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El peor día de mi vida

El 19 de septiembre de 1985 fue el peor día de mi vida. Mis recuerdos de ese día están ligados a una lluvia muy fuerte de la noche anter...

Sunday, July 4, 2010

Día 5

España vs. Paraguay.
Me desperté muy tarde, así que no tuve tiempo de hacer mucho. Ayer desayuné fish and chips – algo también muy típico de acá – pero hoy quise seguir probando los pays: otro de carne con riñones (nada de gatitos esta vez) y uno de carne a la pimienta. Di una vuelta por un centro comercial pequeño que hay por acá, con un supermercado. Siempre que estoy en otro país me gusta ver qué cosas se venden ahí: qué productos también hay en México y cuáles son completamente diferentes. Siendo Sudáfrica, hay cosas todavía más diferentes, aunque no tantas como podría parecer. Hoy no tengo mucho tiempo de escoger, pero mañana voy a llevarme algunas de las que se ven más interesantes.

Regresé al hostal para salir a ver Argentina vs. Alemania. Hoy en la mañana se fueron Nish y Alan, así que sólo quedamos las niñas de Estados Unidos y yo. El casino de ayer no fue un gran hit con nosotros, así que decidimos ir mejor al Fan Fest de Newtown que, además, quedaba de camino al estadio Ellis Park. No había combis para allá, así que, para no pagar los 200 rand que cobraría un taxi (unos 320 pesos), pagamos R100 para que una combi nos llevara directamente. Resulta que casi no había gente en la explanada del Fan Fest, por lo que entramos a un restaurante que nos recomendaron para ver ahí el partido – además de que empezaba a hacer frío.

Siempre he dicho que me gusta probar lo más típico de cada lugar, así que en este caso pedí Mogudu, que resultó ser pancita de res (que es negra del lado rasposito) en una salsa verde espesa. Eso sí, acompañada de un plato con una porción de cada una de calabaza (de la naranja), frijoles con no-sé-qué y espinacas. Si no contamos la textura de la pancita (que nunca me ha gustado), todo estuvo bastante bueno.

Cuando terminó (Arg 0-4 Ale) – y después de pintarnos con los colores de España – descubrimos que no había transporte público hacia el estadio. A estas alturas, eso no era nada sorprendente. Conseguimos el número de unos taxis, una policía muy amable nos ayudó y nos fuimos para allá. Yo todavía tenía que conseguir mi boleto.

Me habían dicho que Newtown quedaba lo suficientemente cerca de Ellis Park para llegar caminando, lo cual era cierto. El problema es que había que atravesar el centro de Johannesburgo. Cuando los blancos se mudaron hacia las afueras de la ciudad, los negros ocuparon el espacio que había quedado libre. Como resultado, ahora el centro es uno de los lugares más inseguros de la ciudad, un barrio muy parecido a la Lagunilla. No es un lugar por donde quieras caminar de noche, mucho menos destacando como turista. Eso sí, los R150 que nos cobró el taxi por llevarnos 10 cuadras me parecieron demasiado, aún para los estándares caros del mundial (y eso que regateamos para que nos bajaran el precio de los R200 que nos querían cobrar originalmente).

Definitivo: el dinero destinado a cualquier souvenir que pudiera haber llevado de regreso se ha ido completamente en taxis. Además, TODO EL MUNDO me dijo “Anda, tráeme algo de allá; aunque sea algo chiquito, que no cueste mucho (vuvuzelas, pins, imanes para el refri, bufandas, etc.). Es más, te doy dinero”. Bueno, las noticias son que, durante el mundial, cualquier recuerdo cuesta, por lo menos, R50-60 (unos $80-100). Multiplicado por 20 encargos (por lo menos), nomás no es negocio. Y, por supuesto, nadie me dio ni un peso. Entonces, con la pena. Son taxis o souvenirs. No es que no quiera regalarles algo a todos mis amigos. Es más, a mí me gustaría que me llevaran algo cuando alguien regresa de un viaje, porque eso significa que se acordaron de mí. Pero no es que no me acuerde. Al contrario, pero no pienso caminar 10-15km para ir a donde sea.

Terminado este paréntesis quejoso, les cuento que llegamos a Ellis Park. A diferencia de Soccer City, es un estadio viejo, en medio de la ciudad. Eso sí, está en muy buen estado La verdad, fue bastante sencillo conseguir mi boleto y no salió tan caro como pensaba. Otra cosa que vale la pena remarcar es la poca seguridad para entrar al estadio. Llevaba mi back pack, con una chamarra (hace mucho frío durante el partido) y la cámara, pero fácilmente pude haber metido comida, botellas, armas, explosivos, un puercoespín, o realmente cualquier cosa.

El partido ya lo vieron (España 1-0 Paraguay), así que para qué se los cuento. Mi asiento estaba abajo, a unos 15 m de la portería donde entró el gol de Villa, por lo que veía perfectamente. Como ayer, todo el estadio apoyaba prácticamente a un solo equipo. En esta ocasión, por supuesto, era a España. Y hay que ver cómo celebraron los españoles (y todos los que no eran españoles, pero les gustaba brincar, cantar y gritar con ellos) a la salida del estadio.

Después de eso, uno de los grandes misterios del mundial, semejante al de la santísima trinidad o al de cuántas chupadas se necesitan para llegar el centro de una Tutsi Pop: ¿Cómo pueden 50mil personas salir al mismo tiempo del estadio y, después de dos cuadras de estar caminando, desaparecer? Sobre todo, si no hay camiones o taxis alrededor. ¿A dónde van? ¿Y cómo lo hacen? Nos costó mucho trabajo (y R200, no regateables) conseguir taxi y regresar al hostal.

Bueno, en fin. Mañana no hay partido, así que será un domingo tranquilo. Tal vez pueda encontrar algún lugar donde pueda usar mi lap para conectarme. O tal vez no. Nunca se sabe.

1 comment:

FerGil said...

Bueno, el asunto "souvenir vs. taxi" era de esperarse, jejeje. Ni pex. Me conformo con la estupenda reseña.