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El peor día de mi vida

El 19 de septiembre de 1985 fue el peor día de mi vida. Mis recuerdos de ese día están ligados a una lluvia muy fuerte de la noche anter...

Monday, October 6, 2008

Blancanieves, el final alternativo.

¿Qué hubiera pasado si la bruja, en lugar de una manzana, le hubiera dado un jitomate envenenado a Blancanieves?

Me la imagino perfectamente, usándolo para prepararles una sopa a los siete enanos, que regresaban agotados después de trabajar en las minas.  Definitivamente, otra historia hubiera sido.

¡Ay, estas brujas sin visión!

Monday, September 15, 2008

¡Basta de spam!

¿Algún día alguien le informará al mundo que no se puede rastrear un mail? No entiendo porqué la gente cree que se puede saber cada una de las direcciones que han recibido y/o mandado determinado correo. A menos que tuviera un virus (o archivo autoejecutable) que mandara automáticamente una copia a la dirección origen cada vez que es abierto. Pero entonces, sería fácilmente detectado y eliminado por cualquier antivirus posterior a 1990.
Y, ¿a qué viene todo esto?  Que, como TODO EL MUNDO, estoy harto de recibir correos que, muy bien intencionadamente, nos piden que continuemos con la cadenita.
¡Ya, por favor!
Y, si realmente está muy chistoso o se ve especialmente verídico y piensas en mí, como seguramente yo estoy pensando en tí...
¡OLVÍDALO!  NO ME MANDES NADA.  No voy a pensar "Awww, mi vidaaaa, qué bueno que está pensando en mí..."
¡CLARO QUE NO!
Ahora, para quienes dicen que "todo en esta vida se te regresa", si alguna vez necesito salvar la vida de alguien (incluida la mía), encontrar personas perdidas, salvar perritos, protestar contra el gobierno/electricidad/teléfono/etc, evitar que nos cobren hotmail, tener buena suerte/bendiciones/éxito en el amor, enviar comida a un niño en África, tener un buen día o, de plano, enviar cadenitas en contra de las cadenitas, voy a tenerme muy bien merecido que borres mi correo, me la mientes en voz baja y te olvides completamente de haber recibido ese correo.
¿Saben?  Yo creo que me arriesgaré. 

Tuesday, August 26, 2008

¿Quién quiere placas personalizadas?

"Si pudiera escoger lo que dijera la placa de mi auto, ¿qué diría?"

Esto suena muy sencillo.  Todo el mundo ha visto, por lo menos en las películas, las placas que dicen:

2CUTE4U

LOVE ME

I ROCK

SUPERCOOL

ROCKSTR

etc, etc, etc.

Cada vez que le he planteado esa pregunta a algún amigo, la respuesta cae invariablemente dentro de alguna de estas categorías...

"¡Pues mi nombre!"

"No, pues ni idea."

"No sé, pero seguro algo super cool / merol / original."

Desafortunada (o afortunadamente) en México no nos han dado la opción se escoger nuestras placas.  Es más, te multan si tan siquiera traes tu placa aunque sea un poco fuera de lugar.

En el tiempo en que estuve en los EU me encontré con esto y le tuve que sacar una foto...


Uno no niega la cruz de su parroquia, definitivamente.

Y tú, ¿qué le pondrías a tu placa?

Friday, July 18, 2008

Fotos atrasadas de Coachella



La portada del Dark Side of the Moon



Acabando la canción, lo soltaron



Roger Waters (difícil foto, así que no criticar)



Metric



El escenario principal



Con mi amiga Nayeli (Awww...)



¿Alguna vez han visto dos libélulas copulando?  Se ven exactamente así, pero sin ruedas



Perry Farrell.  Con o sin Jane's Addiction, muy, muy bueno



Las francesitas de Plasticines



Entre Village People y Prince






Monday, July 7, 2008

El espejo

Ander resbaló y volvió a caer, el rostro en el lodo. Corría, tropezándose, entre ramas muertas y agua fétida. Sus alrededores estaban iluminados débilmente por el resplandor verdoso del pantano que, más que guiarlo, hacía que todo a su alrededor le pareciera familiar, de la misma manera en que una pesadilla recurrente nos parece conocida.

Huía sin rumbo, la mirada perdida. El lazo mental que compartía más fuertemente con su hermano que con los otros kithkin lo sumía en un mar de sentimientos encontrados… confusión, desesperación, lejanía, dolor, abandono… silencio.

Soledad.

No recordaba mucho. Las pocas imágenes que llegaban a su mente sólo lo confundían más. Estaban cruzando la montaña, a lo largo del borde de un risco. Desde ahí se veía el pantano que querían evitar a toda costa. Entonces, los atacaron. Boggarts, probablemente. En la emboscada, se separó de Mika y Bowen. Alcanzó a ver cómo Mika caía herido. Además, creyó haber visto una puca en lo alto de un risco, observando la pelea. ¡Una puca! Lo que les faltaba. No sólo los boggarts, sino un espíritu de la montaña se resistía a su presencia. Después, un gran estruendo. El derrumbe lo hizo caer, girando, hacia el pantano.

Oscuridad.

Lo despertó una risa lejana. Pero no la risa de un depredador, dispuesto a brincarle por sorpresa, ni de uno de esos espantapájaros que tan toscamente imitan la vida. No, la risa que lo despertó era mucho más sencilla y pura. Tal vez por eso lo sobrecogió tanto, por estar tan fuera de lugar. Era la risa de un niño.

Hizo lo único que podía hacer: correr en la dirección opuesta.

A lo lejos, una luz amarillenta, como si se tratara del fruto de uno de los árboles enanos del pantano. Más allá, al nivel de unas rocas, un resplandor rosado. Y otro aún más adelante. Por supuesto, siguió el sendero que le marcaban. No tenía otra opción.

¿Acaso esas luces le mostraban el camino de regreso, o marcaban el camino para que alguien más las siguiera?

Poco a poco el suelo comenzó a sentirse más firme bajo sus pies. Bien. Eso significaba que estaba saliendo del pantano y se estaba adentrando en terrenos más familiares. Lo inquietaba lo que le hubiera pasado a su hermano y a Bowen. Todavía podía percibirlos a través del lazo mental, aunque a Mika lo sentía muy débilmente, como si estuviera muy, muy lejos. O muriendo.

Poco tiempo después, se encontró con una cerca, del tipo que usan los kithkin para mantener alejadas a las criaturas del pantano. Pero estaba seguro que algo había pasado, no era normal que estuviera en tan mal estado como ésta. Probablemente el clachán estaba abandonado. No se le ocurría otra razón.
Pero los kithkin nunca abandonan sus aldeas.

Entonces recordó la leyenda del clachán vacío. Una vieja historia que se le cuenta a los niños para que no descuiden sus deberes. Cuando llegaron los comerciantes del clachán vecino, simplemente no había nadie en toda la aldea. Parece que una gwyllion atacó a los habitantes en su sueño. Todos los espejos estaban rotos. Supersticiosamente, Ander hizo la antigua señal de protección con la mano izquierda, tapándose momentáneamente los ojos y se detuvo a medio movimiento. ¿Habría sido ése el origen de la superstición? Todas las supersticiones tienen algo de verdad detrás de ellas.

Ander creyó ver un movimiento con el rabillo del ojo. Nervioso, volteó, pero sólo vio un campo de cultivo abandonado. “Probablemente fue el viento”, pensó.

Repentinamente sintió un gran dolor fantasma en las extremidades y en la garganta. Un dolor de tal intensidad a través del lazo mental sólo podía significar una cosa: Mika había muerto.

“Todo esto es un mal augurio”, pensó. Cuando se dispuso a dar la vuelta para alejarse, escuchó el eco de la risa de una puca. “Las pucas sólo se ríen de noche y únicamente cuando van a alimentarse”, recordó. Tenía que refugiarse.

Brincó la cerca, que todavía seguía en pie. Una figura se levantó, con un movimiento no natural y desarticulado, en medio del sembradío, como para recibirlo. Cuando la figura vio que no era a quien esperaba, el espantapájaros se dejó caer nuevamente, haciendo un ruido espantoso, repetitivo, como si una niña pequeña se estuviera ahogando en secreciones. Con un escalofrío, Ander se dio cuenta que el espantapájaros se estaba riendo.

Había una pequeña torre frente a él. En caso de un ataque, sería la estructura más fácilmente defendible. Ander se rio amargamente. Como si él solo fuera suficiente para defenderla de una puca. “Ojalá no tenga que hacerlo,” pensó, fatídicamente.

Ander volvió a lamentarse en silencio, por centésima vez, “No debimos haber salido. Y mucho menos debimos haber confiado en ese boggart para que nos guiara a través de la montaña.”

Entró sigilosamente a la torre. Al mismo tiempo que sintió un frío que le recorría los huesos, helándole el alma, un estremecimiento lejano hizo temblar su luz interna. Un profundo terror y dolor lo asaltaron, dejando después sólo una gran tristeza y un vacío en su ser. La luz de Bowen se había apagado también. Ahora estaba realmente solo.

El frío que sintió al entrar parece que reaccionó a su estado de ánimo, hablándole a su alma, atrayéndolo, dándole la bienvenida a los últimos momentos de su vida. “Debe haber un espejo cerca,” razonó.

Sintió un miedo irracional. No quería mirar hacia atrás. Giró ligeramente la cabeza y trató de torcer los ojos para mirar detrás de su hombro, retrasando lo inevitable. Lo inundó un frío repentino, pero no sabía si provenía de la habitación o de dentro de él mismo. El sudor le mojaba la frente y se agitó su respiración. Lo invadió una gran tristeza, porque sabía lo que va a encontrar. Tenía que voltear hacia atrás. Levantó la mirada, dispuesto a encontrar su destino de frente y giró hacia la derecha, de un solo movimiento, donde sabía que le esperaba la muerte, o algo peor.

Justo atrás de donde estaba parado había un gran marco circular, colgado en la pared. Y, reflejado en él… no había nada.

Eso le causó un miedo irracional. Era lo que menos se esperaba. Lentamente, dentro de su terror, se dio cuenta de que no había un espejo en ese marco. Probablemente se había roto, junto con los demás, hacía ya mucho tiempo.

“En el espejo siempre estamos solos,” recitó. Era parte de una vieja rima, para enseñarle a los niños a alejarse de su reflejo.

Un poco más tranquilo, se dispuso a buscar un lugar que fuera fácilmente defendible, en caso de un ataque. Probablemente en el piso de arriba.

Subió las escaleras y, un poco más confiado, entró en la primera puerta…

Shock.

Confusión.

Reflejo.

Trampa.

Soledad.

Prisión.

Sueños rotos.

El espejo lo estaba esperando. Se vio a sí mismo, como si el reflejo estuviera en el umbral y él, dentro de la fría superficie reflejante. Su imagen se detuvo y, sin poder mantener el equilibrio por ser tan solo una imagen plana, empezó a caer muy lentamente. Lo último que tuvo en su mente fue una sensación helada en sus pies, cuando su imagen tocó el piso y se quebró en miles de astillas de plata.

“No entres en la oscuridad, por si acaso decide no dejarte ir.”

Thursday, June 12, 2008

Alrededor de la fogata...

La fogata da una luz muy tenue alrededor, como si la niebla que sube lentamente por la colina se aferrara a la oscuridad, resistiéndose a desvanecerse. Las pocas hierbas que crecen del duro suelo parece que juegan con las sombras, cada vez más profundas y densas, como aprovechando que la luna no hubiera salido todavía, burlándose de ella.

De espaldas al fuego, como buen vigía, Bowen monta guardia. Una de las primeras lecciones que les enseñaba a sus cadetes era la de nunca mirar directamente a una fuente de luz, por más tentador que fuera. Debían ser capaces de distinguir las amenazas escondidas entre las sombras, sin estar cegados por el resplandor.

- "Todo saldrá bien, Mika," susurra mientras observa a su hermano herido, acostado cerca de la luz.

Un matorral se agita ligeramente. En silencio, moviéndose fluidamente al ritmo de las danzantes sombras, retrocede y se oculta, fundiéndose con la oscuridad fuera del círculo de luz. Observando…

Justo antes de que el invasor entre al claro de la fogata, Bowen percibe su fuerte olor: sudor, sangre, orines, piel mal curtida. “Un boggart”, piensa el soldado.

Confirmando su sospecha, un boggart se acerca sin la menor precaución a la fogata, con la atención puesta en la figura inconsciente tendida a un lado de la fuente de luz. De piel verdosa, grisácea bajo la luz de la fogata; baja estatura, por debajo del metro y medio; piernas y brazos cortos y delgados pero musculosos; con una cabeza calva desproporcionadamente grande y de rasgos afilados, se mueve toscamente. En ese momento, el viento cambia, justamente en dirección al intruso, quien se detiene y husmea el aire, con recelo.

Con el elemento sorpresa perdido, Bowen brinca desde las sombras rápidamente, con la espada desenfundada. El intruso reacciona antes de recibir el golpe y se avienta en dirección al ataque, para interceptarlo. Los dos chocan en el aire y caen en una confusión de piernas y gruñidos.

- “¡No atacarrrme! ¡No atacarrrme! ¡Regrrresé!”

Bowen se incorpora, enfundando lentamente la espada sin dejar nunca de mirar al boggart.

- “No atacarrrme… no atacarrrme,” continúa reclamando, entre susurros.

- “¿Encontraste la raíz de la flor de arena?” pregunta Bowen, con una mirada de preocupación hacia donde yace Mika, bañado en sudor a pesar de lo seco de la noche.

El recién llegado asiente, sin dejar de mirar a Mika. Con la cabeza hace una seña para indicar que la dejó detrás de los árboles. Entre delirios y bajo una delgada manta que no alcanza a cubrirlo del todo, Mika se retuerce en sueños, inquieto. Por centésima vez esa noche, Bowen susurra el mantra: "Un pétalo para detectar la maldición. Una raíz para liberarla del alma. Una bocanada de humo para absorberla y purificarla."

El boggart vuelve a asentir, estúpidamente, una expresión completamente en blanco en el rostro.

Bowen exhala profundamente, desesperado por tener que tratar con alguien tan distinto a él mismo. Aunque tiempos difíciles engendran aliados dispares, nunca se puede ser demasiado cauteloso.

Lo cual le hace recordar algo acerca de una daga…

Y siempre podría usar un arma extra...

- "Escucha," dice Bowen, "cuando encontramos a ese par de ladrones..."

- "¿Parr de larrrones?" contesta el boggart, muy lentamente.

- "El par de ladrones con el que nos encontramos."

- "¡Oh, oh! Parr de larrrones."

- "En fin, cuando los encontramos, tenían una daga con empuñadura de hueso y tú la tomaste. ¿Dónde está?"

- "¿Daaaga...?"

- "Sí. La que tomaste. ¿Dónde la tienes?"

En ese momento, lo recuerda. Cuando recogió la daga, el pequeño traidor se la había colgado del cinturón. Pero este ni siquiera lleva pantalón. Sin decir palabra, Bowen desenfunda su espada, atento a cualquier reacción. Después de todo, no son tan tontos como parecen.

Al verse descubierto, el impostor toma una rama encendida de la fogata y ataca con un alarido de guerra. No es rival para el soldado, quien lo abate de un solo tajo. Pero alrededor del improvisado campamento hay ahora un círculo de ojos brillantes y crueles.

Atacan los boggart. Con los reflejos de un veterano, Bowen mata a los dos primeros con un par de movimientos fluidos de su espada. Pero se siguen acercando.

Tres más se interponen entre él y Mika. Bowen reconoce la daga con empuñadura de hueso en las garras de uno de ellos, el que originalmente lo ayudó a cargar a Mika. Ese es el problema con los boggart. Todos se ven iguales. Otro trae un mazo descomunal. Tal vez sea el líder.

El líder de la banda blande su mazo en círculos sobre su cabeza, para tomar impulso, pero falla el golpe dirigido al cráneo de Bowen. No puede detener su movimiento a tiempo y, despreocupadamente, golpea con él en el pecho a su compañero que tiene a la izquierda, el cual, sorprendido y sin aliento, cae en la fogata con un alarido de dolor, esparciendo las brasas y avivando el fuego con sus ropas secas. A la luz del nuevo resplandor, Bowen ve impotente cómo media docena más caen sobre Mika, quien, sin quejarse siquiera, desaparece de su vista. Afortunadamente, el crujido del cuerpo sobre las brasas y los gruñidos de los que están por atacarlo casi logran ahogar el sonido de los boggart masticando y quebrando huesos. Tratando de desviar su atención e intentando cerrarse a los últimos vestigios del lazo mental que todavía lo unen con su hermano, alcanza a degollar al más temerario con un golpe de izquierda a derecha. Sin detener el movimiento de la espada, la empuña ahora con las dos manos, dándole un mayor impulso en un revés descendente y partiendo a otro enemigo desde la clavícula hasta el otro lado del pecho. No tiene tiempo de recuperar el aliento, porque llegan cuatro más.

Da la espalda a la fogata, utilizándola para cubrir su retaguardia. Error. Un boggart, los ojos inyectados de sangre y ciego al peligro, brinca sobre las flamas. Bowen lo alcanza a ver con el rabillo del ojo y, en un movimiento fluido, suelta su espada y gira sobre sí mismo, sujetándolo de las grandes orejas, aprovechando su mismo impulso. Continúa con su giro, dando una vuelta completa de derecha a izquierda, manteniendo a raya a los demás atacantes. Al completar el movimiento circular, suelta al boggart sobre la fogata, utilizando el mismo giro para salir proyectado en la dirección opuesta, dándole con la cabeza a un oponente muy sorprendido por la maniobra y escuchando con satisfacción un crunch al romperle la nariz y la mandíbula. Bien. Todavía quedan cuatro.

Repentinamente, se siente un temblor muy fuerte, que hace que sus contrincantes caigan al suelo. Bowen apenas se estaba levantando, así que logra aprovechar el desconcierto de sus adversarios para robar un escudo de uno de los cuerpos. Aunque no se lo puede ceñir al brazo, lo pone entre él y sus adversarios mientras tienta con la otra mano el suelo, en busca de un arma. Sus dedos se cierran alrededor de la empuñadura de una espada enemiga. Con alivio, la levanta a la altura de sus ojos, desafiando a sus enemigos a acercarse. Escucha sus risas, burlonas. Se da cuenta de que recogió una espada con la hoja partida un palmo por arriba de la empuñadura. No importa. Lo que cuenta es que sigue vivo y que tiene todavía una oportunidad. El líder sonríe vorazmente, acentuando con ese gesto un tatuaje tribal que tiene en la frente y le desciende por la nariz. Con un brillo malicioso en los ojos, vuelve a blandir su mazo y da una señal a los demás de que avancen sobre el soldado.

El suelo se vuelve a estremecer, ahora agitándose como si fuera un barco atrapado entre dos corrientes. Bowen pierde el equilibrio y, para no caer, se sujeta de un arbusto con la mano que aferraba el escudo robado. Esa distracción la aprovechan dos boggart para brincar enfurecidos, apoyándose en los cuerpos de dos de los caídos para alcanzar una altura mayor y tener la ventaja sobre él. El veterano, con la experiencia de cien batallas, recibe al de la derecha con la espada rota, haciéndole perder el impulso y la cabeza, mientras suelta el arbusto y gira al otro lado para recibir a su nuevo contrincante con un sólido puñetazo… que no alcanza a conectar, porque el escurridizo bastardo se retuerce desesperadamente tratando de ganarle la iniciativa al soldado. En lugar del sólido golpe que esperaba conectar, Bowen siente unas quijadas cerrándose sobre la parte externa de su mano. Se escucha un crujido húmedo cuando los afilados colmillos le cercenan dos dedos. De un tirón, logra sacudírselo de encima y dar un paso atrás, mientras se concentra en no gritar. Ya habrá tiempo para lamentarse después.

En lugar de aprovechar la situación, los boggart se quedan paralizados, con una expresión de desconcierto. El líder deja caer su mazo a su costado, toda idea de atacar olvidada. Bowen, con un terrible escalofrío recorriéndole la espalda, voltea hacia atrás de su hombro…

…y alcanza a ver, sobrecogido de terror, algo que parece una mano colosal que se levanta de entre las sombras y, en un movimiento tan inevitable como el derrumbe de una montaña, cae con un estruendo sobre la fogata y todo lo que estaba a su alrededor.

*

El gigante apaga la molesta fogata que tenía en la espalda, mientras lentamente se despereza y termina de aplastar y sacudirse las molestas criaturitas que tenía ahí, incomodándolo.

Con un pensamiento tan lento como el crecer de la hierba, el gigante se dispone a buscar otra aldea para dejarse caer sobre ella a dormir…

*



A veces, los cuentos no son contados por grandes narradores alrededor de una fogata, sino por las pálidas víctimas o los testigos ocultos, temblorosos después de cerrar la puerta de su casa.

Sunday, June 1, 2008

Pensamientos aleatorios

Triste. Y muy solo.

"Is there anybody going to listen to my story...?" - Girl, The Beatles.

Vi una película. Things we lost in the fire. Bravo por Benicio del Toro. Ahí dicen algo muy importante: "Accept the Good". Debes ser capaz de reconocer cuando algo bueno te llega y aceptarlo. Pero, ¿y si no llega todavía? Tal vez es todavía más importante darte cuenta de que no va a llegar e irte a otro lado a buscar. En algún lado tiene que pasar algo bueno.

Lo peor de la vida no es que no sea justa. Eso todo el mundo lo sabe, aunque no quiera aceptarlo. Más bien, saber que la vida no es justa y que te tocó estar del otro lado, del fucked up. Eso no evita que sigas buscando algo mejor, pero sí lo hace más difícil. Y tan cansado...

La soledad es muy fuerte. La gente puede regresar con alguien que odia, o simplemente no alejarse de esa persona nunca, simplemente por no estar solo. O estar donde no quiere estar, por miedo al cambio. That's so sad. And pathetic. And real.

"La tristeza aquí no tiene lugar, cuando lo triste es vivir" - Duncan Dhu

Tu destino es el que tú mismo te forjas. Y aprendemos mejor de nuestros propios errores. Pero si tienes que volver a empezar una y otra y otra vez lo único que se vuelve más sencillo es que cada vez tienes que cargar con menos cosas. Y cuando llegas al final y te das cuenta que estás cargando solamente con un saco vacío, entonces, ¿qué?

Hoy no hubo nada entretenido en esta columna, pero no lo escribí por ti. Es más, ni siquiera lo escribí por mí. Simplemente lo escribí, con ideas incompletas, sin adornar, como una especie de respiración profunda, para lo que sea que venga después.

Y no pienso explicar más nada de esto. Ya dije lo que tenía que decir al respecto.

Friday, May 30, 2008

Pimp-o-Matic

Escena clásica de película: La dama de la vida galante fácilmente reconocible por su escasa pero escandalosa vestimenta y su maquillaje exagerado entra del brazo de un "caballero" desesperado por compañía a un discreto hotel de paso. Afuera, a la luz de un farol, los vigila un personaje de vestir impecable pero de estilo estrafalario, mientras prende su cigarro. El rostro oculto por su sombrero, únicamente se alcanza a ver la brillante brasa naranja, seguida por el humo que exhala lentamente y se disipa hacia arriba, tratando de disolverse en el cielo urbano. Los dedos y sus inseparables anillos de oro alisan el nudo la corbata. Es sólo una noche de trabajo más. El pimp espera a su protegida.


En caso de ser necesaria, una definición de pimp (o proxeneta o padrote) es:

*ejem*... (Del lat. proxenēta, y este del gr. προξενητής).

1. com. Persona que obtiene beneficios de la prostitución de otra persona.


¿Alguna vez se han preguntado dónde rayos compran su ropa los pimps? Es de lo más cliché ver a un pimp vestido con su traje morado, zapatos y sombrero morados incluidos, o con un traje de rayas verticales blancas y negras. O, peor aún, ¡amarillas y negras! O de cuadritos. Por supuesto, los zapatos del mismo color que el saco o el sombrero.

Yo creía que era algo que sólo se veía en Hollywood o Nueva York. O que, de plano, sólo lo encontrabas en las películas. Pues bien, aquí está la muestra de que cualquiera puede conseguir esa ropa, si sabe dónde buscar.

Por supuesto que esos establecimientos no se llaman Pimp-o-Matic, Pimps-R-Us o Pimp Your Style. Más bien tienen nombres como The Italian Warehouse y Elegance.

Pero ahora sí puedo decir: "¡Yo lo vi! ¡Yo estuve ahí!"

Friday, May 9, 2008

Portishead. Machine Gun



Perdonen ustedes, pero estoy en etapa Portishead.

Me encontré este video. Está increíble. Casi como en Coachella.


saw the savior,
and the savior come my way
I thought I'd see i
In the cold light of day

but now i realize, that I'm only for me
if only i could see, return myself to me,
and recognize the poison in my heart
there is no other place, no one else i face

the remedy will break with how i feel


here am I reflecting
what more can I say
for I am guilty
for the voice that I have made
too scared to sacrifice a choice
chosen for me

if only I could see
return myself to me
and recognize the poison in my heart
there is no other place
no one else I face

the remedy will agree with how i feel


Como no quiero sonar repetitivo, favor de ver el post de abajo para toda referencia a Portishead.

Monday, May 5, 2008

Coachella 2008

(fotos pendientes de revelar - pero ya cambiaré mi cámara por una digital)

¿Coachella 2008 en dos palabras?

Fácil:

Portishead. Wow.


Guitarra ácida, de gemidos lentos y prolongados. Teclados de fondo, calmantes, agonizantes. Y Beth Gibbons, abrazada al micrófono, aferrándose a él más fuertemente que a su sufrimiento, que a un amante, que a su vida misma, pero insinuándonos que se soltaría en cualquier momento, dejándose ir y arrastrándonos con ella a donde quiera que su inmensa tristeza nos quisiera llevar.

Susurros convidados al micrófono, que fielmente nos estremecía, haciendo que nos olvidáramos de todo excepto del allí, del ahora, del azul de los reflectores, de esa noche increíble, toda alegría olvidada, ella y el micrófono fundiéndose en un alma desgarrada, convidándonos tan sólo un poco de su tristeza, pero lo suficiente para erizarnos la piel y hundirnos en ese mar de sentimientos.

…sí, sí, ya sé…

Seguramente estoy exagerando, ¿cierto?

Pero es que realmente fue algo inolvidable, uno de esos conciertos que vuelve fan al que era indiferente, y eterno admirador al que ya era fan. Y yo ya era fans (jejeje - ¡fans!)

Por supuesto que Coachella fue mucho más que sólo Portishead…

(Ja. Como si se pudiera decir: “…que sólo Portishead”)

Pero, en fin. Roger Waters también estuvo increíble. Tal vez no me impactó tanto porque ya había visto ese mismo espectáculo cuando lo llevó a México, pero hubo un par de momentos en que envolvía al público de tal manera que, entre el cerdo volador, las luces, la cadencia de la música (Sheep, del Animals), el fuego, ya no sabías hacia dónde dirigir tu atención.

Más momentos memorables: la vibra de Café Tacvba (y el muy mal inglés de Juan/Cosme/Gallo Gas/Rita Cantalagua/Rubén/o como sea que se quiera llamar), que fue a Coachella a cantarle a los mexicanos y no a los gringos; Hot Chip, gran descubrimiento; Flogging Molly, con su divertido toque de rock irlandés; Perry Farrell, siempre un favorito, con o sin Jane’s Addiction; Gogol Bordello, una mezcla de gitanos, piratas y ruido callejero; Metric, rock indie perfecto para bailar. ¡Ah! Y los ventiladores que rociaban agua. Y las esculturas de flores gigantes que también soltaban una brisa empapadora y refrescante. Y dos trailers reales, copulando en el aire como dos libélulas. Y la gente que se metió a una escultura de luces (nosotros incluidos), pero no para destruirla, sino para acostarse debajo de ella y estar dentro del juego de miles de lucecitas cambiantes y danzantes. Y los raspados de limón quita-sed. ¡Y los amigos, claro!

Y no tan memorables, pero bastante buenos: la guitarra buenaondita de Jack Johnson; el ritmo de Pendulum y de Fatboy Slim, que ya es un señor de pelo blanco pero con toda la actitud; las mezclas de 120 Days; los clásicos Kraftwerk; Austin TV, que se oían realmente bien con el sonido del escenario principal y salieron vestidos de árboles; el sonido indie de Stars; las francesitas de Plasticines; Jack White y sus Raconteurs, con algunos problemas de sonido.

Lo que no estuvo tan bueno: las botellitas de agua de 2 dólares (que, a 38 grados y bajo el sol, ni modo de no tomar) y las cervezas de a $7 y las margaritas ácidas de $9 y los jochos de $7. La gente tan apretada para ver a M.I.A., I’m from Barcelona y MGMT. Los pies cansados negándose a llevarte hasta el coche después de 13 hrs diarias de bailar, brincar y caminar en Converse. Perder a tus amigos entre 60mil gentes – pero sin mayores consecuencias. Prince – demasiado diva y demasiado gringo para nuestro gusto. El desayuno del hotel – pero, ¿qué esperábamos, si estaba incluido?

Aunque hay quienes van a Coachella sólo porque está de moda y todo el mundo va, es algo que realmente vale la pena. Y pienso volver el próximo año. Así que, háblenme y vamos a Coachella.

Saturday, April 19, 2008

Hace casi un año...

ABRIL 27, 07. COACHELLA!

La verdad, yo ni quería ir al festival ése, pero me convencieron. "Vamos, va a estar increíble. Tocan bla, bla y bla, etc, etc, etc" Al final, muy predeciblemente, me cancelaron casi de última hora y acabe yendo solo - por qué siempre me pasa lo mismo? Pero bueno, no me arrepiento (más que de haber perdido la lana del otro boleto, pero qué se le va a hacer).

Para no hacer el cuento preliminar muy largo, salí de Los Angeles como a las 11 am del viernes que empezaba el concierto, hacia Indio, California, que resultó que estaba bastante más lejos de lo que creía - unas dos horas y pico. Bendito sean Google y sus indicaciones. Ya en Indio (que está en medio del desierto de California - o de Colorado, pero en California) nomás fue cuestión de seguir los letreros de "Coachella Free Event Parking", hasta llegar a un semáforo con mucho, mucho tráfico. Onda Periférico durante la construcción del segundo piso.

Me tardé como una hora en avanzar las 3 o 4 cuadras que eran hasta el estacionamiento. ¡Qué barbaridad! Nunca había visto tantos coches estacionados juntos. Y eso, considerando Periférico en hora pico (el mayor estacionamiento del mundo) o el estadio Azteca en el concierto de U2 (y es que al Azteca la mayoría llega caminando o en transporte público). Total, pensé: "Voy primero a recoger mis boletos y luego regreso al coche a comer algo de lo que traje, porque ya conozco lo mala que es la comida que venden en los conciertos".

Qué envidia haber tenido pase de prensa. Yo, como todo fan Región 4 de Coachella, tuve que comprar mis boletos con la opción de Will Call, lo cual implicó formarme en una fila de unas mil personas para recogerlos, bajo el rayo de sol del desierto. De vez en cuando unos tipos del personal del concierto se daban una vuelta por la fila repartiendo agua gratis y también llegaba un camión-pipa a regar con el chorro de agua para el que quisiera ir y meterse para refrescarse. Después de ¡¡TRES HORAS Y MEDIA!! una chava que acababa de conocer (¿Monse?) de un grupo de gente de Guadalajara se coló hasta adelante en la fila y me metió, para ahorrarme esa última media hora de deshidratamiento total (a pesar del agua gratis). Primero, yo los metí a la fila y terminaron metiéndome ellos a mí. Para demostrar que todo puede pasar cuando hay mexicanos de por medio.

Como no pude revender mi boleto extra del viernes (los revendedores no te daban más de 20 dlls por el, mientras que los vendían en 125) me resigné y me metí cuando empezaron los Arctic Monkeys. Buenísimos. Aunque el cantante se parezca mucho a Peter Parker (a Tobey MacGuire, no al de la película vieja). De ahí, a cambiar de escenario, donde Ron Jeremy (el actor porno) presentó a Peaches. Estuvo de lo más curioso. Pero no terminé de verla, porque ya había empezado otro grupo que realmente queria ver: The Jesus and Mary Chain. De camino hacia allá, me topé de frente con Paris Hilton, que estaba tomando fotos. Pero, como me cae tan mal, "la castigué con el latigo de mi desprecio", aunque más bien le hice el mismo caso que ella a mí: nada.

Al cantante de The Jesus and Mary Chain como que le faltó actitud (tenía demasiada pose de "Soy un superestrella y les estoy haciendo el favor de cantar para ustedes"), aunque Scarlett Johannson cantó "Just like honey" con ellos. El tipo ese tenía el ego tan arriba que, cuando ella subió, él la vió de arriba a abajo y dijo: "She'll have to do" (algo así como "Tendremos que conformarnos con ella"). Con todo y todo, a ella le salió bastante bien. Pero como que le daba pena, así que traía un sombrero cubriéndole la cara y no se movía. No entiendo como es posible que pueda desnudarse frente a una cámara de cine, para una película que va a ver más de un millón de personas, pero que le de pena cantar frente a unas 30,000. Qué raro.

Después había que cambiar otra vez de escenario, para ver a Jarvis Cocker, pero aproveché para darme una vuelta, y valió la pena. Coachella es un "Music and Arts Festival" y es cierto. Había muchas esculturas: algunas fijas, otras, móviles y hasta interactivas. Las que más me llamaron la atención fueron un tripié extraterrestre de La Guerra de los Mundos como de 15 metros de alto y una escultura dinámica de luces de colores que podía hacer que te quedaras horas y horas viendo sus diferentes diseños y "performances" que nunca se repetian y que más de una vez hicieron que la gente alrededor aplaudiera. - ¿Quién diablos le aplaude a una escultura? ... Ñoños.

De ahí, a ver a Interpol, Sonic Youth y BJORK!

Simplemente Bjork hizo que valiera la pena toda la espera. El escenario era sencillo, pero ella, descalza, lo compensaba con su energía tan peculiar y sus "Zink you! Zink you veree much!" y "Gracias!" Abrió con Earth Intruders, pero se llevó la noche con Army of Me, Hyperballad y Bachelorette. (Si no saben de qué hablo, vayan a Limewire y bájenlas).

Cuando terminó el concierto (como a la 1 am), para no quedarme atorado en el tráfico, preferí dormirme un rato en el coche. Abrí los ojos como a las 3 y emprendí el regreso a Los Angeles. Fue entonces cuando me di cuenta de que me había faltado imprimir las indicaciones para regresar. Aun así, el único problema que tuve fue una vuelta incorrecta al final, que me costó como media hora extra de recorrido. Pero conocí un poco de los bosques de California y una vista increíble desde arriba del Valle de San Fernando, envuelto en neblina al amanecer, casi como película de Miyazaki, así que no estuvo tan mal. Y, finalmente, como a las 6, llegué a dormir. Pero valió la pena.

Vayan a Coachella!!!

Saturday, March 29, 2008

Y ahora, un relato...

- “El reflejo es verdadero. Eres tú quien está distorsionado.”

Mika se sobresaltó al escuchar a su hermano. Aún así, no desvió la vista de su imagen en el espejo. Algo era diferente. Aunque no podía decir exactamente qué, había cierto no-sé-qué que le resultaba desconcertantemente poco familiar. Le intrigaba ser el único que no lo pudiera ver. ¡Él mismo!

Ander volvió a interrumpir sus pensamientos.

- “Podrías intentar aplastar a un hada. Se supone que no lo puedes ver. Deja de perder tu tiempo contemplándote.”

- “Sí, sé que es imposible,” - respondió Mika, “pero no puedes culparme por intentarlo.”

Sonriendo, Ander ayudó a su hermano menor a terminar de ponerse el atuendo formal para la ceremonia del nombramiento.

- “Pero recuerda que no hay nada de qué preocuparse" - trató de tranquilizarlo Ander. "La llama de un guerrero nunca se extingue. Y, aunque así fuera, no podrías saberlo. No tú, por lo menos.”

Aunque trataba de irradiar la serenidad que su mayor experiencia le confería, Mika no podía negar que se sentía un poco inquieto. Pero, después de todo, era de esperarse. Finalmente había llegado el día del último ritual. Y su hermano había sido el elegido por el consejo del Clachán, hace ya un año. La formalidad de la ceremonia requería compostura. Pero su corazón siempre albergaría esa pequeña duda. Y, por supuesto, parte de esa incertidumbre la percibía Mika, aunque como probablemente seguía un poco distante, era lógico pensar que la confundiría con su propio nerviosismo.

A veces, Ander se preguntaba cómo sería vivir como los Merrow o como los Elfos, sin compartir las emociones o los sentimientos de los demás e incluso poder ocultarle sus temores a su hermano. Seguramente sería como estar completamente solo dentro de uno mismo. “Qué triste debe ser poder aislarse así y no llegar a soñar los sueños de los demás,” pensó. Además, una voz no es más que un guijarro para el resto del mundo. Miles de voces al unísono son una avalancha. Y eso es lo que somos los kithkin…

-“¿Y cómo puedes estar seguro de que sigo siendo yo mismo?” Esta vez fue Mika quien lo sacó de su contemplación. “Es extraño verte en el espejo y no saber si eres tú quien te regresa la mirada.”

- “Sé cómo te sientes, Mika…”

- “¡Claro que no puedes saberlo!” – explotó Mika. “¡No hay nada más perturbador que cruzar espadas con algo que se ve exactamente como tú! ¿Cómo sabes que el que murió en el duelo fue el cambiaformas y no yo? Después de haberlo sentido entrar en mi mente, hay momentos en que ni yo mismo lo sé.” Su voz bajó de intensidad, hasta convertirse en un susurro. “Fue entonces que me di cuenta de que no todos nuestros pensamientos son transparentes para el clachán. Pensamientos oscuros nacen y latigan en la mente, tratando de salir volando.”

Mika permaneció unos momentos perdido en sus pensamientos, con la mirada fija, pero sin ver, reviviendo seguramente los eventos pasados. Cuando volvió a hablar, fue con un hilo de voz…

- “En el momento de mi muerte, tuve una visión del mundo, oscuro y aterrador. Quise esconderme en el meandro más profundo, pero la luz me trajo de vuelta...”

- “Pero no te preocupes, hermano,” – continuó Mika, con una voz mucho más firme y repuesta. “Recuerda lo que decía el viejo Cenn… Hay todo tipo de fortalezas, pero si tienes fortaleza de alma, el resto vendrá.”

Ante esto, Ander se limitó a terminar de ajustar los últimos broches del uniforme de Mika, quien estaba a punto de ser nombrado como el nuevo embajador ante Oona, Reina de las Hadas. Pero, de haber sabido las pruebas por las que tendría que pasar, tal vez no le hubiera permitido a su hermano ofrecerse para ocupar el puesto. La purificación de la mente. La búsqueda y la cacería. Y, sobre todo, el duelo contra el cambiaformas.

Ahora sólo faltaba la última prueba, durante la ceremonia misma. Y no podía estar presente nadie más, porque en ella la misma Oona, desde su palacio, entraría en los sueños de Mika, aceptándolo como embajador o rechazándolo definitivamente.

Con una última mirada de aliento y una mano en el hombro de su hermano, Ander se despidió de su hermano afuera del salón de ceremonias, sin palabras. Con el lazo mental que los unía, las palabras no eran necesarias para expresar sus sentimientos.

Mientras lo veía alejarse por el largo pasillo, flanqueado por dos guardias, Ander pensaba en la prueba en la que no podría estar presente para ayudar a su hermano.

“¿Y si los sueños no son exclusivos de quienes duermen? ¿Y si, sin saberlo, también estamos soñando mientras estamos despiertos? Todo lo que nuestros sentidos nos dicen podría estar ahogando esos sueños, mucho más débiles que la realidad a nuestro alrededor. Eso explicaría las alucinaciones de los borrachos, los delirantes y los locos, para quienes los sentidos se pierden en los límites de la realidad.”

¡De ser así, Mika podría estar en peligro durante el ritual! Las hadas son especialistas en ilusiones, engaños… y sueños. Los sueños son tentadores porque en ellos uno es poderoso. Los sueños son peligrosos porque ese poder es mentira.

No podía quedarse ahí, sin hacer nada. Tenía que advertir a su hermano.

Pero había algo extraño con los guardianes de la ceremonia. Estaba seguro de que no eran los guardias kithkin que aparentaban ser. Por un lado, nunca los había visto antes. Además, no podía sentirlos con el pensamiento. Aun cuando fueran miembros de otro clachán, debería compartir con ellos el lazo mental. No, no eran lo que aparentaban. Pero, ¿qué otra cosa se podría esperar de los enviados del reino de las hadas? Tenía que ser muy cuidadoso. Cuanto mejor vestida esté una ilusión, más indecente será su forma desnuda.

Una vez pasado ese obstáculo, entre los dos se las arreglarían para pasar la prueba. Las reglas decían que el solicitante no podría ayudarse más que con sus propios recursos. Pero, ¿qué no el lazo mental de los kithkin formaba parte de su ser? Y, ¿qué mejor manera de representar ese lazo que el vínculo con su hermano? Les habían enseñado que es parte de la naturaleza de las almas arder más fuertemente juntas que separadas y era hora de ponerlo a prueba.

“Todos los seres llevan el fuego en su interior. El desafío es liberarlo antes de desaparecer en el olvido” – recordó Ander, de una de sus lecciones con su maestra Illulia. “Parece que finalmente llegó el momento de liberar el mío.”

Si aún así juntos no lo lograban, tal vez era porque no estaban destinados a hacerlo. Después de todo, todas las historias, hasta los cuentos de hadas, terminan.

Empuñando su espada y con una sonrisa de determinación en los labios, Ander se dirigió a paso firme hacia los guardias y hacia su hermano…

Mi índice de diferencialidad

Tuve que cruzar la frontera a pie y fue una verdadera lata. Pero, sorprendentemente, todo salió bien. Resultó que la mejor opción fue, definitivamente, tomar el camión que te lleva del aeropuerto de Tijuana a la frontera con San Diego. La cola para cruzar estaba mil kilométrica (o sea, de mil km), pero el camión se la saltó casi toda... y aun así nos tardamos como una hora, pero nos dejó directamente en la garita, hasta adelante de otras mil ochomil personas que querían cruzar. Peor que el Toreo o el Metro Hidalgo en hora pico. También fue buena idea ir disfrazado de gente normal. El de inmigración sólo dijo:

- "Next."
- (le doy mis papeles)
- "Where are you going?"
- "St. Louis, Missouri."
- "Go ahead."

¡Y ya!

Pero, para este entonces, ya eran las 3 de la tarde y mi avion salía a las 4.20. ¡Oh, cielos!

Tons, a tomar el trolley (que es como un trenecito que se va agarrando de unos cables) al centro de San Diego, luego un camión al aeropuerto y... ¡corre, corre! Yo estaba seguro que ya todo había valido, porque los vuelos se cierran entre una hora y media hora antes de salir. De hecho, ya estaba resignado a pasar el resto del día y toda la noche en el aeropuerto.

Llego al mostrador de USAirways al cuarto para las cuatro, y el tipo me pregunta...

- "¿Tiene reservación?"
- "No, pero quiero tomar el vuelo de las 4.20 a St. Louis, Missouri."
- "Ya están abordando, pero déjeme ver... "
- (dos minutos después) "Tiene suerte, pero corra, que ya están abordando."

Para hacerla todavía más de emoción, resulta que todos los boletos comprados a última hora son sujetos a revisión, así que checaron todas mis cosas, en lo que yo tomaba aire para alcanzar al avión. Pero todo salió bien y, después de una escala en Phoenix (donde aproveché para comprar una playera del Superbowl) llegué a St. Louis a las 11 de la noche. Mario pasó por mí como hora y media después y ya.

Mi índice de diferencialidad sigue en aumento. Esto es, cuando las cosas se ven diferentes y uno tiene que acostumbrarse a ellas, es porque su índice de diferencialidad es mayor al que estabas acostumbrado. Ahora, cuando TODO es COMPLETAMENTE diferente, pues el índice se va a las nubes (que, de hecho, también pueden ser diferentes, como en las Floridas). En mi caso, pasé de vivir en México a las palmeras, calor y cielos inmensos de West Palm Beach, Florida, para después estar comiendo cocteles de mariscos en el solecito en Ensenada y al día siguiente, viendo el SuperBowl enmedio de las colinas nevadas de Missouri. Para mí, eso califica como un índice de diferencialidad casi absoluto. Pero, en fin, habrá que acostumbrarse.