para espantar a todos. Todos pegan de
alaridos y voltean a la puerta. Sería cómico de no ser por sus caras. Nadie
está aliviado de verte. Siguen espantados. Parece que no te reconocen. O no te
ven.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Instintivamente, Alex abraza a
alguien junto a él… ¿como protegiéndola? ¡Cómo se atreve! Estás a punto de
romper el silencio cuando la miras bien. ¡Es idéntica a ti! Bueno, casi. Es un
poco más alta que tú, el cabello más claro – como el de Alex – y sus rasgos son
un poco más finos, como… como… ¿los de tu hija? Pero ella es todavía una niña,
y la que tienes frente a ti estará rozando los dieciocho. No comprendes.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Ambos están viendo atrás de ti,
hacia la puerta. Alex la suelta y avanza en tu dirección, pero pasa a tu lado
sin hacerte caso y cierra la puerta, despacio. Cuando lo hace, y sin saber cómo
reaccionar, lo observas con atención. Está un poco más delgado y más canoso de
lo que recuerdas, con las entradas del pelo más amplias. Y en las arrugas de sus
ojos ves una tristeza que no había antes.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No puedes aceptar lo que ves
frente a ti. Es imposible que haya pasado tanto tiempo. Pero, efectivamente,
esa chica es tu hija.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Te das cuenta de que el fantasma
eres tú.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Impactada y sin saber qué está
pasando, los ojos se te llenan de lágrimas.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Pero, pero... nunca pude despedirme, -susurras para ti. La escena frente a ti se nubla y
todo se pone oscuro.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Abres los ojos, desorientada. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Usas ambas manos para levantarte
del montón de hojas secas en el que despiertas. Escuchas un zumbido metálico en
tu cabeza, y los sonidos del bosque suenan apagados.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Con un resoplido te quitas unas
hebras de pasto de la nariz, observando a tu alrededor.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<br />Mr. Rubenhttp://www.blogger.com/profile/03020730448868122798noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5284208573772530905.post-33697119266496159482018-08-06T15:50:00.002-07:002021-10-08T11:36:56.460-07:00Cómo ir con una cabezota por la vida<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Primero, lo primero: Tengo una
cabezota.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Hay mucha gente cabezona por ahí,
pero ninguno con una cabeza como la mía. No exagero cuando digo que es un
cabezota notoriamente grande. Tal vez <i style="mso-bidi-font-style: normal;">notorio</i>
no sea la palabra porque es tan grande, que la gente no lo nota.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Sí, ya lo sé: suena
contradictorio, pero mi cabeza es tan grande, tan inmensa, que parece que todo
el que la ve elige no verla, por más extraño que suena. Es como si, en un
intento por vivir en la normalidad, tu subconsciente ve solamente que soy
cabezón, pero dentro de los límites comunes. Parecido a lo que pasa con los
espíritus, con las sombras en la calle o con las coincidencias sobrenaturales:
nuestro cerebro elige no verlos. Así es más fácil ir por la vida, sin
preocupaciones extra.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No, no estoy exagerando. Mis
orejas están, ambas, a la altura de mis hombros. Ajá, justo como botarga. Sí,
siempre ha sido así. Y no, no estoy haciéndome la víctima ni quiero llamar la
atención. No, tampoco me duele.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Eso sí, para la mitad de la tarde
ya me duele el cuello por el peso de mi cabeza. Es entonces cuando me tomo un
descanso de la computadora y me desconecto. “Jaquecas,” siempre digo. “¿Ya
fuiste a ver al doctor?” me dicen. “Sí, que es estrés y que con descansar ya
tengo.” ¿Para qué explicar lo que es tan claro que nadie quiere ver?</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¿Que si me da pena? La verdad, ya
no. No negaré que durante muchos años llegué a sentirme un rechazado, un
inadaptado y traté de llamar la atención de los demás, con resultados ridículos.
Pero luego vi que tenía ciertas ventajas y que, por lo general, prefería que la
gente me dejara en paz.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">De chiquito todos pensaban que
era más torpe de lo normal, cuando en realidad era que me ganaba el peso de mi
cabeza y terminaba perdiendo el equilibrio y cayéndome por cualquier cosa. Casi
siempre era muy chistoso para los demás, claro. Aunque mis papás me llevaron
más de una vez a que me revisaran (“No sé qué le pasa, pero te digo que algo
tiene este niño”, “Ay, claro que no. Son ideas tuyas, pero vamos a que lo vean”),
los doctores nunca se enfocaban en mi cabeza – como todos – sino en que el
oído, que los pies planos, que la postura, que la presión, que no debe ver bien
y es por eso, y nunca le pudieron atinar. Hasta me mandaron por lentes una vez.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¡Uy, los lentes! Eso fue,
digamos, incómodo. Primero, con el cartelito ése de las letras. Ya saben, el
que tiene E F P T O Z, etcétera, de enormes a chiquititas. Ahí, todo bien. Leí
todas perfectamente. Después, “Pon la cabeza aquí, m’ijo, y mira por aquí.” Y
empezaron los problemas.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Resulta que el coso ése está
hecho para sujetarte la cabeza mientras te miden no-sé-qué en el ojo. Entonces,
me dicen que ponga la barbilla ahí, pero parece que el aparato no cierra. El
doctor pone cara de “¡Qué raro!”, mientras me resigno a lo que sea que vaya a
pasar. Me dice que me quite, por favor, que va a arreglarlo. Mueve unas
perillas, me vuelve a colocar… y sigue sin poder sujetarme la cabeza. Llama a
alguien más, llega el otro, le pregunta si ya hizo lo que ya hizo, discuten un
poco y les dicen a mis papás que parece que se desajustó, pero que me van a
hacer unas pruebas con unos lentes. Entonces, sacan una maleta llena de lentes
y me dan unos. Lo intento, pero no puedo ponérmelos. No entran. Me dan otros, y
lo mismo. Me dan los más grandes que tienen y tampoco. A estas alturas, ya se
están desesperando.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Al segundo de ellos se le ocurre
una gran idea: me dan unos sin patitas. Me los pongo y les digo que veo igual,
es decir, bastante bien. Me dan otros, pero con esos veo borroso. Otros más, y ahora
veo todo raro. Les digo que ya me duele la cabeza. Parece que fue lo que
esperaban oír, me declaran vista de 20/20 (sea lo que sea que signifique),
felicitan a mis papás y nos vamos. Ni una sola vez se les ocurrió ver bien mi
cabeza.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Otra cosa que siempre sale mal es
cuando tengo que sacarme fotos. Ya sé qué es lo que va a pasar: me sacan las
fotos, espero a que las revelen y, cuando ven si ya están listas, ponen la
misma cara que todos los demás cuando se dan cuenta de que algo no es como
esperaban. Me sacan las fotos otra vez, pero desde más atrás (para que quepa
bien la imagen en la foto) y vuelven a poner la misma mirada de “no entiendo” cuando
ven los resultados. A veces me dicen que van a tomarlas una última vez, ya
medio desesperados, pero siempre les digo que así están bien, que muchas
gracias. Cuando las entrego donde me las pidieron, invariablemente me dicen que
están mal sacadas, que no les sirven y que necesitan que lleve otras. Así que
regreso al mismo lugar, pido que me saquen otras y me muevo un poquito justo
cuando la toman. El fotógrafo está tan confundido que así me las entrega, medio borrosas.
Total, no pueden salir peor. Y justo como salen las entrego y casi siempre me
las aceptan.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No soy muy fan de salir en las
fotos. Ni de salir a ningún lado, en general.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Se sorprenderían con todo lo que
puede hacer uno desde su casa. Prácticamente no tienes que salir para nada, si
no es lo que quieres.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Por eso trabajo desde mi casa, en
la computadora, para no tener que ver a nadie. Especialmente a desconocidos.
¡Ah!, y a niños. Los niños me ven tal cual, sin complejos y sin prejuzgar, y siempre,
siempre preguntan. Primero, a sus papás, mientras me señalan con el dedo. Los
papás ni siquiera voltean hacia mí y, por reflejo, les dicen que eso no se
hace, que no puedes señalar a la gente y siguen de largo. A veces, los niños
insisten y hacen que volteen. Me ven, sin verme, y siguen de largo, arrastrando
de la mano a sus hijos. Algunas veces el niño los suelta y corre hacia mí, se para
enfrente y hace un comentario de mi cabeza, algo como:</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- ¿Esa es tu cabeza?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- ¿Por qué tienes una cabeza tan
grande?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- Tu cabeza es grandísima. ¿Cómo
te llamas?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- ¡Wow!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Solamente sonrío, les explico que
sí, que es mi cabeza y que no me pasa nada, en lo que llegan sus papás, que los
regañan entre dientes y se disculpan en mi dirección.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
He llegado a pensar que debería
sacar ventaja de que la gente elija no verme. Ser invisible puede ser muy
interesante. Podría ir a donde quisiera y, con tal de no reconocer que estoy
ahí, me dejarían pasar. Después lo negarían, supongo. ¿Con qué cara lo
aceptarían ante sus superiores? ¿Quién ignora a alguien a propósito, con tal de
no verlo?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
No me decido todavía. Así que, si
dentro de poco ves en las noticias que pasó algo imposible y nadie se explica
cómo fue o quién lo hizo, tal vez haya sido yo, probando mis límites. Sería
bueno hacer cosas famosas por el bien de la gente, ¿no lo crees? O volverme un supervillano, como los de las películas.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Tú, ¿qué harías?</div>Mr. Rubenhttp://www.blogger.com/profile/03020730448868122798noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5284208573772530905.post-71398031778201527152018-08-01T16:02:00.004-07:002021-10-08T11:38:39.326-07:00Probar de todo<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Despertaste. O, por lo menos, eso
es lo que crees.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El sueño había sido tan vívido –
y tan extraño – que es difícil convencerte de que terminó.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Desorientado, te frotas los ojos
con los nudillos y tratas de evocar nuevamente la sensación, el gusto de ese
sueño. Sí, ahí está. La boca la sientes pastosa y seca, casi como siempre recién
abrir los ojos, antes de despejar por completo las telarañas de tu cabeza. Te
quedas unos instantes de más en ese curioso momento en el que quieres quitarte
las lagañas y te das cuenta de que están en tu mente y no en tus ojos. Hay algo
que no cuadra.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Ahí está otra vez. Abres y
cierras la boca un par de veces y detectas un sabor diferente. Como a… a… mal aliento… y lágrima… y sueño y… ¡LIMA! ¡Eso es! Qué trabajo identificar algo tan
fuera de lugar, y más en esa combinación tan extraña. Una lima madura, verde
intenso, amarga y fresca. Una vez que la identificas se convierte en el único
sabor que importa en ese momento. No recuerdas cuándo comiste una por última
vez, pero ese es exactamente el gusto que tienes en la garganta.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y, hablando de eso, te das cuenta
de que hay algo en la parte de atrás de tu lengua, casi en la garganta. Lo
sacas con dos dedos y es un pequeño trozo de… ¿algodón? No. Estiras la otra
mano y, a tientas, sin perderlo de vista, prendes la luz de tu buró para
revisarlo. Viéndolo detenidamente, no es algodón, sino algo sintético, como si
fuera relleno de almohada. Incrédulo, revisas rápidamente y, efectivamente, a
tu almohada le falta un trozo circular, del tamaño de una mordida.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No lo puedes creer. Dejas lo que
sacaste de tu boca sobre el despertador y tomas tu almohada con las dos manos,
lentamente. La hueles, despacito, no muy convencido. Pero no, solo huele a
almohada. Tal vez le hace falta una lavada, pero nada fuera de lo normal.
Entonces, ¿de dónde salió ese sabor a lima?</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Incrédulo por siquiera considerar
lo que vas a hacer, pero sin dudarlo para no parecer ridículo, le pegas un
mordisco a la esquina de tu almohada. Inmediatamente, te invade una fuerte oleada
de sabor. Cierras los ojos y te concentras completamente en disfrutar la
sensación. Es cítrico, amargo, fresco, con una textura como… como… lo perdiste.
Vuelves a abrir los ojos, porque ya no tienes nada en la boca. Ni siquiera te
diste cuenta cómo te lo pasaste, pero ya no hay nada ahí. Sin creerte mucho lo
que acaba de pasar, vuelves a morderle un pedazo. Con mucho trabajo, tratas de
ignorar el sabor (¡Qué difícil! ¡Sabe increíble!) y te enfocas en sentir el
bocado, en su textura. No lo logras a la primera, pero finalmente… ¡sí, ahí!
Casi no tienes que masticarlo, porque se siente como comerse una nube, como
algodón de azúcar disolviéndose en agua tibia. Por eso desaparece tan
rápidamente.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Dejas la almohada en su lugar y
buscas probar algo más que esté a la mano. ¿Tu celular? No, porque lo
necesitas. ¿Tu cartera? ¡Claro que no!</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¡Una pila! ¡Eso es! La dejaste
ahí porque ni modo de tirarla a la basura. No, hay que ser responsable y
llevarla a un contenedor especial. Bueno, como sea, la metes en tu boca
ansiosamente, como un niño chiquito lo haría con un dulce.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">WOW. La misma intensidad de sabor,
pero ahora es como a vainilla y limón, con un gusto a quemado. ¿Será por lo
eléctrico?</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Los próximos minutos los pasas en
un frenesí alimenticio. Simplemente, TIENES que probar todo lo que esté a tu
alcance. ¡La novela de Stephen King que no has podido terminar! Sabe a
cacahuates bien tostados. El cable del cargador de tu celular: a orilla de
pizza.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¡Oh, cielos! ¡El cargador! Nota
mental: seguramente no debiste haberte comido ése.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La gran decepción fue la pluma
Bic. Tantos años de escuela mordisqueándolas, para que al final resultara que
tiene el gusto de un chicle sin sabor. Mmmmh… Qué mal.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No entiendes qué relación puede
haber entre los objetos y sus sabores.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¿La esquina de la pared? Helado
de coco. ¿La columna junto a la puerta? Crema de menta. ¿Huh? O sea, ¿cómo? ¡Si
las dos son parte de la pared! ¡Ah! Pero una es blanca y la otra, azul.
Entonces, debe de ser por el color. Haces otra prueba. El frasquito con botones
que estabas juntando para regalarlos en su cumpleaños a alguien especial: casi
todos resultaron tener sabores diferentes, fresa, frambuesa, cereza, betabel.
¿Y el frasquito de vidrio? Muy dulce, como a caramelo.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Entonces, eso es.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Hay algo de lo que te acabas de
dar cuenta: Aunque las cosas tienen sabores diferentes, relacionados a su color
y (probablemente) de qué estén hechos, todos tienen, extrañamente, la misma
textura al momento de morderlos y saborearlos. ¿No estarás alucinando todo
esto?, piensas, mientras le das vuelta entre tus manos y observas detenidamente un
florero de barro al que le falta un pedazo circular en la parte de en medio (a
propósito, sabor a tequila y tierra). Pero si así fuera, y simplemente
imaginaras el sabor de las cosas, no podrías morderlas tan fácilmente, y tampoco
les faltarían esos pedazos.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Te sientas un momento en la
cocina, para procesar todo esto en tu cabeza. No sabes qué está pasando y,
definitivamente, tampoco por qué. ¿Será cosa de un día? ¿Ya le habrá pasado
antes a alguien? ¿Cómo averiguarlo sin parecer loco? Ni siquiera estás seguro
de cómo buscarlo en Google.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Tomas distraídamente una manzana
y la muerdes – siempre es más fácil pensar mordiendo algo. Sabe a manzana. Y
también se siente como manzana. Qué extraño. Abres rápidamente un paquete de
galletas y te comes una, completita. Sabe a galleta y se siente como galleta. Tomas otra y la miras,
extrañado. No estás seguro de qué debería haber pasado, pero que te supiera a
galleta no era una de las opciones. Vacías el resto sobre la mesa y te metes la
envoltura a la boca. ¡Ahí está otra vez! El plástico se difumina en tu lengua,
como el recuerdo de un beso, y un sabor intenso a canela en rama te hace cerrar los
ojos para no distraerte y disfrutarlo.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Recuerdas haber leído sobre gente
que tiene… mmmh… somato-algo. No. Mmmh… cinemato… No, qué wey, ni que fueran
películas. Sines-algo. ¿Sinestesia? Sí, eso te suena. Se supone que es una
condición con la que ves la música y saboreas palabras. O algo parecido.
¿Podría ser lo que tienes? Pero crees recordar que la gente ya nace con eso. Y
no suena a que sea contagioso, o que te hayas contagiado. Pues quién sabe
entonces.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Distraído, te paras junto a la
ventana simplemente para ver, sin enfocarte en nada, la calle, el cielo, los
cables de luz, las nubes naranjas.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¡En la madre! ¡Ya es de día!</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¡Es tardísimo! ¡Te van a colgar
en el trabajo! Corres a la recámara para vestirte y, en menos de diez minutos,
ya estás en la esquina esperando el camión.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Afortunadamente la jefa llegó
después que tú, así que te salvaste del regaño. Y qué bueno que ha estado muy ocupada
y no te ha puesto atención. No has podido hacer nada hoy. Ni siquiera puedes concentrarte.
Es más, cuando te das cuenta, ya no está tu taza (sabía a chocolate blanco),
los clips (a pretzels sin sal), las tijeras (a higo verde), ni el cable del
teléfono (a espagueti con mantequilla).</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Pensativo, te tocas las comisuras
de la boca con dos dedos. ¡Au! Tienes muy adolorida la parte derecha de la
boca. Seguramente está hinchada. Con una sonrisa, recuerdas que la peor idea que tuviste esta
mañana de camino al trabajo fue, definitivamente, la llanta de ese camión (a
corteza de pan de pueblo). Nunca se te ocurrió que fuera a tronar tan fuerte. Te
dejó medio sordo un buen rato y, sentando en la banqueta, te tardaste un par de
minutos en poderte levantar.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Hay otra cosa que te inquieta.
Después de todo el día así, te da miedo y curiosidad cuando finalmente tengas
que ir al baño. No puedes arriesgarte a que sea en la oficina. Quién sabe qué
es lo que pueda pasar.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Decides no decir nada, tomarte el resto del día y no regresar al trabajo después de la hora de la comida. ¡Hay tanto por
probar! Total, tienes el mundo por delante.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Sonríes. Esto va a ser
interesante.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div>Mr. Rubenhttp://www.blogger.com/profile/03020730448868122798noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5284208573772530905.post-59125092351914373142018-07-19T12:35:00.006-07:002022-02-24T17:10:45.424-08:00Esperando<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Te voy a contar una leyenda urbana, Chino, -dijo, metiéndose las manos en los bolsillos del pantalón para quitarse el frío. - Si pasas tu tarjeta en una estación vacía de ecobici a medianoche, primero te va a poner el mensaje ése de que: ‘Lo sentimos. Por el momento no hay unidades disponibles.’ Pero dicen que, si en vez de quitarla, la dejas cinco o diez segundos más, a veces pasa algo.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- ¿Qué, we? -respondió el Chino, encogiéndose de hombros y frotándose las manos para entrar en calor. Volteó a ver las pocas bicis estacionadas en la estación en la que estaban recargados, como deseando a medias que no estuvieran para poder comprobar la historia.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Algo raro.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Sí, pero, ¿qué, we?</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Ni idea. Nunca lo he hecho.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Se quedaron unos momentos en silencio, viendo su respiración condensarse en el aire frío. La lluvia casi había terminado. Las luces de un taxi pasaron por la avenida, a media cuadra, y se alejaron.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- ¿Tienes tarjeta de ecobici, Chino?</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- No, we. ¿Tú?</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Tampoco.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Los charcos en la calle reflejaban las luces del alumbrado, con pequeñas ondas donde las últimas gotas terminaban de caer, persistentes. Todo olía a fresco, esa sensación de que la lluvia se había llevado con ella la suciedad del día.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">¡PLICK! Una gota gorda cayó de un árbol, justo en el charco entre ellos. Los dos la siguieron con la mirada y se quedaron en silencio hasta que el agua quedó quieta otra vez.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Oye, Chino, ¿no que ibas a ver hoy a la Sandy?</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Pos sí, pero ya no. Se fue con el gordo de la motoneta. Resulta que ya andan.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- ¡Uuuuu! ¡Qué mal! ¿Con el gordo? ¡No mames! ¿En serio? ¿Por qué?</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Quesque porque yo la dejaba mucho en visto, we. ¿Tú crees? Pero a mí me late más bien que fue porque el gordo tiene motoneta y pasaba siempre por ella saliendo del trabajo. A eso no le puedo ganar.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Pero ya llevabas un rato con ella, ¿no?</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Pos algo. Como dos meses. No es que <i>andáramos, andáramos</i>, pero ya hasta me estaba encariñando con sus niñas.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Estás de la verga, Chino. Siempre te pasa lo mismo. Y ora, ¿qué vas a hacer? ¿Quieres que le demos una calentadita?</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- ¿A la Sandy? ¿¡Cómo crees, we!?</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- ¡No seas wey, Chino! ¡Al gordo de la motoneta!</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- ¡Ah! Pos sí, estaría chingón. Así chance y se da cuenta de que yo soy el que le conviene mejor y hasta regresa conmigo. Mmmh… Va, lo vemos con la banda.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Les paso el pitazo y lo vemos.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Ya estás. Gracias, we.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Volvieron a esperar, cada uno con sus pensamientos. En algún lugar, un carrito de camotes lanzó su desafiante silbido al encapotado cielo. Si todavía estaba vendiendo, no podía ser tan tarde como parecía.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">El eco del silbido se apagó y se perdió en la noche. Ambos se miraron, esperando que el otro rompiera el silencio primero.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Nacimos para ser bateados, we.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Neta.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Otra pausa. El aire ya calaba, sin respetar sus playeras de manga corta y sus pantalones rotos de las rodillas. El mundo se sentía más real que antes, como si la lluvia hubiera sido más bien una cortina y estuvieran del otro lado, donde cosas como el frío y la noche fueran más... presentes. Probablemente hasta podrían hacerte daño. Si quisieran.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Así las cosas, Chino.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Así las cosas, we.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">La calle estaba muy oscura. Los faroles funcionaban, pero los árboles a su alrededor habían crecido tan espesos que sus luminarias jugaban a ser la luna escondida detrás de las nubes y ni siquiera intentaban despejar la oscuridad debajo. El resultado era que el foco desnudo de un zaguán rojo era casi el único oasis disponible. Media cuadra más allá, otro foco alumbraba a medias a un vagabundo solitario acurrucado en un portón parecido, pero negro.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Se sentaron en el escalón de su zaguán, refugiándose en el círculo de luz.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Cuéntame algo, we, pal frío.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- ¿Sabes cómo nos despertaba mi papá en nuestro cumpleaños?</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- No. ¿Cómo?</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Se levantaba un poco antes, para poner el disco de Las Mañanitas y te dejaba tu regalo en los pies, sobre la cama. Lo podías abrir y verlo rápido, pero sin ponerte a jugar porque había que bañarse para ir a la escuela. Saber que la mañna era toda para ti te hacía sentir especial, -la mirada se le nubló un poco.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- ¿Lo hacía con tus hermanos también, we?</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Sí,<span color="inherit" style="border: 0px; font: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"> </span><i>por lo regularmente</i>.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">El Chino se quedó callado unos momentos, los ojos al frente, como imaginándose algo.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- ¿Te acuerdas de lo último que te regaló, we?</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- El disco del Michael Jackson, donde salía con su chamarra ésa. Acababa de salir. Me acuerdo que lo abrí y la etiqueta también era negra como el disco y decía BAD, en rojo. Lo puse luego luego y lo oímos en lo que nos apurábamos a arreglarnos e irnos a la escuela. A él no le gustaba esa música, pero aun así me lo compró. Ya no sé dónde quedó. Y mi papá se fue ese año, así que ese fue mi último regalo de cumpleaños.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Dejó la historia sin terminar y esperó un poco, para contestar alguna pregunta que tuviera el Chino.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- ¡JAJAJAJA! ¡No mames! ¿Te regaló<span color="inherit" style="border: 0px; font: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"> </span><i>un disco</i>? ¿De los grandes, de tocadiscos? ¡Qué viejo estás, we!</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Eres un idiota, Chino.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Le dio un manotazo al charco que estaba a sus pies, para salpicarlo. La respuesta fue inmediata: el Chino reaccionó dando un pisotón en el charco y mojándolos a los dos. Ambos se pararon de un salto.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- ¡Ora, Chino!</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- ¡Ora tú, we! ¿Qué no ves que hace frío?</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Está bien, está bien. ¿’ai muere?</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Va, chido.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Ya no se volvieron a sentar. Se recargaron en lados opuestos de la entrada, viendo hacia la banqueta de enfrente y entrecerrando los ojos, tratando de distinguir las formas. Cuando estás en la luz, cuesta trabajo ver más allá.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Y entonces, ¿es tu cumpleaños? ¿O por qué te acordaste de eso?</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Todavía no. Es mañana.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Pos felicidades, we.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Gracias, Chino.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Otra pausa.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- ¿Sabes, Chino? Ya no recuerdo la voz de mis papás.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Chino se cruzó de brazos, pensativo. Suspiró. - Yo nunca oí la voz de ninguno de los dos, we. Me dijeron que me abandonaron cuando nací.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- No, pos ahí sí me ganaste. Pero entonces, ¿no era tu mamá la de las quesadillas?</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- ¿Cuáles quesadillas? No mames, ¿de qué hablas?</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- ¡Donde cenamos ayer, pendejo!</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- ¡Aaah! -soltó la carcajada. - ¡No, we! Así les digo a todas las señoras, desde chiquito: ‘Hola má, buenas noches. ¿Te encargo dos de chicharrón?’ <i>Quesque</i> así les decía a todas las mujeres con las que hablaba, y se me quedó.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Ah, con razón.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Un perro ladró a la distancia. Trataron de localizar de qué lado venía el sonido, sin mucho éxito. No que importara demasiado.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- ¿Crees que tengamos que esperar mucho todavía, we?</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Ni idea, Chino.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Oye, ¿y quién te contó lo de las ecobici?</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- No sé. Lo escuché por ahí. ¿Por?</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Nomás.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">- Ah, chido.</div><div class="x_x_MsoNormal" style="background-color: white; border: 0px; font-stretch: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">En la esquina, otro taxi pasó por la avenida, salpicando la banqueta. El sonido del escape se alejó hasta dejarlos en silencio, con sus recuerdos.</div><div><br /></div></div>
<br />Mr. Rubenhttp://www.blogger.com/profile/03020730448868122798noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5284208573772530905.post-77750694239692009652018-07-04T13:08:00.001-07:002021-10-08T11:45:06.875-07:00Hambre<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¡Buenos días! ¡Ya es de día! ¡Ya
es de día! ¡Qué emoción!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Corres hasta la ventana y te
asomas entre las cortinas para ver la calle. El vidrio está frío y tu
respiración lo empaña y nubla un poco la vista hacia afuera. Todo tiene ese
tono oscuro de después de la lluvia, invitándote, esperándote.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>¡Ya no está lloviendo! ¡Vas a salir! ¡Qué
alegría!</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Casi te tropiezas con tu cama,
pero ni cuenta te das en tu prisa. Corres a la recámara, empujas la puerta
entreabierta y miras arriba, entre las cobijas. Sí, sigue dormido.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Le das los buenos días, fuerte y
claro. Como de costumbre, no reacciona todavía, así que tomas el edredón y lo jalas hasta
dejarlo en el suelo. Te acercas a la orilla de la cama, te sientas y vuelves a
dar los buenos días, más fuerte.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Nada.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Qué raro. A estas alturas siempre
se levanta con una sonrisa, te saluda y te besa amorosamente la nariz. Después,
te sirve el desayuno. Pero hoy no. Ya que lo piensas, huele un poco raro, como
a enfermo. Le tocas la mano y está muy caliente. Tal vez sea por eso.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Quieres ayudar, así que sales al
pasillo a buscar algo. Regresas con una pelota, una de las nuevas, de las que
chillan cuando las muerdes. La dejas en la cama y vuelves a ladrar.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¡WOOF!</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La pelota es una idea genial. A
ti siempre te alegra. Más, porque significa salir a correr en el pasto. La
empujas con la nariz hasta su mano.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Nada otra vez.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Hundes la nariz en la palma de su
mano y aspiras profundamente. Sí, ahí está. Enfermo, del tipo caliente y débil.
No hay duda. Qué mal. Tendrás que jugar solo.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Lames su mano hasta que
reacciona. <i>“No estés triste. Despierta. ¿Estás cansado? Ven, yo te ayudo. Vamos
a jugar con la pelota.”</i> Muerdes cariñosamente su manga y lo jalas un poco. Él
te acaricia suavemente detrás de las orejas, como te gusta, y te sonríe desde
su almohada. Te dice cosas, lo interrumpe un ataque de tos y te sigue
platicando, sonriendo y con ojos tristes al mismo tiempo.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Te gusta cuando platica contigo.
Como solo son ustedes dos, lo hace muy a menudo. Y tú siempre le pones mucha
atención y le contestas con uno o dos ladridos. Eso lo hace feliz.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Pero no hoy. Ya se volvió a
dormir. Esto de estar enfermo es aburrido. Y ya tienes hambre.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Vas a la cocina, a revisar tu
plato. Qué desilusión. Sigue tan vacío como hace rato. Todavía huele a tus croquetas
de anoche y a sopa de pollo. Olfateas alrededor, empujando el plato, y tomas un
poco de agua del otro plato. En fin.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Regresas a la recámara y te subes
a los pies de la cama. Das un par de vueltas para acomodarte y te acuestas con
la cara recargada en tus patas delanteras. La pelota se cae, rebota una vez con un chillido débil y rueda debajo de la cama. Duermes.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La cocina, anoche a la hora de
cenar. Te está sirviendo sopa de pollo, mezclándola con tus croquetas. Te gusta
mucho cuando comparte contigo su comida. Aunque está caliente, te la terminas
antes de que él regrese a su silla y pides más. Él se ríe y te contesta algo,
pero no te vuelve a servir. Eso es frustrante, porque todavía tienes hambre.
Aunque, la verdad, siempre tienes hambre. Vuelves a ladrar, esta vez
invitándolo a jugar y corres hacia la puerta, para que te abra y salgan al
parque. Él te dice algo y señala a la ventana. Corres hacia allá, te levantas
en dos patas y te recargas contra el vidrio para ver hacia afuera. Qué mal. Está
lloviendo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Aun así, no te desanimas.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¡WOOF!</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Quieres salir. Ya van un par de
días en que él se siente mal y se duerme temprano, por lo que no han salido. Quieres
correr y perseguir pájaros y disfrutar olores y hacer hoyos en la tierra y mordisquear
el pasto mojado y buscar gatos y ardillas. Quizá hasta atrapar alguno.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Él te regaña, un poco en broma,
pero mueve la cabeza y no te abre la puerta. Termina su cena y recoge sus
platos. Los lava, despacio, y abre la ventana frente a él para regar la flor que
acaba de crecer en esa maceta de ahí, donde siempre se mueren las plantas. En eso, se le cae algo al piso. Últimamente
se la pasa tirando cosas todo el tiempo. Se agacha para recogerlo…</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¡Es tu oportunidad! Te levantas rápidamente
y, de un solo movimiento, brincas a la silla, luego a donde pone los platos
para lavarlos y de ahí, de un solo salto, por la ventana abierta hasta el pasto del
otro lado.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¡Lo lograste! ¡Qué felicidad! De
la emoción, olvidas por un momento que está lloviendo. Corres y corres y
corres. Oyes, de muy lejos, que abre la puerta y te llama. Pero no vas a
regresar tan pronto y desperdiciar la diversión. Brincas sobre los charcos y salpicas, muy contento, corriendo
en círculos bajo la lluvia.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">De repente, una luz muy intensa te
paraliza y el ruido ensordecedor de algo muy grande casi encima de ti hace que
brinques hacia un lado en el último momento. Te detienes, jadeando y espantado…</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Despiertas, sobresaltado. ¿Qué
fue ese ruido?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Silencio. Levantas una oreja,
para oír mejor. ¡Sí! ¡Ahí está otra vez! Es él, tosiendo. Recuerdas que después
del susto de ayer, te alcanzó y te habló muy fuerte y serio, arrodillado junto
a ti. Te dijo que no muchas veces. Te abrazó y lloró. Le lamiste las lágrimas y
lloró más, luego menos, hablándote todo el tiempo. Los dos se mojaron mucho y
regresaron a la casa, caminando despacito.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Ahora está enfermo. Eso debe ser.
Tú te sientes bien, solo que con hambre.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Él sigue sin levantarse. Ni
siquiera se ha vuelto a tapar. Qué mal. Todavía huele a enfermo.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Al día siguiente, tiene un olor un poco diferente,
dulzón. Sigue caliente y tosiendo. Platica mucho, pero no te contesta cuando le
ladras.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¡WOOF!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No, nada. Husmeas por la casa. En
la cocina, te comes unas hormigas de un lengüetazo. ¡El baño está abierto! Bebes
mucha agua del excusado, ¡y nadie te regaña! ¡Qué genial! Te comes el rollo de
papel y muerdes el jabón. ¡Qué mal sabe! Corres por la casa. Te sientes más confiado y, como
no escuchas ninguno de los gritos de siempre, te subes a la mesa de la cocina,
donde te encuentras un pedazo de pan. Pero ya no hay más comida.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Aburrido, te acuestas a sus pies.
Ojalá se levante pronto.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Duermes intranquilo.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Al día siguiente, ya no se mueve.
Por lo menos ya no está caliente. Corres más por la casa. Destrozas el tapete
de la entrada, muy meticulosamente. Rasgas los cojines de la sala y tratas de
comer lo de adentro. No, no se puede. Sigues buscando. Sacas la planta del
pasillo de su maceta y pruebas la tierra. No, tampoco. Escarbas en el bote de
basura de la cocina. Todo lo que podía comerse ya se acabó. Estás triste.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¡Idea! ¡La ventana por donde
saltaste! No, cerrada. Lloras mucho y recargas la cabeza sobre tus patas
delanteras. Tienes hambre.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Otra idea se abre paso y hace que
te levantes lentamente, con las orejas muy paradas: la recámara.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Desde la puerta, tratas de despertarlo
otra vez.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¡WOOF!</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Nada. Esa idea ya es más fuerte, abriéndose paso desde lo más profundo del instinto carnívoro. Además,
ya no huele a enfermo.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y tienes hambre.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Con decisión y esa alegría del
descubrimiento, olvidas que eres un perro come-croquetas y entras a la recámara, hacia la cama.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div>
Mr. Rubenhttp://www.blogger.com/profile/03020730448868122798noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5284208573772530905.post-22863295025569080222018-05-29T15:51:00.003-07:002021-08-04T15:51:34.314-07:00La niña que veía los colores de las mariposas<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Había una vez una niña que veía
los colores de las mariposas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Los veía en todos lados: en los
árboles, en los animales, en las personas. No solo en las mariposas. Todos
tenían alas de colores.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Algunas eran tenues, tímidas y
transparentes; otras, vibrantes y escandalosas como una carcajada. Todas eran
diferentes.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Los colores más bonitos siempre
los tenían los niños y los novios caminando de la mano.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Los adultos más serios, de traje,
corbata y portafolio tenían los colores más apagados, como de mariposas
nocturnas.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Los colores de los viejitos eran de
polillas. Excepto las señoras de cabello azul, rosa o morado. A ellas las
seguían alas alegres por donde caminaran, como imitando su cabello.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Las personas enfermas tenían sus
colores tristes, temblorosos, en volutas evaporándose al sol. No todos sabían
que estaban enfermos. A ellos evitaba verlos a los ojos, no se fueran a dar
cuenta. Mejor así, que no supieran.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¿Y los suyos? Ella no veía sus propios
colores y siempre se había preguntado cómo serían. ¿Tal vez brillantes y
cálidos, como si la primavera tuviera una bandera? ¿O del color de la selva después
de llover? Le gustaban los colores después de la lluvia, como si alguien
acabara de estrenar la caja de plumones.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Bueno, no le importaba realmente, era una niña feliz.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“Qué bonito que todos tengan alma
de mariposa,” pensaba. Cuando la descubrían con sus colores en la mano,
dibujando la gente a su alrededor y le preguntaban qué quería ser cuando fuera
grande, siempre decía: “¡Pintora!” Pero en realidad, quería ser maestra. Así les
enseñaría a todos cómo ver los colores de las mariposas.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Ya verían todos qué bonito.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Sus papás le decían que qué bien,
pero que estudiara primero. Así llegaría a ser una doctora muy importante, una
astronauta o hasta presidente. Ellos solo querían lo mejor para ella.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La niña creció y, poco a poco, cambió
los lápices de colores por libros con fotos de animales y planetas, de
científicas famosas y mujeres importantes. Se volvió una ingeniera muy
brillante y trabajó con cohetes y viajes a Marte y olvidó los colores de las
mariposas.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Hasta que tuvo una hija, y su
hija comenzó a dibujar a la gente rodeada de colores brillantes. Entonces
recordó.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y habló con su hija:</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- ¿Sabes? Yo también veía los
colores de la gente cuando tenía tu edad.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- ¿Y ya no, mamá?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- No, amor.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- ¿Por qué ya no? ¿No te
gustaba?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- ¡Claro que me gustaba! Simplemente,
estuve tan ocupada que se me fue olvidando cómo hacerlo. Que nunca te pase lo
mismo, por favor.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- ¡Pues claro que no, mamá! ¿Qué
no ves que nos estoy dibujando?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En la hoja había una mamá y una
hija. La niña tenía un vestido rosa brillante y unas alas enormes, como de hada
de los arcoíris. La mamá tenía una bata blanca, lentes y el cabello recogido, y
estaba rodeada de unos colores muy tenues, que se difuminaban hacia arriba, en dirección al sol entre las nubes azules.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Su hija terminó el dibujo con
tres sonrisas gigantes: una en la niña, una en la mamá y una en el sol amarillo
canario.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- Mira mamá, el sol está feliz
también de recibir tus colores. -Hizo una pausa, pensativa.- ¿Qué va a pasar cuando se te acaben?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ella no contestó. Sonrió y abrazó
a su hija muy, muy fuerte. </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No la soltaría nunca.<o:p></o:p></div>
<br />Mr. Rubenhttp://www.blogger.com/profile/03020730448868122798noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5284208573772530905.post-30963584877608798412018-05-25T11:08:00.003-07:002021-10-11T16:21:40.603-07:00Aniversario<span style="text-align: justify;">Es un edificio muy viejo de cinco
pisos en la esquina de Eje Central. Antes era muy bonito, muy elegante, con sus
curvas y grandes ventanas. Tuvieron suerte de conseguirlo a buen precio. Hoy,
la fachada antes impecable está descarapelada, tiene un grafiti de superhéroes
en toda la pared de la planta baja y el rumbo ya no es lo que era antes.</span><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Adentro, ella prepara la cena
mientras lo espera a que vuelva de la tienda. Escucha que se abre la puerta y
se asoma desde la cocina.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Perdón por haberte mandado a
estas horas, pero ya casi cerraban y yo, con mis reumas, no hubiera llegado. Ya
sabes que las escaleras me cuestan mucho trabajo.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- No te preocupes, cariño. Lo
bueno es que Don Luis tenía todo. Ten, te traje tu clavel blanco.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- ¡Ooh, viejito, te acordaste! ¡Gracias!
Ponlo en el florero, ahí donde está el otro clavel que compré en la mañana.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ella, a sus más de ochenta años, está
preparando una cena especial por su 40 aniversario. No de bodas, ni de novios,
sino de que se volvieron a encontrar y regresaron. Por sus propias razones, después
de varios años juntos, cada quien quiso ir por caminos separados y,
afortunadamente, no funcionó. Cuando se reencontraron por casualidad en la
calle un año después, bastaron una sonrisa y un tímido “Hola” simultáneo. Él
traía un clavel blanco en la mano – nunca le dijo para qué y ella no preguntó –
y se lo entregó, una lágrima en su mejilla. Ya hace cuarenta años de eso. Y,
como dicen en los cuentos de hadas, fueron felices para siempre.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Nada de esto es necesario
mencionar cada aniversario. Hay cosas que, tantos años después, todavía duelen
un poco.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- ¿Puedes prender la luz, por
favor, corazón? Tú que alcanzas desde ahí. Gracias. Es que ya se está
oscureciendo y mi vista no es lo que era antes.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- La mía tampoco, no te preocupes.
¿Has visto mi pipa? No sé dónde la dejé.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ella le da su pipa, regañándolo
con que debe dejar de fumar, mientras él la llena de tabaco. Pero, como cada
aniversario, le acerca un cerillo y lo ayuda a encenderla. Aunque haga caras
por el humo, sonríe con complicidad. Siempre le ha gustado el olor a tabaco de
pipa, recién encendido. Le recuerda tanto a él.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- ¿Viste que reacomodé las
fotos? No sé dónde quedaron las últimas que nos sacaron, así que puse puras
fotos de nuestro primer viaje a Acapulco en los marcos de la repisa. Mañana que
ya no me duela la espalda voy a buscar en la caja de abajo, en el clóset. Ahí
deben de estar.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- Sí, eso estaba viendo. Se ven
muy bien las que tienen los marcos dorados de madera, ¿no crees?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- Justo en eso pensé. ¡Qué guapo
te veías de traje de baño, corazón!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Los dos se quedan un momento
contemplando la repisa llena de polvo, las fotos amarillentas. Ella inhala
profundamente, nostálgica.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- ¡Pero no has probado tu ponche,
cielo! Lo hice especial, como te gusta tanto, desde aquella vez hace cuarenta
años. Ah, ya se te enfrió. Pérame, te lo caliento.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Muchas gracias, amor.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ella regresa con la taza humeante,
balanceándola con un poco de trabajo y derramando unas gotas en el platito.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- ¡Au! Tal vez quedó demasiado
caliente, -dijo, chupándose un nudillo deformado por la artritis, salpicado de ponche.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- No te preocupes. Así está
perfecto. Siempre me has cuidado tanto. Gracias.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ella deja la taza frente a él.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- Orita vengo, voy por la mía. Suena a que ya está hirviendo también.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Desde la cocina, ella sigue con la
conversación.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- ¿En serio? ¿Es en esa foto? De
eso sí que no me acuerdo. ¡Qué buena memoria tienes, para tu edad! ¿Seguro que
fue ahí? Ah, <span style="mso-bidi-font-style: normal;">muy bien</span>. No, no te oigo,
espérame tantito, ya casi termino de servir. Sí, tienes razón, es mucho trabajo
preparar una cena así. Pero solo es una vez al año, y vale la pena, ¿no crees?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Atrás de ella, el comedor está
oscuro. En la mesa, puesta para dos personas, con su mantelito a gancho y su florero
con un solitario clavel rojo, no hay nadie.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Apagada y fría, tirada en el
suelo, la pipa vacía es su única compañía.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div>Mr. Rubenhttp://www.blogger.com/profile/03020730448868122798noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5284208573772530905.post-23931430915387178592018-05-23T07:48:00.004-07:002023-03-14T23:31:15.237-07:00Hacerse a un lado, y lo que implica. Un diario<div style="text-align: justify;">
Día 1</div>
<div style="text-align: justify;">No puedo leerte sin que me explote el corazón en textos, en letras para ti. Pero aún sin leerte, no dejo de pensarte un segundo. Mis lágrimas no paran, no sé cómo hacerlo. Caen hacia adentro, ahogando mi alma. Pero es mejor así. Nunca sentirla vacía.</div>
<div style="text-align: justify;">No quería quedarme a llorar en mi oficina a la hora de la comida, la puerta cerrada. Salí a caminar, dando vueltas y vueltas sin rumbo, por donde hubiera sombrita y, de repente, estaba frente a donde te conocí. Ay, qué feo se siente eso.</div>
<div style="text-align: justify;">Anoche lloré hasta que se me hincharon los ojos y me quedé dormido. Solo lo había hecho una vez antes, y tampoco sirvió de nada. Es mejor sonreír y aparentar ser fuerte. Los suspiros son inevitables.</div>
<div style="text-align: justify;">No puede ser que no deje de llorar. ¿Qué tengo, diecisiete?</div>
<div style="text-align: justify;">Qué difícil puede ser hacerse a un lado, salirse de la vida de alguien. Y ni siquiera me lo tuviste que pedir.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Día 2</div>
<div style="text-align: justify;">No puedo escribir. Casi no puedo ni respirar. ¿Escribir? Sí, claro.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Día 3</div>
<div style="text-align: justify;">Si por lo menos hubieras querido hablar conmigo y decírmelo, en lugar de insinuarlo por escrito y dejar que yo lo armara todo en mi cabeza...</div><div style="text-align: justify;">Todos deberíamos tener derecho a despedirnos.</div>
<div style="text-align: justify;">No, olvídalo. Hubiéramos llegado a la misma conclusión. Por lo menos así me dejaste todo a mí. No tenemos por qué estar los dos devastados. Quiero que estés bien. Y por eso me hago a un lado.</div>
<div style="text-align: justify;">¡Había logrado no pensar en ti por una hora! De repente, dije: ya estoy mejor. Y se me llenaron los ojos de lágrimas. Y pinche vida.</div>
<div style="text-align: justify;">Tal vez todo esto del amor verdadero y ser feliz solo sea parte de una lotería cósmica, donde te hacen creer que lo vas a lograr y que, aunque los demás no pudieron, tú sí... solo para hacerte mierda al día siguiente. Así vamos todos por la vida, en las avenidas de la tristeza.</div>
<div style="text-align: justify;">#PutosTodos</div>
<div style="text-align: justify;">"Sería bueno que algo tuviera sentido, para variar." - Alicia (L. Carroll)</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Día 4</div>
<div style="text-align: justify;">Mi rutina no ha cambiado mucho: eres mi último pensamiento antes de dormir y el primero en mi mente en la mañana. Veo tu foto todo el tiempo, te añoro con el pensamiento y con el alma. Recuerdo tu risa, tu voz sexy, tu mirada. Sí, esa mirada. Y, sobre todo, te nombro. Nos nombro. Solo no te escribo. Dije que no lo haría, aunque nunca deje de estar presente.</div>
<div style="text-align: justify;">Si algo pongo por escrito, es para mí. </div>
<div style="text-align: justify;">¿A quién engaño? Amo que me leas. Esto que no puedo guardarme, este sentimiento indeleble, innegable, total y profundamente. Hoy me dio un mini infarto cuando vi una notificación y creí que me habías escrito. A mí.</div><div style="text-align: justify;">¿A mí? Ja.</div>
<div style="text-align: justify;">Escucharte decir que tú también sentías lo mismo, que vivías en las nubes y que la sonrisa que te provocaba en la mañana te duraba todo el día era lo máximo. ¿Cuánto tiempo más será mutuo? ¿Todavía lo es? ¿Recordarás que aquí estaré para ti? Por lo que sea que me quede de vida. </div>
<div style="text-align: justify;">Sé muy, muy feliz. Y nunca te conformes con menos. Nunca. Todo esto tiene que valer la pena.</div><div style="text-align: justify;"><br />
Día 6</div><div style="text-align: justify;">Hoy ya dolió menos. Mmmh... No, no lo creo. Más bien, hoy mi alma amaneció cansada de sentir, adormecida. La vida pasa detrás de una cortina de tristeza.</div><div style="text-align: justify;">Creo que no he comido desde hace mucho. Sí, tal vez sea eso. Tengo que acordarme de comer algo. Vuelvo.<br />¡Te vi, de lejos! Qué fabuloso verte feliz. Estás padrísima. Valió la pena todo esto. O, por lo menos, es lo que me repito y me repito. Nada debería doler así.<br />Sé que dijiste que nadie podría tomar mi lugar, pero es tan fácil desaparecer a quien no está. Aún así, aquí estoy, y aquí voy a seguir. Muero de ganas de volver a abrazarte. Abrazarte con la mirada, con el corazón, con mis besos, con todo mi ser.<br />Sé que no crees en un "para siempre", en gran medida porque todos los demás te han fallado, pero una parte de mí - la de más adentro, la más verdadera - siempre te estará esperando.<br />Ten, te doy mis suspiros. Con cuidado, que se reborujan.<br />
*le da el universo.<br /><br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Día 7</div>
<div style="text-align: justify;">¿Y el karaoke? ¿Y las fiestas de bodas, bailando La Boa, muertos de risa? Ni siquiera alcanzamos a cantar algo juntos.<br />Y yo que creía que ya no me quedaban lágrimas.<br />Aclaro: nada de esto es reclamo. Son más bien los recuerdos que no nos alcanzaron y se quedaron en el camino. Existe en mí un agradecimiento profundo, profundísimo por lo vivido, y un coraje igualmente grande con la vida por habérmelo quitado.<br />¿En qué fallé?<br /><br />
Día 10<br />- Y usted, ¿cómo conjuga su tristeza?<br />
- En presente eterno.<br />Qué rápidamente se resigna uno. ¿Qué te queda? ¿Seguir viviendo así, sin vivir? Si madurar es aprender a esperar, ¿cómo se dice cuando esperas algo que puede que nunca suceda, porque su momento ya pasó? ¿Esperanza? Sí, claro.<br />¡Ya deja de llorar!<br />"Soñar no te hará ningún bien, Harry, si olvidas vivir." - Albus Dumbeldore.<br /><br />
Día 14<br />Dicen que bajé de peso, que cómo le hice. ¿En serio quieren saber, o es una pregunta tan hueca como el: "¿Cómo estás?" de las mañanas en la oficina?<br />- Solo estoy comiendo menos tortilla y pan, -respondo. Mejor así. Qué les importa, la verdad.<br />Eso sí, tomo mucha agua. Toda se me va por los ojos.<br /><br />
Día... no sé<br />Mi teléfono no suena. Y no creo que lo haga.<br /><br />
Día 85<br />Ya no había escrito. ¿Para qué? No quiero sonar repetitivo.<br /><br />
Día 128<br />Y entonces, un día, te darás cuenta de que a tu caja de colores solo le quedan negros y grises. Y tendrás que aprender a crear con eso.<br />Estoy aprendiendo.<br />Puedes elegir vivir devastado por una pérdida, o no... y crecer. Además, nadie ha ganado nada llorando - excepto Alicia; así pasó por el ojo de la cerradura.<br />Anoche ya no lloré. ¿Qué sigue? Crecer.<br />Pero aquí voy a estar, para ti. Solo tienes que... no sé. Con un "Hola" basta.<br />Sigo pendiente. Y mi corazón se salta un latido con cada vibración del celular.<br />Esperándote.</div>
Mr. Rubenhttp://www.blogger.com/profile/03020730448868122798noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5284208573772530905.post-40268346959595130542018-05-22T22:27:00.004-07:002021-09-01T16:18:33.217-07:00En el excusado<span style="text-align: justify;">Entre los hombres, en la oficina,
hay un código de etiqueta no escrito para ir al baño.</span><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Si vas a orinar, tienes que dejar
siempre, dentro de lo posible, un espacio vacío entre tú y tu vecino de al
lado. Si hay, digamos, cuatro mingitorios y hay alguien en el primero, NO tomas
el segundo. En todo caso, la regla más importante es: no voltear a los lados y,
obviamente, no socializar en ese momento. Hay quien se encuentra a alguien al
entrar, platican un poco y siguen hablando mientras hacen lo suyo. Eso queda un
poco forzado – y, muy probablemente, incómodo para uno de los participantes –
pero dentro de lo aceptable.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En los excusados, se conservan
las mismas reglas, pero con estricto sentido de la individualidad. Esto es: NO
hablas con el de al lado. Es más, haces lo posible por que no sepan quién está
en el excusado vecino. Si logras conservar tu estado de inexistencia, fue una
buena ida al baño.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y si terminas antes que los
demás, te apresuras a salir y lavarte las manos antes de que alguien más lo
haga. Es tan incómodo platicar con el otro durante tu asunto, como encontrarlo
en los lavabos y hacer como si no supieras quién hizo tanto ruido o usó tanto
papel hace apenas tres minutos.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En mi nueva oficina esto no es
solo etiqueta. Yo creo que es el factor por el que sigo en este mundo.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Les cuento.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">De entrada, es un edificio
atemporal. Por más que me he fijado, no logro identificar cuándo fue
construido. Puede tener una o dos décadas, o dos siglos. Tiene muy buen mantenimiento,
los elevadores son nuevos y todo es blanco, impecable. Más que oficinas, uno se
queda con la impresión de estar en un laboratorio ultra secreto en medio de una
película de espías. O de zombies.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Esa es otra cosa: casi nunca me
topo con nadie. Salvo la recepcionista en la planta baja – una persona muy seria,
vestida siempre de colores brillantes que contrastan con todo a su alrededor, relativamente
joven y más bien guapa, pero lacónica a morir – podrías jurar que las oficinas
no están ocupadas. Cada mañana es:</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Buenos días, señorita.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- M-jm.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- ¿No le tocó mucho tráfico para
llegar? Estaba horrible. Dijeron que iba a haber manifestación.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- ¿Ajá?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- Ojalá no haga tanto calor hoy.
Está de muerte.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- M-jm.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- Bueno, que tenga un buen día.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En fin, divago. Las blancas
puertas de las oficinas, en cada piso, siempre están cerradas y ninguna está
rotulada más que con un austero número. Las balastras son estúpidamente
brillantes, pero nunca he visto a nadie de mantenimiento para quejarme. Afortunadamente
solo estamos aquí temporalmente, en lo que terminan el diseño de nuestros <i style="mso-bidi-font-style: normal;">HQ</i>. Y siempre estoy solo. Soy el único
representante de la compañía, por el momento. Somos una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">startup</i>
en proceso de reclutamiento, y mi tarea es asegurarme que siempre haya alguien
que conteste el teléfono cuando piden informes. Sencillo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Mencioné que no había visto a
nadie, pero sí los oigo. Escucho el eco por los pasillos de puertas que se cierran, gente contestando el
teléfono (aunque nunca logro escuchar qué contestan), el <i>*clack* *clack* *clack*</i> de tacones altos, alguna risa. Una vez, en Navidad, hasta el coro de un muy lejano
“¡Feliz cumpleaños a ti!”<br />
Esto me pone nervioso. Es como si fuera un edificio
poblado por fantasmas que no se molestan en espantar.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Mentí cuando mencioné que no
había visto a nadie. Bueno, tampoco puedo decir que sí. Verán, ir al baño es
algo, digamos, especial.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La primera vez que pasó, llevaba
yo como una semana aquí. Fui al excusado, me senté, y escuché que alguien
entró. No, no exactamente. Oí la puerta abrirse y cerrarse, pero nada de pisadas que entraran. Después, la puerta del cubículo de al lado. Alguien
entró, cerró, levantó la tapa y se sentó. Podría dejarlo así y ya y no decir nada al respecto,
pero lo que vi fue algo que nunca antes había visto. El que entró iba descalzo, ¡y sus pies
nunca tocaron el suelo! Lo vi reflejado en el azulejo blanco del
piso, impecable: los pies descalzos, saliendo debajo de una túnica blanca, colgando a unos
15-20 centímetros del suelo. (¿Quién usa túnica hoy día?) Contuve un grito de
asombro, pero logré conservar la etiqueta de inexistencia, sin revelar demasiado mi
presencia. Digo, siempre sabes cuando el de al lado está ocupado, pero - por etiqueta - nunca haces nada al respecto. Estoy seguro que así fue para él también.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Esperé a que saliera antes de
terminar. Oí cuando se lavó las manos, tomó papel del rollo para secarse, la bola de papel caer en el bote de basura y la
puerta abrirse y cerrarse. Y ni una pisada.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Salí muy despacio y me asomé. Nada, como siempre.<br />
Un par de días después, otra vez. Ahora sí se oían las pisadas, pero diminutas y rápidas, como de alguien muy pequeño. Y, efectivamente, ahí estaban esos pies. Pies de bebé, regordetes. Se subió con trabajo al excusado. Le colgaban, sin alcanzar a tocar el suelo. Salió, se lavó las manos - no me pregunten cómo alcanzó - y se fue.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
¿Y ahora? Me pasa cada vez con más frecuencia. Veo los cascos del Diablo. Garras
de dragón. Botas de soldado, escurriendo lodo. Una vez juraría que eran mis propios pies los que se sentaron al lado mío.<br />
Pero nunca he sido descortés y quebrantado las leyes de etiqueta.<br />
¿Preguntar "quién es"? No, señor.<br />
Hay un lugar para todo.<br />
<br /></div>
Mr. Rubenhttp://www.blogger.com/profile/03020730448868122798noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5284208573772530905.post-43371757555702872272018-05-22T11:22:00.006-07:002021-09-01T16:18:20.003-07:00Esperanza<span style="text-align: justify;">- Debes de conservar la
esperanza, -dijo ella, quedito, y se sentó junto a él, en la banqueta.</span><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Había llovido toda la tarde y todo
estaba mojado. Seguramente aquí había estado sentado desde entonces, en la
oscuridad, sin moverse de aquí. Sabía que no lo haría. Aquí es donde la
había visto por última vez.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El farol de la calle estaba roto,
así que no alcanzaba a ver si su ropa estaba mojada. Lo sentía junto a ella, como
una presencia muy lejana. El aroma de lluvia inundó sus pulmones con un aire
frío, impersonal. Siempre le había gustado esa sensación de frescura, de nuevos
inicios, como si la lluvia lavara el mundo y nos dejara comenzar otra vez. Pero
no hoy. Hoy era diferente. Sentía una tristeza infinita emanando de él, a su
lado. Un escalofrío de empatía entró en su pecho y ahí se quedó, como ese dolor
físico de extrañar a alguien. Deseó no haberse sentado en el concreto, pero no
quería dejarlo a él ahí. Nadie debería sufrir solo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- La esperanza está mal
apreciada, -respondió él, pausadamente. Perdida en sus pensamientos, ella ya había olvidado haber comentado algo, pero se tragó su comentario mordaz y
lo dejó seguir. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- No tiene la definición que nos han hecho creer desde pequeños,
esa que dice que te ayuda a seguir adelante y que hará que todo sufrimiento
presente sea más llevadero, porque existe el sueño de que las cosas van a
mejorar.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No. La esperanza es peligrosa.
No es algo positivo.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">De hecho, es exactamente lo
contrario. Una persona que está en el fondo, en la peor situación imaginable,
soportará todo y seguirá adelante por sí mismo, día a día, porque tiene que
sobrevivir. Esa es nuestra naturaleza: seguir adelante.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sus palabras eran poco más que un
susurro, pausadas, pero en el fresco aire nocturno parecían brotar de todos lados y
quedarse ahí, suspendidas.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- Pero, ella dijo que
regresaría, ¿no? -se aventuró a comentarle, ofreciendo consuelo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- Sí. Y eso es lo más doloroso, -contestó, monótonamente. </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y continuó.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">- Ofrécele esperanza a alguien
derrumbado, un asomo de que su situación puede ser mejor o, inclusive, ser
feliz, y lo destruirás. Porque ahora tendrá contra qué comparar su desdicha y
soñará con el momento en que todo sea mejor. En vez de enfocarse en vivir, en soportar
y continuar, la pasará soñando y, por primera vez, tendrá conciencia de la
miseria a su alrededor. Ese autoconocimiento hará su existencia más difícil de
llevar, insoportable. Y si le quitas esa esperanza, será peor todavía. Una vez
que abres los ojos a la situación a tu alrededor, ya no puedes dejar de verlo.
No hay vuelta atrás.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Hizo una pausa, como quien está a
punto de suspirar, pero no. Simplemente, se quedó en silencio, recordando. Ya
no le quedaban suspiros.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ella lo esperó, dándole tiempo a
acomodar sus pensamientos. Quería hacerle la pregunta obvia. Después de todo este
tiempo, seguramente no seguiría esperando su regreso. Pero era cruel
entrometerse así y preguntarle. Solo él podía decidir si ya era suficiente. Así
que se quedó ahí, junto a él, con la pregunta en los labios.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Como si estuviera escuchando sus
pensamientos, él respondió:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- ¿Yo? Tengo esperanza, pero de
la bonita.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Otra pausa.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- Eso es lo que me digo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Y se le nubló la vista, una
sonrisa triste en el rostro y la mirada hacia adelante.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ambos se quedaron sentados en la
banqueta, sin hablar, acompañándose.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Arriba, en las nubes, un relámpago silencioso.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Empezó a llover.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />Mr. Rubenhttp://www.blogger.com/profile/03020730448868122798noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5284208573772530905.post-81220936734444996062018-05-13T22:27:00.002-07:002021-08-11T12:38:31.605-07:00Veela. FantasíaTerminó de encender la fogata y una onda cálida inundó el
claro del bosque junto al sendero. Eso solo significaba una cosa: era hora de
las historias.<div class="MsoNormal">
- Acérquense todos, -dijo Lukasz, el guía. - El primer
relato será el mío.</div>
<div class="MsoNormal">El grupo se concentró un poco más alrededor del fuego,
muchos sujetando con ambas manos sus termos con café. Era una noche de
principios del otoño polaco, fría para la mayoría de los bronceados turistas
provenientes de lugares más cálidos. Lukasz arrojó un puñado de polvos
metálicos al fuego y una lluvia ascendente de chispas brillantes asombró a sus
oyentes. Sonrió, satisfecho. Era el momento perfecto para comenzar.</div><div class="MsoNormal"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">- Les voy a contar una historia tal y como me lo contó el
abuelo Lubo, que es, a su vez, como él recordaba que se la había contado su
abuelo Jarek.</div><div class="MsoNormal"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">- Jarek tenía una casa a la orilla del pueblo y vivía del
bosque: recolectaba madera y hongos silvestres, ponía trampas para vender
pieles de pequeños animales en otoño y de zorros blancos en invierno.</div><div class="MsoNormal"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">Una fría mañana de primavera escuchó a alguien bañándose en
el manantial que está en la base de aquella colina de allá, -señaló Lucasz con
la cabeza hacia una cumbre apenas visible en el cielo nocturno, recortado sobre
un fondo de estrellas. Varias miradas se dirigieron hacia allá, queriendo
imaginarse el lugar. </div><div class="MsoNormal">- Cuando se acercó a investigar (pues no era común que
alguien se metiera al agua helada), se encontró una piel de lobo junto al
estanque y a una bellísima mujer nadando desnuda. En ese momento recordó las
historias de los viejos de la aldea, así que rápidamente tomó la piel de lobo y
la escondió. Después, se presentó ante la veela (pues eso es lo que era la
mujer, un espíritu guerrero del bosque) y le dijo que él tenía su piel, así que
tendría que casarse con él. La veela no tuvo opción y aceptó.</div><div class="MsoNormal"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">- Vivieron varios años tranquilos y ella le dio dos hijos.
Eran niños fuertes y saludables, y la gente decía que también eran hijos del
bosque, porque nunca se enfermaban. Es más, a la fecha, sus descendientes son
mucho más resistentes que los demás a las enfermedades. Yo mismo, cinco
generaciones después, sufro de muy pocos resfriados, sin importar lo duro que
sea el invierno.</div>
<div class="MsoNormal">
- Y, ¿qué pasó con la veela? -preguntó una turista de piel
bronceada y fuertes rasgos hindús.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">- Se dice que nunca envejeció y que Janek, antes de morir,
le regresó la piel de lobo. Esperaba que la veela viera esto como un gesto de
amor y lo correspondiera cuidándolo en su lecho final. Pero, en cuanto recuperó
su piel, huyó y nunca se supo más de ella.</div>
<div class="MsoNormal">
- Es una bella historia, pero no la creo, -dijo una turista
rusa de cabello rubio. -¿Cómo va a ser que lo haya dejado así, después de todos
esos años? ¿Y sus hijos? ¿Qué pasó con ellos?</div>
<div class="MsoNormal">
- No se sabe, -respondió Lucasz. -Se fueron poco después, y
dejaron también a sus familias. Parece que eran demasiado apegados a su madre y
debieron haberla seguido a donde sea que se haya ido ella.</div>
<div class="MsoNormal">
- Seguramente la <i>veeela</i> no abandonó a Janek, -insistió la
turista rusa. -Es más, podría asegurar que se fue para conseguir cómo curarlo
(por algo son seres mágicos, ¿no?), pero cuando regresó, ya era demasiado
tarde. Y ya no se quiso quedar, porque sin Janek su único hogar era el bosque.
Sus hijos se fueron con ella, porque también son seres de allá.</div>
<div class="MsoNormal">
Lukasz trató de mirar con más detenimiento a la turista
rusa. Algo le resultaba conocido de ella. Y esa voz tan musical tenía un tono
casi mágico…</div>
<div class="MsoNormal">
- Y lo que le quita toda credibilidad a tu historia es eso
de la piel de lobo, Lukasz. Así no fue. Era el plumaje de un cisne, mi
pequeño, -dijo la turista.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">Lukasz se llevó la mano a su amuleto, colgado en su cuello
desde que tenía memoria. Era una pequeña bolsa cosida de cuero. Solo la había
abierto una vez y únicamente él sabía lo que contenía: una pequeña pluma de
cisne que le regaló su abuelo Lubo. ¿Cómo había sabido la turista…?</div>
<div class="MsoNormal">
- La próxima vez cuenta la historia bien, hijo mío. Y
vendré a narrarte otra y otra más y a ver cómo estás. Porque, para algo es la
familia, ¿no?<br />Con estas palabras, la veela giró sobre sí misma y, en un solo
movimiento fluido, se transformó en un hermoso cisne, que emprendió el vuelo…
hacia la oscuridad, hacia la colina que ya no se veía en la noche de otoño, y
hacia su estanque.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />Mr. Rubenhttp://www.blogger.com/profile/03020730448868122798noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5284208573772530905.post-54629660593145507312018-05-09T15:03:00.002-07:002021-10-08T11:48:30.331-07:00Luz de luna<span style="text-align: justify;">Despertó, y el color se había
ido.</span><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Amodorrado todavía, se sentó en
el borde de la cama unos minutos, como siempre, y miró la pantalla de su
celular. “Qué raro. Seguro no cargó bien y por eso se ve así. Ojalá no se
descomponga, que no tengo dinero para arreglarlo hasta la quincena,” pensó, medio
dormido. La luz que se filtraba del farol de la calle alrededor de la cortina
del pasillo también se veía algo apagada. Se talló ambos ojos con las palmas de
las manos y respiró profundo, obligándose a despertar.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Nada.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No fue sino hasta que miró hacia
la tele cuando sintió un poco de nerviosismo, como le pasaba cuando las cosas
no encajaban exactamente como deberían. La luz del convertidor del cable no
tenía color. Estaba apagado, pero el puntito de luz de siempre no era rojo,
sino gris. Se fijó mejor; tal vez lo dejó prendido y era verde y no lo había visto
bien.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No, era gris. Ni siquiera sabía
que la luz podía ser gris. Siempre había creído que, o era blanca o de colores.
¿Gris?</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“Seguro es porque no cené
anoche,” razonó. Así que, antes de tomar su toalla para meterse a bañar, fue
al refri, le dio un par de tragos al bote de leche y una mordida a una manzana
– cuidando de lavarla primero, claro. No fue tan sencillo, porque no quiso
prender la luz hasta no tener algo en la panza.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Nada. Es más, la leche y la
manzana le supieron raras. Acartonadas. El reloj del microondas marcaba 6:55a, en números grises.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“Tal vez es muy temprano
todavía,” pensó. Se metió a la regadera sin prender la luz del baño. Estaba
amaneciendo, así que tampoco podía decirse que estuviera a oscuras. “Dicen que
el agua fría estimula la circulación.” Pero no, el agua tan fría solo sirvió
para acelerar su respiración, ponerlo a temblar y hacerlo sentir miserable. Eso
sí, se aseguró de que le cayera directamente en la cara y se talló los ojos más
de lo normal.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Nada. La luz gris del espejo lo
acompañó para peinarse y lavarse los dientes, con una pasta gris y sin sabor.
Es asombroso cómo uno puede llegar a extrañar de repente esos sabores que creía
que no le gustaban. Tampoco le dio mucha importancia. Iba bien con su tristeza
reciente.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Se vistió rápidamente, tratando
de acordarse de qué color era el traje, los calcetines y la corbata que eligió.
No quería que le diera la luz del sol al rato y darse cuenta de que iba de
café, negro y azul. Para estar más seguro, la camisa fue blanca.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Salió de su casa rumbo a la
parada del camión, viendo todo con asombro, pero sin querer parecer muy obvio.
La jacaranda de enfrente, que tanto le gustaba en esta época del año, era
prácticamente invisible sin sus verdes y morados. Los bordes grises de la
banqueta se confundían con el pavimento y casi tropezó. Cuando pasó frente a la
casa azul de la esquina, sintió un escalofrío. Siempre se imaginaba cómo sería
vivir en esa casita tan alegre, de vivos colores y con un arce protector enorme
que crecía en el patio de atrás y que se asomaba por detrás y por encima del techo. Hoy la
casa rezumaba una melancolía muy profunda, como si la vida se le hubiera ido
junto con el color.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Lo más triste de todo – sí, más
que la ahora insignificante jacaranda y que su casa de ensueño – eran las
nubes. Una de las cosas que más le gustaban de salir a trabajar a esta hora era
la explosión de colores en el cielo. En las dos cuadras que había hasta la
parada, el cielo cambiaba de azul profundo a violeta, rosa y naranja, y las
nubes hacían la vista todavía más espectacular, multiplicando tan bonito la
paleta de colores al punto de que una vez se le hizo tarde por detenerse
simplemente a contemplar, negándose a ignorar esa declaración a la vida que le
regalaba el cielo. Hoy, las pocas nubes parecían atrapadas en un cielo de
tormenta, aunque estuviera casi despejado. La sombra de una sonrisa se asomó a
sus labios. Parecía que el mundo lo acompañaba en su dolor y, dentro de su
tristeza, sintió un gramito de remordimiento.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Un sentimiento muy hondo de
vergüenza lo invadió. Desvió la vista hacia abajo y aceleró el paso.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Estaba casi seguro de que
solamente a él le había pasado esto de… como fuera que se llamara esto. ¿Sería
muy grave? Había escuchado que ciertos tipos de cáncer en el cerebro te
alteraban los sentidos, pero no sabía si sucedía así de rápido. ¿Sería cáncer?
¿Cuánto le quedaría por vivir? O también podía ser algo como diabetes. Dicen
que afecta la retina. O tal vez le metieron una droga en la comida. Porque en
la bebida, no. Hacía mucho que no iba a algún bar. La última vez fue con ella… Como
sea. Ya era tarde.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En el camión tuvo cuidado de no
mirar a nadie directamente. No quería que le cuestionaran, que supieran que él
sabía. Estaba seguro que podía verse en sus ojos que algo no estaba bien.
Además, si nadie se daba cuenta era menos real. Aun así, una muchacha debió
haber visto algo, porque lo buscaba desde su lugar, del otro lado del pasillo y
un lugar más atrás. Con el rabillo del ojo sentía su mirada en su nuca,
insistente, como exigiendo su atención. Se hizo el dormido y fue el primero en
levantarse al llegar a la base. Cuando se bajó, se arriesgó a mirar sobre su hombro. Y sí, ahí estaba ella. Lo extraño fue que su mirada no era acusatoria,
como lo esperaba, sino más bien había algo como una llamada de ayuda, de necesito-tu-empatía,
en esos ojos gris claro. Sin prestar más atención, se alejó.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El metro es un lugar solitario.
Por más lleno que vaya, todos están solos con sus pensamientos. Nadie se ve a
los ojos, nadie le sonríe a otro nadie. Perfecto para él. Bajó la vista,
suspiró y se hundió en sus recuerdos.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En el trabajo fue más fácil de lo que esperaba. Casi no habló, y los demás no esperaban que
lo hiciera. Absorto en sus hojas de cálculo, como cada cierre de mes, se limitó
a contestar con monosílabos y a desviar la mirada. Solo puso atención a los
demás al llegar, por si alguien comentaba qué había pasado con los colores,
como cuando tembló y la gente no dejó de hablar de eso en días, como si todos
no lo hubieran vivido también. Seguro no pasarían por alto la oportunidad de
hablar de algo así tan diferente.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Pero no. Y tampoco salió a comer.
Para la hora de la salida ya se había acostumbrado a su mundo gris. El excel
gris, google gris, su taza de café gris, sus correos grises, la luz gris de la
balastra gris brillante. La verdad, no era tan distinto de su vida últimamente.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Se fue a casa, solo.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y gris.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En la noche, a la luz de la luna,
todo se ve plateado, diáfano, puro. Se desnuda, descorre las cortinas y abre la
ventana de su cuarto de par en par. La luna, llena, lo ilumina con una luz fría
al tacto, luz de plata y de mercurio, que hace que se le enchine la piel. Y lo
llama – como diciendo, curiosa: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“¿Y esta
tristeza? ¿Es para mí?”</i> No se siente alarmado, al contrario. Le gusta lo
que ve y tiene mucha curiosidad de averiguar qué sigue.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Poco a poco el mundo se va
haciendo más luminoso. No, no el mundo. Él. Toma el celular para ver si puede
sacar una foto. Tal vez la imagen de la foto no tenga esa aura fantasmal.
Cuando su mano se cierra sobre el celular, siente un escalofrío, como si un
fantasma hubiera pasado a través de él. Al segundo intento, logra sujetarlo,
aunque necesita toda su concentración. Parece que todo a su alrededor es cada vez menos
y menos real, y que la única realidad son él y ella, radiante y redonda y
¿feliz? en el cielo negro, negrísimo. Deja el celular. Ya no es importante.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Con cuidado, toma el vaso con
agua, iluminado por un brillante rayo de luna. Beberlo es llenar su cuerpo de
luna líquida, fría y serena. Ya no falta mucho. En cualquier momento. Hay tanta
luz…</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El vaso cae al suelo, salpica y
rebota sobre la alfombra, en el cuarto vacío.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Esta vez, en esta casa, nadie
llora.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div>Mr. Rubenhttp://www.blogger.com/profile/03020730448868122798noreply@blogger.com0