¿Te imaginas vivir para siempre? No, no te lo imaginas. Es muy, muy difícil conceptualizarlo. Hay que dejar atrás las ideas de vampiros y zombies y maldiciones y fantasmas y magia y demonios y cyborgs eternos y energía espiritual interminable. Todo ese asunto viene de tiempos más románticos y suena a que sería fabuloso poder experimentarlo en carne propia, hasta que empiezas a echarle números.
Imagina vivir:
100 años más. Todos tus conocidos ya murieron. La
velocidad a la que avanza la tecnología es increíble. El mundo ha cambiado.
500 años más. Has vivido -y seguramente has
protagonizado- acontecimientos históricos de la humanidad. Eres parte del futuro y de los libros de historia. Qué bueno es estar
vivo para verlo.
1,000 años más. Has pasado por cada situación que
alguna vez hubieras pensado. En todas has tenido éxito y también en todas has
fallado. Has sido pobre, rico, fugitivo, héroe, villano, víctima, vagabundo,
ermitaño, filántropo, maestro, justiciero, poeta, rebelde, tirano, soñador,
pionero, y sobre todo, humano. Hace siglos que decidiste dejar de amar. Duele
demasiado cuando las personas más importantes para ti se van quedando atrás y
tú continúas tu camino.
5,000 años más. Es difícil seguir solo cuando todos los
demás han evolucionado hasta compartir una sola conciencia. Has decidido ser
solo un observador, y que la humanidad siga su rumbo entre las estrellas. La
ciencia ficción nunca creería lo que has visto. Estás cansado, harto de todo, pero
hay que seguir viviendo, ¿no?
10,000 años más. Dejaste de contar los siglos tiempo atrás. Todo lo que has vivido se fusiona con tu presente y solo queda esperar al futuro, que a veces choca contigo y se divide, y otras te arrastra sin piedad. Pero todo pasará.
100,000 años más. A esta escala los conflictos humanos
más grandes y terribles son prácticamente microscópicos, perdidos en el tiempo
y en la inmensidad del frío entre las estrellas. ¿Ha valido todo la pena?
¿Queda todavía algo por vivir?
Y todavía no te acercas ni remotamente a la eternidad.
Apenas has vivido 1/43,000 de la edad de la Tierra.
¿Qué tal un millón de años más?
¿O diez millones de años?
O cien veces eso último: mil millones de años. A esa edad, todavía
eres un adolescente comparado con el Sol. Tienes que vivir cuatro veces más
para verlo apagarse.
Y sigues lejos, muy lejos del concepto de eternidad,
que va más allá de que el universo se expanda hasta perderse en la oscuridad y que
se apague la última estrella y se evapore el último agujero negro.
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Aun así, todos queremos un “felices para siempre”, ¿no?